Bulevar del Río Cali: sin contrato para su mantenimiento hasta el 1 de abril; así es la realidad por la que atraviesa

Lo que un día fue una de las mayores atracciones de la ciudad por su infraestructura y belleza paisajística, hoy, casi 12 años después, se ve desdibujado. Al parecer, el ajetreo de la noche, durante los fines de semana, es el que no permite que miles de caleños vean en realidad como se encuentra el Bulevar de la Avenida Colombia, conocido también como Bulevar del Río,

Y aunque personal de la Administración ha tratado de mantenerlo limpio, luego de que finalizara el contrato suscrito el año pasado para su mantenimiento y seguridad, lo cierto es que al recorrerlo los daños y el descuido se evidencian totalmente.

Lo primero con lo que se encuentran los visitantes y quienes deben cruzar de forma obligatoria por el lugar, es con los lixiviados que se han desprendido de las basuras dejadas a un costado de la Iglesia La Ermita.

En las mañanas el bulevar es un sitio para descansar, relajarse y conversar, y así lo demuestran los adultos mayores que se ubican desde las primeras horas del día en unas bancas que están acompañadas de una frondosa vegetación.

Desde ese lugar se puede apreciar un camino largo lleno de taches amarillos y de dos rutas que dan cuenta de lo que allí se puede encontrar: una exclusiva para peatones y otra para ciclistas.

Una de las mayores quejas que se presenta en este sitio donde entre semana reina la tranquilidad, pero en el que el fin de semana el bullicio es el rey, es precisamente la falta de seguridad.

Uno de los últimos robos ocurrió precisamente en el punto donde se ve reflejada la historia de lo que fue la ampliación del Puente Ortiz en 1918. La caja que cubría las ruinas, hecha de vidrios y franjas de aluminio, fue vandalizada el domingo pasado.

“Se robaron los ángulos y terminaron dañando todo”, fueron las palabras del personal de la Alcaldía que a las 11:10 a.m. realizaba una inspección.

Pero el deterioro en los vidrios no es nuevo, pues los mismos visitantes cuentan que algunos ya habían sido sustraídos, lo que llevó a que las ruinas se llenaran de hojas, papeles y botellas.

Unos bebederos que no sirven

Propios y extranjeros son los que se aventuran a recorrer este lugar cuya longitud es de 780 metros. Lo que muchos no saben es que allí los ocho bebederos, que se encuentran a lo largo de todo el recorrido, no funcionan.

Estos están ubicados a un costado del bulevar, a pocos pasos de la reja que limita el río Cali.

El primero de ellos se encuentra al lado de la Gata Dormida, otro está a solo 13 pasos del punto de información turística que tiene allí la Alcaldía, le sigue el que acompaña a la Gata Constelada, uno más es el de las ruinas ubicadas a todo el frente de la entidad bancaria que existe en el lugar y de allí en adelante solo se evidencian los puntos grises de los cuales no sale ni una gota de agua.

Al bulevar acude todo tipo de gente, el que cumple con las citas, el lector, el que solo va al sitio a dormir en sus bancas, los de la bicicleta con maletín en mano que se postran a lo largo del lugar y que solo son visitados por jóvenes con los que al parecer hacen un “trueque rápido”, pero del que nadie se atreve hablar; y los empleados de sitios cercanos que salen de sus oficinas para disfrutar durante algunos minutos del ‘aire puro’, pero que en realidad termina combinándose con los olores que en ocasiones destila el río o con los baños al aire libre que han sido creados por personas que no piensan en el bienestar del lugar.

A un costado del Café Boulevard se encuentra una fuente que aún tiene consigo el agua putrefacta que dejaron las últimas lluvias. A ella se acercan las palomas sedientas, a quienes al parecer no les importa las hojas sucias y la basura que esta posee.

Casi al finalizar de la primer parte, un grafiti “Machete al machito”, simboliza el punto de encuentro durante los fines de semana de un gran grupo de mujeres que se ubican en la zona y que sí cuidan el espacio.

En ese punto es donde las bancas presentan menos años, pues según los visitantes, son los fines de semana cuando personas inescrupulosas empiezan a abrir huecos y acabar con el forro de madera que estas poseen.

Otro cuento

En el segundo tramo, ubicado en la Carrera Primera con Calle Octava, los 13 locales comerciales, un hotel y un edificio de apartamentos, parecen darle otra imagen al bulevar.

En ese espacio que llega hasta la Carrera Primera con Calle Sexta, hay más tranquilidad, pero los daños no son ajenos. Uno de los más graves es el de una caseta metálica que tiene grabado ‘Puro Corazón por Cali’. Los dos costados de la misma fueron sustraídos. Esa caseta camufla las escaleras que van al hundimiento. Y ante la falta de ellas, el lugar se convirtió en un baño público.

El puente de la cervecería, ubicado sobre el margen derecho del Río cali, en la Calle Octava con Avenida Colombia, tiene pintados dos grafitis. “Ni por que fue construido en 1927 lograron respetarlo”, comentó José Hinostroza, un asiduo visitante del lugar, quien solo pide atención y sobre todo seguridad.