Cali
Tumaco, un viaje por la tierra del cacao, el curado y el viche
Comunidades, guardianas de su territorio, narran cómo desde el cultivo y la producción de estas bebidas ancestrales se protege la biodiversidad.
¿Qué relación tienen las bebidas ancestrales del Pacífico como el viche y el curado con el cultivo de cacao y el turismo regenerativo? Estas tres historias de las comunidades afrodescendientes de Tumaco dan cuenta de ello.
Tumaco sabe a viche
Soledad Curay es un corregimiento ubicado a una hora en lancha desde Tumaco. Desde el mar, las lomas de la isla se ven cubiertas por una sabana de neblina que sale de la selva... Estamos llegando a la ruta del charuco o como se conoce popularmente: el viche.
El sentido de este recorrido turístico es conocer el espíritu de esta bebida ancestral del Pacífico colombiano a la que se le atribuyen propiedades curativas, místicas y afrodisiacas.
Dery Johany González, es el hijo del legendario Onésimo González, reconocido sacador y transformador de viche, que al momento de esta visita se encontraba en Bogotá gestionando el registro Invima para su viche Mano de Buey, un hecho sin precedentes.
“El cultivo de caña, es la materia prima de donde se extrae el jugo, se fermenta y se convierte en viche. En la parcela también hay árboles frutales, maderables, plantas aromáticas, las cuales se mezclan con la bruma del mar, que se produce del golpeteo de la ola con los acantilados de la isla y es llevada por el viento… toda esa bruma salina nutre los cultivos de caña con los cuales se elabora el viche, por eso nuestro producto tiene un sabor distinto, una mezcla natural única: los sabores del mar con el bosque húmedo que conservamos y protegemos, esa combinación da ese afloramiento, ese color y ese sabor único”, cuenta.
La elaboración del viche se realiza aquí de manera 100 % artesanal, un buey tira del trapiche de donde se extrae el jugo de caña que termina convirtiéndose en la ancestral bebida. Ruperto González, tío de Dery, lleva más de 40 años destilándolo.
“La calidad del viche depende mucho del lugar donde se extrae el jugo de caña y cómo se maneja. El viche para darle un buen sabor tiene que olerlo, llevarlo a la boca, sostenerlo ahí, si le arde o no, si le da mal sabor o no. Cuando lo bebe comienza a sentir los sabores del territorio donde se elabora. A mí el viche Mano de Buey, firmemente, me huele mar, sabe a frutas como a la guayaba y a monte. Sabe a botoncillo, esa flor amarilla que hay por todos lados y a las abejas que llegan cuando se hace la molienda, por eso al final tiene ese saborsito a miel”.
Y huele a cacao
En 1985 los solares de las fincas en Tumaco tenían un cultivo rey: el cacao, pero en los años 90 ya no era una opción económica.
“Ese año mi padre recoge la cosecha de cacao, 7 bultos, se fue a venderlos en la única casa comercial y le dicen que la pepa está picada, que está húmeda y que no es apto. Se lo rechazan y le compran 1 bulto”, cuenta, Julio Sevillano, cacaotero de la Finca La Bendición.
Continúa: “A mi papá le parecía raro porque unos señores que estaban afuera de ese casa comercializadora le compraron el caco a menor precio, después nos dimos cuenta de que esa casa cacaotera les compró, a ellos, el mismo cacao, a un costo mayor… mi papá indigno compró cinco hachas y una piedra de afilar y convocó una minga. Desmotaron todo, tumbaron el cacao y sembraron palma aceitera africana. En la vida hay que tomar decisiones”...
Llego el momento en que las 12 hectáreas de La Bendición eran 100 % palma aceitera africana, ese fue el fin del cacao, solo recuerdo en Tumaco.
Quedaron algunos árboles de cacao en las esquinas de la finca. La palmicultura prosperó en Tumaco y se convirtió en una buena opción. “Yo nací en la palma y estudié gracias a ella. Esa actividad propició una movilidad social que nos dio oportunidades”, dice Julio.
En el 2007 murieron las 35.000 hectáreas de palma de aceite africana sembradas en Tumaco. Muchos lloraron. Los culpables, una mezcla de muchos hongos que consumió las palmas.
Se generó una crisis. Un año después hubo una respuesta y era volver al cacao. “Lo hicimos cerca de 2500 familias, que contaban con apoyo estatal, dejando un espacio para volver a cultivar palma”.
Para sembrar cacao sí o sí se tiene que proteger el sistema agroforestal del territorio, ¿por qué? La pepa que después se convierte en chocolate prospera bajo la sombra de los árboles.
En la experiencia se muestra cómo se cultiva y se cosecha el cacao, cómo se selecciona. En los últimos cuatro meses subió el valor de cacao a cifras nunca antes registradas y sigue al alza $25.000 el kilo. La razón: Ghana y Costa de Marfil, que son los productores líderes del mundo, afrontan una disminución en su producción por una plaga que afecta sus cultivos.
“Hay algo especial en el cacao de Tumaco: es muy suave, tiene una acidez baja y se siente, desde mucho antes de probarlo, un olor a frutos secos muy intenso. Precisamente, estas características especiales le valieron el reconocimiento como uno de los mejores del mundo en el Salón del Chocolate en París”, sostiene un comunicado de prensa del Ministerio de Agricultura.
La casa del curado
El curado es una bebida ancestral del Pacífico tomada por pescadores y mineros para ir a cortar madera; ya que es una bebida caliente, reduce inflamaciones en la próstata, contiene hierbas selváticas, bejucos y corteza de árboles que funcionan para la limpieza del cuerpo.
En Tumaco, el curado tiene su casa y Helen es su propietaria... “Este producto contiene 33 plantas medicinales, yo soy de las que piensa que toda persona debe tener una botella curada en su casa... “, dice Helen.
Explica qué hay curados para picaduras de serpiente, otros para los miomas o quistes, “mi don es transformar las plantas medicinales en productos sanadores como el curado”
*Este informe se realizó con el apoyo del Programa Destino Naturaleza de USAID Colombia y de la aerolínea Clic Air. @usaidcolombia @destinosemergentescolombia #DestinoNaturaleza y #DestinosEmergentes