Cali
Consumo de tusi en Cali: preocupación por aumento de cuadros psicóticos en jóvenes por esta droga
Entre quienes consumen de manera compulsiva esta droga se evidencian conductas compulsivas, despersonalización, agresividad, delirios de grandeza, alucinaciones visuales y auditivas.
El consumo de tusi está disparado entre los jóvenes en Cali. Entidades como la Secretaría de Paz y Cultura Ciudadana advierten que es frecuente el uso de esta droga en rumbas electrónicas y fiestas privadas. El fenómeno incluso es parte de la hipótesis que explica por qué el precio de la cocaína bajó en picada. Hay demasiada oferta de coca, pero baja demanda. Los jóvenes, sobre todo, consumen ahora drogas sintéticas como el tusi.
“Si la ciudadanía supiera la gran cantidad de pacientes jóvenes con trastornos psicóticos que están consultando por el uso y abuso del tusi, entendería el peligro en el que se está”, comenta Sara Gómez Arciniegas, psicóloga, magister en salud pública de la Universidad Javeriana y especialista en salud mental.
Uno de los principales riesgos del tusi, explica Sara, es que no existe un control sobre la forma en que se prepara esta droga. La base es la ketamina, un sedante y analgésico, pero además le agregan éxtasis, cafeína, hasta medicamentos psiquiátricos para el manejo de distintos problemas que, al mezclarse, tienen un efecto peligroso sobre el cerebro. Cada receta depende de cada ‘cocinero’, por lo que al final quien consume tusi no sabe en realidad lo que le da a su cuerpo.
“Uno de los problemas del tusi es que es una mezcla química cuya base es la ketamina y otras sustancias que ingresan directamente al sistema nervioso central. Cuando entran, se empieza a generar una serie de alteraciones en la percepción, en la cognición, en el comportamiento, y la persona comienza a experimentar alteraciones. Si esto se hace de manera habitual se afectan los neuro transmisores del cerebro”, comenta Sara, quien además de psicóloga es perito forense de la Universidad de la Rioja, España.
El consumo de sustancias psicoactivas se divide en varias etapas. Hay una de exploración: se consume una vez “para probar”. Otra etapa es la del consumo social: se hace cuando se va a una fiesta, cuando hay un encuentro con ciertos amigos. El paso siguiente es el hábito: donde la persona adopta el comportamiento de consumo de forma más frecuente. Enseguida comienza el abuso, la adicción, un punto en el que la persona tiene problemas con su familia, los amigos, el trabajo, la pareja.
“El riesgo con el tusi es que hace sentir a la persona feliz, alegre, plena, por un periodo de tiempo prolongado. Por eso es muy probable que después de probarlo, lo consuma una segunda vez y una tercera, hasta generar dependencia. La persona comienza a necesitar tusi porque ya hay un daño en los neurotransmisores del cerebro a causa de la liberación excesiva de dopamina, serotonina, entre otras sustancias, a lo que el cerebro se habitúa. Por eso necesita consumir otra vez, y otra. Ahí inicia la adicción”, comenta Sara.
Los especialistas han evidenciado cambios complejos en el comportamiento de quienes consumen tusi de manera habitual; las personas comienzan a generar conductas que no son propias de sí, y a largo plazo pueden generar efectos como depresión, ansiedad, despersonalización, dificultades en el control de impulsos lo que a la larga conduce a tener un relacionamiento equivocado con las otras personas.
Se ha comprobado también que quien consume tusi de manera habitual desarrolla conductas compulsivas: quiere hacer todo ya para reducir la ansiedad. También se presenta irritabilidad, agresividad y en los casos más graves, cuadros psicóticos. “Ya hay muchos jóvenes que consumen tusi que presentan este diagnóstico”, advierte Sara.
Un cuadro psicótico es la ruptura de la realidad de forma temporal, y la persona genera alteraciones como escuchar voces (alucinaciones auditivas) o tiene paranoias (delirio de persecución) o por el contrario tiene delirios de grandeza, creerse el rey del mundo, invencible.
“Y hay un riesgo aún mayor. Si estos cuadros psicóticos no se tratan a tiempo, así como el consumo de tusi, el problema se va a agudizar. Tras seis meses de presentar estos picos psicóticos, la persona puede terminar con un diagnóstico de esquizofrenia. Es algo que no se cura. Se trata, se controla, pero es para siempre. La esquizofrenia es un trastorno en el que la persona permanentemente tiene alteraciones de la realidad. Se vuelve una enfermedad crónica, compleja, que requiere manejo psiquiátrico”, agrega Sara.
Superar la adicción al tusi es posible, pero se requiere de ayuda profesional. Quien consume, debe entenderse así, está enfermo. Por ello se hace necesaria la atención de un psicólogo o psiquiatra especialista en adicciones.
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