Las aves son artistas por naturaleza, van volando y cantan para el que las sabe escuchar, pero muchas personas ignoran el ‘espectáculo’, talan árboles y van destruyendo los ecosistemas que son sus hogares.

Aunque Colombia ostenta gran riqueza al albergar el 20 % de todas las especies de aves en el mundo (más de 1900), no son pocas las empresas que ejecutan actividades que pueden afectarlas. Sin embargo, el Centro de Investigación de la Caña de Azúcar (Cenicaña), la Sociedad Nacional Audubon y la Asociación Calidris se aliaron para demostrarle al sector industrial que puede convivir con la avifauna, y más allá de eso, protegerla.

La caña de azúcar es el gran motor de la economía en el Valle, moviendo el 0,7 % del PIB nacional y generando 180.000 empleos. Foto Jorge Orozco / El País. | Foto: El País

Luego de un trabajo conjunto que ya acumula cerca de tres años, realizaron el lanzamiento del manual ‘Un Canto Dulce: las aves en la caña de azúcar’, un instrumento que tiene el objetivo de ser un aliado para las aves al orientar estrategias que se pueden implementar desde la industria, en especial de la agrícola, para la conservación y protección de las especies.

El estudio que dio lugar al manual se realizó en el valle del río Cauca, entre el norte caucano y Risaralda, por lo que atraviesa todo el departamento del Valle e incluye los cultivos de caña que están asentados en la zona plana, entre los 920 y los 1100 metros sobre el nivel del mar.

— Esto es innovador porque el manual se convierte en una herramienta documental de difusión del conocimiento de las aves en el Valle, también de las recomendaciones para su protección y conservación. Entre ellas, el establecimiento de corredores biológicos alrededor del cultivo de la caña, que permitan generar una conectividad donde puedan llegar las aves e incrementar esa biodiversidad — explica Freddy Fernando Garcés, director general de Cenicaña.

En ese valle del río Cauca se ha registrado un número significativo de 422 especies de aves entre residentes, migratorias, endémicas, introducidas y vagantes o erráticas. Todas ellas requieren hábitats que les provean “alternativas para su sobrevivencia”, cuenta el manual.

Según los registros que cuenta el manual, en el valle del río Cauca hay ocho especies que se encuentran en peligro de extinción para el país. Foto Jorge Orozco / El País. | Foto: El País

Una de las industrias más sobresalientes en el departamento del Valle, como lo es la de la caña, alcanza a reportar cerca de unas 130 especies de aves en el área de influencia de sus cultivos. Desde este sector aseguraron tener plena conciencia de ello y que se vienen ejecutando prácticas sostenibles desde hace un tiempo por el bien de la flora y la fauna.

— Esto se ha podido lograr gracias a acciones como el control biológico de especies en el 100 % del área, nosotros no utilizamos insecticidas para el control de plagas y enfermedades. De igual manera, hemos venido propendiendo por la reducción del consumo de agua, es así como estamos protegiendo las fuentes hídricas a través de nuestro Fondo de Agua por la Vida y la Sostenibilidad, donde hemos venido enriqueciendo a los relictos boscosos que subyacen en esta área, tanto en la zona plana como en la zona montañosa donde nace el recurso hídrico — expuso Claudia Calero, presidenta de Asocaña.

Las organizaciones que velan por el cuidado de las aves (Audubon y Calidris) destacaron la importancia de estas prácticas, recordando que la avifauna también está al servicio de los agroecosistemas con acciones como la polinización, la dispersión de semillas, el sostenimiento de hábitats sanos y el aprovisionamiento de materiales y alimentos, entre muchos otros servicios.

— Básicamente, lo que buscamos con este manual es proveer recomendaciones de cómo la gente puede hacer acciones e implementar diferentes prácticas para promover la conservación de las aves en las fincas y, en general, mejorar esa red vital de la naturaleza y los servicios que provee la misma para sostener la producción de caña en el largo plazo, y cómo prepararnos y estar más resilientes frente al cambio climático global, que cada vez va a seguir trayendo nuevos retos para la producción — sostuvo Gloria Lentijo, directora de Agricultura Regenerativa de Audubon Américas.

En el valle del río Cauca, 109 especies de aves han sido vistas solo una vez por los observadores. Foto Jorge Orozco / El País. | Foto: El País

Las 8 recomendaciones

El manual entrega ocho recomendaciones para la conservación de las aves, con la explicación detallada de cómo desarrollar cada punto y los beneficios puntuales que tienen para la avifauna y el entorno (encuentre el manual y otros materiales en este enlace).

  1. Proteger y restaurar las áreas con vegetación natural: dar cabida a estas áreas, con plantas propias del ecosistema, permite conservar la biodiversidad y los servicios naturales.
  1. Proteger los humedales y los reservorios de agua: estos ecosistemas brindan recurso hídrico que sirve para el sostenimiento de la vida silvestre, la producción agropecuaria y el consumo humano.
  1. Estimular el control biológico vía conservación: se trata del uso de organismos vivos para limitar a otros que causan daño en los cultivos.
  1. Crear refugios para los insectos benéficos: estos espacios son diseñados de forma estratégica para ser el hábitat ideal de insectos que aportan a los cultivos, pero también de algunas especies de aves.
  1. Dejar residuos de cosecha en el suelo: estos materiales que quedan después de la cosecha, como hojas secas, cogollos y cañas, se reincorporan al suelo y ayudan a su compactación entre otros beneficios.
  1. Usar abonos verdes: son plantas con capacidad para adaptarse a diversos suelos y climas, generalmente leguminosas que se cultivan para proteger y recuperar el suelo.
  1. Conocer nuestras aves: observar aves, recolectar información y compartirla como una actividad que genere pasión en quien lo realiza.
  1. Ciencia participativa, festivales y eventos de aves: se refiere a la participación activa del público en la investigación científica, así como asistir a eventos que promueven el conocimiento sobre las aves y la afición a conservarlas.
La idea con las estrategias de buenas prácticas para el sector cañero es que estas empresas, en sus amplios terrenos de cultivos, implementen corredores biológicos que favorezcan la presencia de las aves. Foto Jorge Orozco / El País. | Foto: El País

El papel de Providencia

El Parque Ecológico Providencia, antes llamado Museo de la Caña de Azúcar, no solo fue el lugar escogido para el lanzamiento del manual, también aporta en el fortalecimiento de la biodiversidad y la pedagogía.

Por un lado, se han venido realizando programas de siembra de árboles y acondicionamiento de los predios para ser más atractivos para las aves. Por el otro, se están realizando cambios y preparando recorridos para que los interesados puedan ir a hacer avistamiento.

“Este es un escenario espectacular para la observación de aves. Se hace toda la ruta de ranchos y jardines, llegan hasta la casa colonial y rematan en el centro del Parque. Vamos a tener una entrada bonita y varias cosas que están pensándose”, contó María Leonor Velásquez, jefe del Parque Ecológico Providencia.

También hay programas de recolección de semillas y siembras, con la intención de convertir la visita en toda una experiencia del cuidado y la generación de una mayor biodiversidad.

El Parque Ecológico Providencia, antes Museo de la Caña de Azúcar, abre sus puertas a quienes quieren conocer el sector. Foto Jorge Orozco / El País. | Foto: El País

“En el pasado era naturaleza o agricultura, hoy trabajamos en un concepto en el que van muy de la mano porque el sector agrícola lo permite. Cuando lo empiezas a implementar y ves que llegan las aves, es un proceso bonito”, añadió.