Por Jorge Orozco / Reportero Gráfico de El País Cali

Los niños de Tenerife, están felices, porque algunos de ellos, han sido seleccionados para conocer el mar y podrán ver las ballenas jorobadas, que llegan al Pacífico para reproducirse, nadarán con las olas, sentirán el sabor salado del agua y correrán por grandes playas, como lo han visto en internet, así lo afirma Andrés Felipe Pulistar, un niño de 12 años, seleccionado para esta oportunidad gracias al amor e interés que a mostrado por el medio ambiente y la naturaleza.

Los niños de Tenerife, están felices, porque algunos de ellos, han sido seleccionados para conocer el inmenso mar y tal vez podrán ver las ballenas jorobadas, que llegan al Pacífico para reproducirse, jugarán con las olas, sentirán el sabor salado del agua y correrán por grandes playas, como lo han visto en internet, así lo afirma Andrés Felipe Pulistar, un niño de 12 años, muy alegre y extrovertido, seleccionado por el amor e interés con el medio ambiente. | Foto: El País

Andrés y 39 jóvenes más, residentes y nacidos en el corregimiento de Tenerife, jurisdicción del municipio de El Cerrito, en el departamento de Valle del Cauca, hacen parte de esa población joven que hoy construye paz, generando acciones que contribuyen a sus proyectos de vida generando nuevas habilidades para el cuidado del medio ambiente.

Cabe recordar que hace algunos años, los habitantes de Tenerife sufrieron el conflicto armado, las desapariciones forzadas, muertes selectivas y el desplazamiento de muchas familias a los ojos del estado.

Los niños de Tenerife, están felices, porque algunos de ellos, han sido seleccionados para conocer el inmenso mar y tal vez podrán ver las ballenas jorobadas, que llegan al Pacífico para reproducirse, jugarán con las olas, sentirán el sabor salado del agua y correrán por grandes playas, como lo han visto en internet, así lo afirma Andrés Felipe Pulistar, un niño de 12 años, muy alegre y extrovertido, seleccionado por el amor e interés con el medio ambiente. | Foto: El País

Este corregimiento también es conocido como “La Despensa del Valle”, esto gracias a que su población se dedica puntualmente a la agricultura, pero también se le conoce como uno de los lugares donde se encuentra ‘El Paraíso de las Palmas’, una reserva privada de la palma de cera, exclusiva de los Andes colombianos y elegido como símbolo nacional, un lugar eco turístico muy visitado en los últimos años y administrado por Edwin Muñoz, director de la Fundación Paraíso de las Palmas, quien ha luchado los últimos años por hacer realidad el sueño de muchos niños de esta olvidada región.

Así comienza esta aventura

Son las 5:00 a.m. y Andrés termina de tomar un café para el viaje; en el parque central de Tenerife, un transporte tipo “chiva” espera a los niños, niñas y algunos adultos que viajaran también para ayudar con el cuidado de los menores.

Los niños de Tenerife, están felices, porque algunos de ellos, han sido seleccionados para conocer el inmenso mar y tal vez podrán ver las ballenas jorobadas, que llegan al Pacífico para reproducirse, jugarán con las olas, sentirán el sabor salado del agua y correrán por grandes playas, como lo han visto en internet, así lo afirma Andrés Felipe Pulistar, un niño de 12 años, muy alegre y extrovertido, seleccionado por el amor e interés con el medio ambiente. | Foto: El País

Ha pasado una hora y aún medio dormidos, llegan a Palmira donde reciben desayuno y hacen transbordo a dos buses más cómodos y acondicionados para el largo viaje. Edwin Muñoz, junto con su equipo de la fundación, han organizado a los niños en dos grupos y así inicia la caravana en un viaje de 3 horas, hasta el puerto de Buenaventura, el más importante del occidente colombiano.

Ya en el muelle, la emoción de los chicos es evidente, están viendo por primera vez el inmenso mar, es el momento de las selfis, de las risas y la emoción; la llamada a mamá, no se hacen esperar.

Un vendedor ambulante sabe que es su día de suerte y llega ofreciendo su producto, gafas de sol, “importadas” a buen precio, algo muy tentador y precisas para el paseo; Andrés, nuestro alegre protagonista, se mide algunas hasta que encuentra la suya, unas Ray Ban. Un llamado, alerta el grupo, es hora de partir, de manera ordenada llegan hasta el embarcadero, abordan dos lanchas, se colocan sus respetivos chalecos y con una bendición en grupo piden a Dios su compañía. Las lanchas prenden motores, las olas mueven fuerte la lancha, una mezcla de miedo y alegría invade sus almas, Andrés no sabe si reír o llorar, eso se ve en su rostro, y es que no está en las montañas, en medio de cultivos, está sobre el agua, navegando el mar pacífico.

Los niños de Tenerife, están felices, porque algunos de ellos, han sido seleccionados para conocer el inmenso mar y tal vez podrán ver las ballenas jorobadas, que llegan al Pacífico para reproducirse, jugarán con las olas, sentirán el sabor salado del agua y correrán por grandes playas, como lo han visto en internet, así lo afirma Andrés Felipe Pulistar, un niño de 12 años, muy alegre y extrovertido, seleccionado por el amor e interés con el medio ambiente. | Foto: El País

A medida que pasan los minutos, el miedo se va perdiendo, el paisaje se tiñe de azul, donde pequeñas canoas navegan con pescadores en sus rutinas diarias, donde las aves clavan, en busca de comida y barcos gigantes llegan con contenedores de colores llenos de mercancía. Pero el recorrido es largo, van en busca de las ballenas jorobadas.

Todas las miradas apuntan en direcciones diferentes, nadie sabe que verán, nadie sabe qué pasará, y de repente alguien grita, ¡ahí!, ahí! Y a lo lejos un gran animal sale del mar en un salto espectacular que llena de susto y emoción a los pequeños pasajeros, Andrés, no ha perdido el tiempo y tiene la prueba de su experiencia en su teléfono móvil, que apunta hacia el mar. Ríe y hace muecas mientras sigue buscando con su teléfono a los gigantes marinos.

Todos hacen lo mismo y cada vez que se ven las ballenas hay júbilo en la embarcación, pero el movimiento de las olas termina por marear a algunos chicos y es hora de ir a la playa, su nuevo destino, Playa Dorada.

Los niños de Tenerife, están felices, porque algunos de ellos, han sido seleccionados para conocer el inmenso mar y tal vez podrán ver las ballenas jorobadas, que llegan al Pacífico para reproducirse, jugarán con las olas, sentirán el sabor salado del agua y correrán por grandes playas, como lo han visto en internet, así lo afirma Andrés Felipe Pulistar, un niño de 12 años, muy alegre y extrovertido, seleccionado por el amor e interés con el medio ambiente. | Foto: El País

Andrés está nervioso, nunca ha tenido contacto directo con el mar, y era hora de saltar hacia él, pero ninguno se atrevía, ninguno quería perder la vida viviendo un sueño. En Playa Dorada, no hay muelle, así que toca saltar de la lancha y caminar hacia la playa. -”Aquí es bajito”,- decía el lanchero, así que los adultos fueron los primeros en desembarcar, para que los niños vieran que podían hacerlo sin ningún riesgo y así fue, el primero fue nuestro amigo Andrés, quien reemplazo su pantalón jean por una sudadera, se quitó la camiseta y se lanzó al mar, pero este lo recibió con sabor a sal, era muy chistoso ver su rostro.

Los niños de Tenerife, están felices, porque algunos de ellos, han sido seleccionados para conocer el inmenso mar y tal vez podrán ver las ballenas jorobadas, que llegan al Pacífico para reproducirse, jugarán con las olas, sentirán el sabor salado del agua y correrán por grandes playas, como lo han visto en internet, así lo afirma Andrés Felipe Pulistar, un niño de 12 años, muy alegre y extrovertido, seleccionado por el amor e interés con el medio ambiente. | Foto: El País

El día es perfecto, el sol hace su trabajo, llega la hora de almorzar, pescado y pollo para todos, luego a descansar un poco, porque hay que regresar, pero nadie quiere salir del agua, nadie piensa en volver a casa, solo hay alegría y felicidad, pero un llamado los despierta del sueño, hay que regresar y como pueden, cogen sus maletas y abordan en el mar sus respectivas lanchas.

Los niños de Tenerife, están felices, porque algunos de ellos, han sido seleccionados para conocer el inmenso mar y tal vez podrán ver las ballenas jorobadas, que llegan al Pacífico para reproducirse, jugarán con las olas, sentirán el sabor salado del agua y correrán por grandes playas, como lo han visto en internet, así lo afirma Andrés Felipe Pulistar, un niño de 12 años, muy alegre y extrovertido, seleccionado por el amor e interés con el medio ambiente. | Foto: El País

Andrés y Edwin de la fundación @paraisodelaspalmas agradecen a Asoamaime y a la Secretaría de Medio Ambiente de la Gobernación del Valle, por hacer posible este sueño.