Además de basurero, vertedero de aguas residuales, escombrera, colector de deshechos de mataderos ilegales de cerdos y caballos, receptor de residuos industriales y de ser una suerte de cementerio fluvial, también es el río Cauca, el segundo afluente más importante del país.
Desde que nace en la laguna del Buey, en el macizo colombiano, la mayor carga que debe arrastrar el río Cauca la encuentra a su paso por la capital del Valle y su área metropolitana, y el mayor impacto ambiental, aseguran los especialistas, lo sufre al deslizarse por la zona industrial de Yumbo.
Cerca de las 9:00 a.m. abordamos la lancha con personal de la Corporación Autónoma Regional del Valle (CVC), y no hace falta una gran experticia en temas ambientales para notar las heridas que se abren en el río Cauca en su paso por Cali y los municipios vecinos.
En algunas partes el Cauca parece que no corriera; luce más como un caldo que como una corriente de agua que da vida a gran variedad de peces, algunos de ellos considerados no aptos para el consumo humano.
Un río de múltiples olores y colores en el que es difícil identificar cuál de ellos esconde en su tonalidad la peor carga contaminante de entre aguas residuales o vertimientos industriales.
Las mayores amenazas que se ciñen sobre el Cauca, explica el director de la CVC, Marco Antonio Suárez, “provienen de vertimientos domésticos e industriales, deficiencias en el funcionamiento de la infraestructura de alcantarillado, tratamiento insuficiente de las aguas residuales, y procesos de sedimentación y erosión asociados a prácticas agrícolas inadecuadas”.
“Estos vertimientos le ocasionan una importante disminución en los niveles de oxígeno disuelto en este tramo. Afortunadamente, estos niveles se recuperan aguas abajo, pero hay que resaltar que solo la carga contaminante de Cali corresponde a casi el 50% del total que afecta al río”, explica Suárez.
A lado y lado del río, y durante el recorrido, aparecen curiosamente tasas de sanitario ancladas en la arena como un museo de material deshecho. Junto a ellas, lavamanos, muebles, neveras de icopor, colchones, armarios, gabinetes y espaldares de camas aguardan a que el río crezca y los lleve lejos del Valle.
La Personería de Cali recibió también hace poco una denuncia sobre contaminación provocada por la Ptar de Cañaveralejo. “Vamos a hacer una inspección para tener en claro qué es lo que está pasando en la Ptar y cómo se está trabajando; si hay alguna situación que requiera que le exija al gerente de Emcali, doctor Roger Mina, pues no me voy a ahorrar ningún esfuerzo”, indicó el personero Gerardo Mendoza.
Cómplice obligado
En límites entre Cali y Yumbo, en el punto exacto donde desemboca el río Cali, la escena es dantesca. Decenas de gallinazos aguardan la llegada de material biológico putrefacto para hacer su festín en un lugar que tiene una enorme escombrera como fondo. En el montículo una camioneta Chana descarga lo que le queda directamente a la desembocadura del río Cali y el Cauca, su hermano mayor, arrastra lo que puede.
No son pocos los lugares en los que la margen del río Cauca son enormes montañas de basura y escombros que van quedando lavadas con las crecientes. Pero el nivel bajo del río deja ver hoy parte de sus entrañas y de los secretos que le han encomendado.
En la zona industrial de Yumbo sale a flote una especie de ventosas donde un tubo a más de tres metros de profundidad descarga desechos industriales que es imposible percibir en las condiciones normales del río. Nadie sabe el liquido que expulsa.
Solo unos metros antes llegaba desde Palmira un tubo desagüe con un líquido rojo que tiñe de color la ribera del río. Una hora después, de regreso hacia Cali, el mismo tubo desprende un agua de color verde olivo y el olor a producto químico viste el ambiente.
De acuerdo con la CVC, en los últimos cuatro años se han realizado 36 procesos sancionatorios a personas y empresas por daños al río Cauca y por faltas como la ocupación indebida de la franja forestal, vertimientos no autorizados y emisiones atmosféricas.
Pero no son solo basuras y desagües lo que evacúa el Cauca. El nivel bajo del río dejó al descubierto también hace unos días parte de la actividad delincuencial que ocurre por el afluente.
Durante un recorrido de vigilancia de la Alcaldía de Yumbo, la Personería de Cali y la CVC, se encontraron restos óseos de caballos que habrían sido sacrificados para el comercio ilegal de carne y una distribuidora, al parecer ilegal, de pipas con gas propano.
“Este hallazgo deja entrever que la zona del río Cauca, específicamente en lo que corresponde a las comunas 5 y 6 de Cali se está convirtiendo en lugar de sacrificio de animales que requiere la intervención del Estado y sobre todo de nosotros como personería distrital de Santiago de Cali”, indicó el personero Gerardo Mendoza.
Pero lo que más preocupó fue el hallazgo, indicó el alcalde de Yumbo, Édgar Alexánder Ruiz, “de lo que al parecer sería un lugar de tortura y asesinato de personas al borde del río”, luego de encontrar una edificación con orificios de bala, sillas con amarras y restos de sangre y carne en las paredes y el techo del bien inmueble.
Las estrategias para rescatarlo
Descontaminar las aguas y el margen del río Cauca se ha convertido en los últimos años en uno de los mayores objetivos para la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC).
Como parte de esa iniciativa se ha creado un plan que incluye la construcción de once Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales o Ptar de las que ya han sido entregadas cinco en algunos de los municipios que generaban mayor contaminación.
La mayor dificultad que ha enfrentado la entidad para hacer valer la decisión judicial que avala al río Cauca como sujeto de derechos, explica en director general de la CVC, Marco Antonio Suárez, ha sido lograr, en el marco del modelo de gobernanza, la cooperación interinstitucional e intersectorial que se requiere para avanzar en todos los proyectos y actividades que son requeridos para la recuperación ambiental del río Cauca.
“Un buen referente que tiene la región es la Plataforma Colaborativa del río Cauca, allí están condensados todos los esfuerzos de instituciones públicas, privadas y sociedad civil, para atender la cuenca alta del río Cauca, pero se requiere más inversión y por supuesto conciencia; la inversión no puede recaer solo en la CVC que, por mencionar un dato, está invirtiendo solo en el componente de saneamiento ambiental más de $700.000 millones para darle oxígeno al río Cauca y otras fuentes hídricas”, dice el director de la CVC.
Recuerda Suárez que recientemente fue entregada la planta de tratamiento de Buga “que es considerada la más grande construida para ciudades intermedias en todo el país. En este momento somos líderes en saneamiento como lo reconocieron en el último Congreso Nacional de la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Públicos y Comunicaciones, Andesco”.
La construcción de las plantas de tratamiento se vienen realizando en el departamento desde el año 2020 y hacen parte de la misión institucional de la CVC como mayor autoridad ambiental del Valle del Cauca. Ya en años anteriores se apoyó la construcción de otras Ptar en municipios como Tuluá y Río Frio, cuyas aguas impactaban también directamente al río Cauca.
Como parte también de una solución a la crisis ambiental del afluente, se trabaja también en actividades orientadas a restaurar los ecosistemas degradados y promover un manejo sostenible de los recursos hídricos con la formulación de Planes de Ordenación y Manejo de Cuencas Hidrográficas (Pomcas) para la reforestación, restauración ecológica y la conservación de humedales.
Igualmente, realizando control de vertimientos, formulando los Planes de Ordenamiento del Recurso Hídrico y definiendo los objetivos de calidad del agua para el río Cauca y sus principales afluentes, entre otros, como la declaratoria de áreas protegidas y la educación y monitoreo ambiental a través de la patrulla fluvial y el barco escuela que recorre el río.
Medidas sancionatorias
También en el afán de proteger el río Cauca, la CVC ha realizado durante sus recorridos de control y vigilancia 35 procesos sancionatorios en los últimos cuatro años, de los cuales 29 corresponden a la ocupación indebida de la franja forestal protectora del río; otros 5 están relacionados con vertimientos no autorizados o ilegales y 1 más por emisiones atmosféricas.
Sin embargo, la mayor preocupación siguen siendo las aguas residuales domiciliarias no solo por la cantidad sino por la descarga permanente.
“Toda esa materia orgánica y sólidos suspendidos y disueltos, demandan una gran cantidad de oxígeno del río para su degradación generando déficit de oxígeno y alterando su dinámica natural como ecosistema”, explica el Director General de la CVC.
No obstante, destaca Marco Antonio Suárez, “el Cauca es un río resiliente”, que pese al daño que sufre a su paso por la capital del Valle y por la región, sus niveles de oxígeno se recuperan en gran medida aguas abajo.