Este viernes, la Alcaldía de Yumbo informó que barristas del América y el Deportivo Cali se enfrentaron violentamente en la noche del jueves 27 de abril, dejando así a varias personas heridas, entre ellas, menores de edad.
Así entonces, el alcalde de este municipio, Jhon Jairo Santamaría, contó en entrevista a Blu Radio que fue contratado un bus para transportar a los seguidores del equipo azucarero.
El vehículo venía del estadio Palmaseca y llegó hasta el parque Uribe, donde habitualmente están los hinchas del América.
“El bus parece que tropezó a unos motociclistas que había allí y en ese momento fue donde empezó todo el enfrentamiento”, precisó Santamaría.
Por lo anterior, el alcalde también señaló que se están adelantando las investigaciones pertinentes para identificar la empresa a la que pertenece el bus y el conductor, para así interponer una demanda en contra de ambos.
“Hay cuatro personas leves y hay una persona herida que fue remitida a la ciudad de Cali. Son heridas producto del enfrentamiento a machete”, agregó el mandatario de los yumbeños.
Por otro lado, cabe mencionar, que Santamaría convocó a un consejo de seguridad durante este viernes 28 de abril para definir medidas que tomarán para este puente festivo.
¿Qué pasa con las barras bravas en Colombia?
Este enfrentamiento en Yumbo, se suma a muchos otros en Colombia, donde los barristas han causado gran desorden en los últimos meses, empañando así, como dicen algunos hinchas, al deporte y a los equipos.
Un claro ejemplo de lo anterior, sucedió en Medellín, ante el clásico del Atlético Nacional y el América de Cali, pues el Atanasio Girardot fue testigo de un fuerte enfrentamiento que dejó grandes perdidas en el estadio, supuestamente provocado por las barras del equipo verdolaga, a quienes no les renovaron un contrato previo al partido con los diablos rojos.
Tras el hecho, en el que hubo cerca de 90 heridos, se conoció que Nacional otorgó en el 2022 beneficios económicos por $1.200 millones a los líderes de ‘Los del Sur’, les regalaba boletas, le pagaba a un grupo de aficionados para supuestamente mantener el control de la misma barra y contrataba viajes para llevarlos con el equipo a otros estadios.
Una situación que no es diferente en la gran mayoría de clubes del rentando colombiano, que han sostenido una suerte de ‘relación incestuosa’ con estas barras, las cuales han utilizado en momentos para presionar técnicos, aburrir jugadores, intimidar rivales u obligar a acabar un partido si esa decisión arbitral le otorga alguna ventaja deportiva al equipo.
Por eso es tan difícil, más allá de lo denunciado por el presidente de Atlético Nacional, Mauricio Navarro, que el directivo de algún otro equipo quiera referirse con nombre propio a esta situación que ocurre en el país, hace varios años, con las barras bravas.