El origen de las cajas automáticas con dos tipos de cambios se remonta a finales del Siglo XIX, aunque su auge se da hacia 1950, cuando General Motors instaló la primera transmisión totalmente automática en los Oldsmobile y Cadillac y ya algunos países de Europa y Estados Unidos empezaron a comercializar vehículos con esta novedad.
En Colombia, en particular, las marcas han iniciado, de a poco, la venta de modelos automáticos, teniendo una aceptación lenta, pero segura. Lo anterior, debido a que aún existe cierta resistencia hacia los carros automáticos, frente a los cuales aún sobreviven muchas predisposiciones y estigmas.
Sin embargo, para los fabricantes el uso de estas cajas traduce facilidad y bienestar para los conductores. De hecho, las cajas manuales, que tradicionalmente se ven en el país, son controladas totalmente por el conductor, mientras que las automáticas tienen unos comandos eléctricos y computarizados que las asisten.
Tal y como lo indica Jennifer Escobar, propietaria del taller Turbo Hidramatic, “la caja automática es secuencial, es manejada por una computadora que va haciendo los cambios, dependiendo de las revoluciones del motor. Además, no necesita embrague”.
De ahí que la comodidad sea una de las ventajas más importantes de la caja automática.
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De acuerdo con Wilmer Ambuila, técnico mecánico del concesionario Pacífico Motors, “quien compra un vehículo automático no tendrá la necesidad de pisar el embrague cada que necesite hacer un cambio; lo que encontrará serán unos botones o una palanca con unas indicaciones sencillas para movilizarse”.
Para Jennifer Escobar, “quienes han tenido la oportunidad de estar en países donde solo se ven este tipo de transmisiones pueden dar fe de la comodidad que representa para el conductor, quienes en su mayoría son mujeres”.
Los vehículos automáticos también son un gran aliado de la inclusión, ya que “son carros ideales para las personas con movilidad reducida o en situación de discapacidad, porque se les hace una adaptación para que puedan conducir desde el control manual, mejorando su calidad de vida”, señaló Escobar.
Derribando mitos
Una de las creencias infundadas de los clientes es que se piensa que las cajas automáticas tienen menos fuerza para subir cuestas y que el consumo de combustible que generan es mayor.
Pero la realidad, tal como lo aclara Ambuila, es que “el consumo del combustible está directamente relacionado con el manejo del vehículo; por eso, cosas como el exceso de velocidad y el constante ‘frene y acelere’ hacen que la gasolina no rinda lo esperado, pero esto no tiene relación con el tipo de transmisión”.
De hecho, en sus sistemas de funcionamiento, las automáticas tienen unos comandos especiales para subir cuestas y es importante hacer uso de ellos para aprovechar todo el potencial del motor y la caja.
“En Ford, en referencias de caja como la Ecosport, hay unos botones y palancas que apoyan la conducción en terreno plano o pendientes, como si se tratara de un carro mecánico, solo que en este caso las palancas están ubicadas detrás del volante, para mayor comodidad”, subrayó el experto.
La novedad
Con el paso del tiempo se han ido incorporando funciones propias en las cajas automáticas, ya que como lo precisa Escobar, “por lo general, se trata de tecnologías estándar fabricadas desde hace más de 30 años”.
No obstante, el mercado ha ido evolucionando y en este momento algunos fabricantes han optado por modernizar sus vehículos con transmisiones automáticas tipo CVT.
“Hablamos de una caja automática, pero con un sistema completamente diferente al tradicional, lo que marca una tendencia, ya que son totalmente computarizadas; esto quiere decir que los carros son más electrónicos y manejados con válvulas y sensores, mientras que las cajas automáticas convencionales se conducen de manera hidráulica”, explicó Escobar.
Los cuidados
Las reparaciones de una caja automática, por lo general, suelen ser más costosas que en una mecánica, pero este tipo de situaciones se puede evitar con un buen manejo del vehículo y siguiendo los cuidados preventivos adecuados.
” Las cajas automáticas tienen un funcionamiento, en su ingeniería de fábrica, óptimo durante alrededor de 7 o 10 años. Por ello no se recomienda modificar ni hacer algún mantenimiento antes de este tiempo”, indicó la propietaria del taller Turbo Hidramátic.
Desde su experiencia, Escobar recomienda que “se hagan los mantenimientos preventivos cuando los vehículos tengan más de 15 años y en lugares especializados. A las cajas automáticas se les debe cambiar el aceite, el filtro y el empaque del sello del cárter, después del tiempo estipulado”.
En opinión de Wilmer Ambuila, “los hábitos de manejo son vitales para el buen funcionamiento de una caja automática, por lo cual siempre se recomienda tener claro el funcionamiento de cada uno de los comandos en terreno plano o subidas, pues de no hacerlo se pueden dañar los componentes internos de la caja. También es importante no desgastar el vehículo con una velocidad exagerada.
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Los costos
- Según los expertos, con respecto a reparaciones, un daño simple de una transmisión automática puede costar entre dos y tres millones de pesos, mientras que una afectación considerable puede ascender a los nueve millones de pesos.
- Asimismo, el cambio de una caja, dependiendo del vehículo y el tipo de transmisión, puede llegar a costar hasta nueve millones de pesos.
- Marcas como Mazda, Chevrolet, Suzuki, Kia, Renault y Nissan están usando cajas automáticas en sus modelos y los precios de los vehículos no son tan elevados como se suele esperar. Por ejemplo, la línea Kia Picanto automática está entre los treinta y los cincuenta millones de pesos.