En el mundo de las motocicletas hay tres tipos de estos vehículos, las manuales, las automáticas y las semiautomáticas, todas tienen una operación diferente y pueden prestar rendimientos distintos según para el uso que estén destinadas.
En el primer caso, las motos manuales son aquellas en las que el conductor debe accionar el embrague y por medio de una palanca, ubicada al lado izquierdo del motor, ir cambiando las velocidades o cambios, según lo necesitado. Esta opción es una de las más usadas por los motociclistas experimentados, ya que se acoplan con gran facilidad al estilo de cada persona.
Además, es muy útil a la hora de terrenos hostiles, ya que puede controlar el cambio necesario para usar toda la potencia del motor, además de poder dar cierto empuje utilizando el embrague.
Asimismo, brinda una mecánica fácil de entender y clásica para reparar, porque los motores manuales no son tan compactos como los automáticos y pueden remplazarse las piezas dañadas sin mayores retrasos.
Por otra parte, si busca una conducción sencilla y estable, las motos automáticas son la mejor opción, ya que el conductor solo se debe preocuparse por acelerar y frenar, puesto que el motor cíclico aumenta la velocidad y las revoluciones de manera gradual.
Sin embargo, el mantenimiento y sostenimiento de este tipo de motor compacto es más costoso, debido a que si se llega a dar una pieza toca cambiar toda la parte. Estas motos se caracterizan por ser muy cómodas para conducir, ya que las manos no tienen que estar accionando el embrague.
Asimismo, al momento de compra el rendimiento con una semiautomática o una manual, la moto automática suele estar por debajo de las expectativas, pues la aceleración es un poco más lenta.
Por último, hay que tener en cuenta que los motores semiautomáticos son aquellos que sí tienen una palanca de cambios y el conductor debe accionarla, pero no tiene embrague, simplemente se debe cambiar de cambio según la velocidad a la que se esté movilizando.