El paisaje de la vereda Los Tambos cambió en menos de un minuto. Allí, a veinte minutos del casco urbano de Palmira, una creciente súbita del río Nima arrasó con varios de los eucaliptos, guayabos, guaduas, naranjos y demás árboles que solían asomarse en las riberas del afluente. Lea también: Desbordamiento de río Nima provocó avalancha en zona rural de Palmira
La fuerza del agua también se llevó cultivos de plátano, flores y hortalizas, además de diez unidades piscícolas, vacas, gallinas y cerdos que jalonaban la economía de las familias de los corregimientos Tenjo y Potrerillo y las veredas Los Tambos y La María, en la zona rural de la ‘Villa de las Palmas’. Según la Gobernación, cerca de 30 familias que habitan a orillas del río Nima fueron afectadas. Además, tres puentes peatonales fueron arrastrados por el agua; lo mismo pasó con las barandas de un puente vehicular.
Asimismo, el lodo cubrió buena parte de la vía que conecta a los moradores de las veredas más alejadas con el corregimiento Tenjo y, como si fuera poco, un poste de energía fue derrumbado por el agua, dejando el tendido de redes postrado sobre la grava y obstaculizando el paso fluido de los habitantes de esta parte de Palmira.
La emergencia no dejó personas muertas ni heridas y tampoco se registraron afectaciones en viviendas, aseguró el director de Gestión del Riesgo de Desastres de Palmira, Guillermo Arango. Sin embargo, muchos de esos pedazos de árboles quedaron represados en la bocatoma de San Emigdio, una de las dos fuentes mediante las que Aquaoccidente capta el agua del río Nima para suministrar el líquido a más de 60.000 palmiranos.
Cuenta Oneida Pinzón, una mujer de 59 años que toda la vida ha residido en Los Tambos, que “el agua del río se escuchaba como si estuviera cayendo un trueno constantemente. Cuando nos íbamos a sentar a comer las siete personas que vivimos en la casa, vimos la avalancha pasar y el instinto nos hizo correr hacia la montaña. Allá pasamos la noche, a la intemperie y rezando para que el agua no se fuera a llevar la casa”.
Uno de los afectados por la creciente del Nima fue Carlos Rosero, un piscicultor de Los Tambos, quien perdió un estanque con truchas, cinco cabezas de ganado y un galpón.
Sin embargo, dice que lo más preocupante es la pérdida de los puentes peatonales que se llevó el río porque “con ellos nos tardábamos 15 minutos en llegar a otras veredas como La Albania, pero ahora tenemos que atravesar toda la montaña para poder llegar allá a conseguir algunos víveres o vender nuestras cosas. Por allá se va una hora”.
Por su parte, Zuleima Rivera, una de las campesinas que integra la asociación Agroperpetua, dijo que ayer era el día en que un camión recogía las hortalizas para venderlas hoy en los supermercados Cañaveral, de Palmira, y La 14, en Cali. “Un día que dejemos de vender los productos significa que dejamos de recibir $400.000 que nos ayudan a solventarnos, al menos, mientras volvemos a cosechar. La capa de barro que tiene la vía hace que el paso sea imposible, estamos totalmente aislados”.
Zuleima recuerda que esta es la segunda vez que el río Nima aumenta su caudal de forma considerable en los últimos años. La última vez fue al inicio del milenio, cuando el afluente, además de llevarse cultivos y animales, arrasó con la escuela Hogares, que construyera Smurfit Kappa.
Según registros de la CVC, a las 5:10 de la tarde del lunes, el río Nima reportó una altura de 68 centímetros. Eso fue antes que su caudal se incrementara de forma tal, que también arrastrara la estación de monitoreo del cauce, que estaba a cinco metros de altura.
En el caso de este río, indicó el reporte de las estaciones pluviométricas de la Red Automática de la CVC, la precipitación para todo el día fue de 39 milímetros, que está dentro de los rangos normales para esta época; una intensidad de lluvia se considera por fuera de lo normal cuando alcanza los 30 milímetros en una hora.
“Por lo tanto se asocia la avalancha a deslizamientos que taponaron el cauce y generaron un evento de flujo en masa. Además, se debe tener en cuenta que al 20 de marzo ya había un acumulado de 188 mlímetros en 13 días, es decir, que ya se superó el promedio histórico para el mes de marzo”, explicó Óscar Ramírez Benjumea, del Grupo de Recursos Hídricos de la CVC.
Por su parte, el Director de Gestión del Riesgo de Palmira manifestó que los hechos ocurridos esta semana son un campanazo de alerta para acelerar la reubicación de las personas que están asentadas sobre la margen del río Nima.
“Algunos están en zonas de alto riesgo y si bien esta vez no hubo daños materiales ni pérdida de vidas humanas, la idea es empezar a reasentar la gente en sectores que estén fuera de la margen de protección del río para evitar catástrofes. También tenemos que controlar a las personas que se están asentando sin autorización en este sector y a ponerle coto a los inescrupulosos que están vendiendo lotes al pie del río”, aseguró Arango.