ALCALDÍA DE CALI
¿Cuál es el Alcalde que necesita Cali? Habla el presidente de la Cámara de Comercio
Esteban Piedrahíta, presidente de la Cámara de Comercio de Cali, afirma que la confianza entre los sectores público y privado ha crecido, pero hay retos a enfrentar.
Esteban Piedrahíta llegó hace cinco años a la presidencia de la Cámara de Comercio de Cali y desde entonces su obsesión ha sido trabajar por el fortalecimiento empresarial. Y como bien dice, sin las empresas no puede haber desarrollo social.
Recalca que desde entonces observa que la ciudad y la región han tenido una gran recuperación en lo público y económico, teniendo como aliado el sector privado.
Piedrahíta afirma sentirse muy a gusto con su labor, la cual lo ha erigido como uno de los más importantes líderes del Valle del Cauca.
¿Había pensado quedarse en la Cámara de Comercio cinco años?
Sí. Al principio no tenía mucha noción de lo que iba a ser ahí. Pero felizmente pude dar con un buen equipo, una buena Junta Directiva y un buen consultor que nos orientó. Es el trabajo donde más he durado y en el que más contento he estado. Y sobre todo porque uno ya ve los frutos de esta labor, y de pronto pensar un tiempo más hacia adelante para consolidar esta misión.
¿Qué tanto ha cambiado la ciudad y el Valle desde esa época y cuál es su visión ahora?
La ciudad y la región y la Cámara han cambiado. Cali, en casi todas sus dimensiones, ha mejorado. En los últimos cinco años el PIB de Colombia creció en promedio 3,1% y el del Valle 3,9%, es decir, mayor que el del país. Después de la caída de los precios del petróleo hemos crecido un punto porcentual más que es algo muy significativo.
El desempleo estaba cerca del 14% y ahora es del 11% y hemos generado 140.000 puestos de trabajo de los cuales 110.000 son formales.
Por su parte, las finanzas públicas tanto de Cali como del Valle han mejorado, aunque aún tenemos retos en la gestión pública, pero la casa está en orden.
Tanto que el Valle fue recientemente reconocido como el departamento de mejor desempeño fiscal del país.
En materia de pobreza (en la región) la tasa en el 2013 era del 21% y en el 2017 bajó a 15,5%.
Y a nivel de la Cámara, ¿qué tanto ha sido esa mejoría en materia de dinámica empresarial?
El número de empresas nuevas y renovadas (con matrícula mercantil) aumentó en 30% en cinco años. De 73.000 se pasó a 95.000.
Eso significa que tenemos un tejido empresarial más grande, rico y más diverso, que es sobre lo que se soporta la mejoría económica de la región. Pero necesitamos más.
¿Cuáles son las verdaderas razones de ese buen desempeño?
En lo macro puedo decir que nosotros acá en el Valle no vivimos la bonanza petrolera por lo que ese ‘guayabo’ no nos dio muy duro.
Por el contrario, la recuperación de las economías norteamericana y española han contribuido con las remesas en Cali y el Valle y la devaluación le ha ayudado a ciertos sectores. En cuanto a las condiciones económicas —a pesar de que Colombia no ha estado tan bien— algunas cosas estructurales nos han aportado mucho.
Creo que la gestión pública y la confianza entre los sectores público y privado han avanzado mucho.
En lo que compete a la Cámara la diferencia ha sido el foco. La entidad va a cumplir 110 años en el 2020 y ha hecho muchas cosas por la ciudad durante esa larga trayectoria.
En épocas más difíciles de la ciudad casi que suplantaba al Estado en temas como la cultura, el medio ambiente, entre muchas otras.
Hace cuatro años tomamos la decisión en la Cámara de enfocarnos en el desarrollo empresarial. En ese momento no había secretarías de desarrollo económico en Cali ni en el Valle y gracias a un trabajo mancomunado hemos podido triplicar la inversión en programas y proyectos para fortalecer más el tejido empresarial, generando a su vez un ecosistema para la innovación y el emprendimiento que antes no existían, todo junto con aliados locales y nacionales. Adelantamos, asimismo, una encuesta de ritmo empresarial para llegarles a miles de compañías, la cual irá ahora desde el Eje Cafetero hasta el Cauca. Y próximamente ingresarán a la misma Antioquia y Atlántico en esa encuesta.
El enfoque empresarial es positivo, pero ¿qué tanto se ha beneficiado el ciudadano del común de estos avances de la Cámara?
Los ciudadanos de alguna manera nos beneficiamos del desarrollo empresarial. Es decir, sin desarrollo empresarial no hay desarrollo social. Y si no hay más y mejores empresas no vivimos bien en la región. Todos directa e indirectamente tenemos relación con una compañía cualquiera que sea su tamaño.
En la Cámara hay cerca de 100.000 empresas matriculadas. El 5% son grandes y medianas (5000), pero las microempresas (unas 85.000) son la mayoría al lado de las pequeñas (10.000). Sin embargo, comparativamente en Medellín y Bogotá hay más grandes empresas que en Cali.
Usted afirma que Cali y el Valle han mejorado en lo público y lo privado. ¿Pero qué nos falta?
El desarrollo social y económico tiene mucho que ver con la paciencia. Estos son procesos acumulativos, y cuando uno hace procesos un poquito especulativos como los de los vecinos eso puede ser flor de un día y todo puede terminar luego en un descalabro.
El éxito de Colombia, que es parcial, obedece a que su economía ha crecido de manera sostenida con baja volatilidad e inflación. Y el país con su ‘nadaíto’ de perro ha alcanzado a sus vecinos.
Sin embargo, a nivel regional nos falta trabajar más en innovación, emprendimiento y desarrollo productivo incorporando más conocimiento y sofisticar lo que producimos para poder pagar mejores salarios a los trabajadores. Ya estamos trabajando con 700 compañías en el campo de la innovación, lo mismo que en 400 emprendimientos para que surjan nuevas empresas.
Pero, ¿qué explica que el Valle en el último informe de Competitividad Empresarial siga en el sexto lugar, por debajo de regiones más pequeñas , cuando somos la tercera economía nacional?
En muchos temas estamos bien como la sofisticación productiva, además de que tenemos actualmente la primera canasta exportadora más diversificada del país.
Pero en algunas áreas hay desafíos. En seguridad, por ejemplo, estamos peor que nuestros pares y en educación, aunque la calidad de nuestras universidades es muy alta, nos falta mayor cobertura. Eso mismo pasa en los colegios, aunque son los segundos mejores del país. Gracias al censo nos puede ir mejor en cuanto a cobertura. Pero sin duda los retos son en educación y seguridad.
Con base en ello, ¿cuál podría ser el papel de la Cámara en adelante con los gobiernos local y regional?
En la Cámara decidimos perseguir de manera obsesiva el crecimiento empresarial, trabajo que hemos hecho de la mano de las autoridades. Eso ha permitido el resurgir de otras organizaciones como la FDI (hoy ProPacífico) y entidades que se sentían a la sombra de la Cámara. Eso también nos ha llevado a reducir las tensiones con los gobiernos de turno, pues a veces la Cámara reemplazaba ciertas tareas del Gobierno. Hoy, existe un gran respeto por el ámbito de ellos (alcaldía, gobernación y congresistas), y aquí está la mano para trabajar unidos. Un ejemplo de ese foco fue la creación de Invest Pacific en 2011, un esfuerzo público-privado que ha permitido atraer inversiones de 80 nuevas empresas a la región. Eso lo hemos recuperado.
Destaco, asimismo, la creación en 2016 del Bureau de turismo y eventos, también de la mano de la Gobernación y la Alcaldía de Cali.
De cara a las próximas elecciones, ¿qué tipo de Alcalde necesita Cali?
Un Alcalde que no sea ideológico y que sea bastante práctico. Que entienda que con la Cámara puede trabajar en desarrollo productivo, ya que aquí hay entidades muy valiosas de la sociedad que le pueden ayudar en muchos temas.
Ojalá que tenga una mentalidad muy moderna y moderada, ya que estamos en un país que se ha polarizado mucho. Y una de las fortalezas precisamente del presidente Iván Duque es que tiene un talante moderado y conciliador. Necesitamos algo así para Cali.
Necesitamos una persona que esté conectada socialmente y con las zonas más vulnerables de la ciudad, pero con una visión internacional para que la ciudad juegue ante el mundo y atraiga más inversión extranjera y turismo.
¿Le ha picado el gusano de la política, y de pronto la aspiración de ser Alcalde de Cali?
Son cosas que se me pasan por la mente. El ejercicio político requiere una vocación casi que monástica y cierto nivel de ambición que puede ser saludable. Es un estilo de vida y muchas cosas de mi temperamento no van con eso. Soy más moderado y técnico y me costaría trabajo cumplir promesas difíciles. Por lo pronto eso no está en mis planes.
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