¿Qué maquillaje se recomienda para piel madura?

A medida que envejecemos, nuestra piel experimenta una serie de cambios que requieren un enfoque diferente en cuanto al maquillaje. La piel madura tiende a ser más seca, menos elástica y puede presentar arrugas y manchas. Es importante seleccionar productos que no solo realcen la belleza natural, sino que también nutran y respeten la textura y las necesidades específicas de la piel envejecida.

Uno de los principales desafíos es evitar que la base acentúe las arrugas y las líneas de expresión, por lo que la hidratación es fundamental. Las bases de maquillaje con fórmulas hidratantes son una excelente opción, ya que aportan un acabado más suave y luminoso. Se recomienda optar por bases líquidas o en crema, que se funden mejor con la piel y evitan un aspecto acartonado.

Un buen truco es aplicar primero una prebase o “primer” hidratante, que no solo suaviza la piel sino que también ayuda a que el maquillaje dure más tiempo.

Además, es crucial seleccionar una base con una cobertura media, que permita unificar el tono de la piel sin crear una capa gruesa que resalte las imperfecciones.

En cuanto al color, es preferible elegir tonos que se asemejen al natural de la piel o que aporten un ligero toque de calidez. Las bases con subtonos amarillos o dorados suelen ser más favorecedoras para pieles maduras, ya que neutralizan el enrojecimiento y dan un aspecto más saludable.

Aliados para un acabado natural

El uso de corrector es esencial para disimular ojeras, manchas o decoloraciones que pueden ser más comunes en pieles maduras. Sin embargo, es importante elegir uno con una fórmula ligera y cremosa, que no se asiente en las líneas de expresión. Para evitar este problema, es recomendable aplicar el corrector con una esponja húmeda o los dedos, para lograr un acabado más difuminado y natural.

En cuanto a los polvos, si bien su uso puede ayudar a sellar el maquillaje, es importante utilizarlos con moderación. Los que son sueltos traslúcidos, aplicados de manera ligera en zonas como la frente, la nariz y la barbilla, son ideales para controlar el brillo sin resecar la piel. Evitar los polvos compactos o con acabado mate es crucial, ya que tienden a marcar las líneas finas y dar un aspecto apagado.

Para aquellas personas que prefieren un look más luminoso, los iluminadores cremosos o líquidos son una excelente alternativa. Aplicados en los pómulos, el arco de Cupido y el puente de la nariz, pueden devolverle a la piel un brillo juvenil sin exagerar.

Tonos suaves y texturas cremosas

El maquillaje de ojos para pieles maduras debe enfocarse en realzar sin sobrecargar. Las sombras de ojos en tonos neutros, como beige, marrones cálidos o rosas suaves, son perfectas para dar profundidad sin endurecer la mirada. Las que son en crema o en lápiz suelen ser más amigables, ya que no se asientan en los pliegues del párpado como lo hacen las sombras en polvo.

El delineado debe ser suave y difuminado. Los lápices de ojos en tonos marrón o gris son ideales para definir sin crear un contraste demasiado fuerte. En cuanto a las pestañas, el uso de una máscara que alargue y defina es preferible a aquellas que aportan volumen, ya que estas últimas pueden apelmazar las pestañas y dar un aspecto pesado.

Para el rubor, es recomendable utilizar fórmulas en crema, que se mezclan mejor con la piel y dan un efecto más natural. Los tonos durazno, rosa suave o coral son excelentes para dar un toque de frescura al rostro.

Por último, los labios en pieles maduras se benefician de barras de labios cremosas o brillantes, que aportan hidratación y un acabado más jugoso. Los tonos neutros o rosados son siempre una apuesta segura, aunque no hay que temer experimentar con colores más vivos para un look más atrevido. Evitar los labiales mate es aconsejable, ya que pueden resecar los labios y acentuar las líneas finas.

*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.