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El Bulevar del Río Cali completa una década en mayo de 2023 y se ha consolidado como un ícono patrimonial para los caleños y quienes visitan la ciudad. | Foto: Archivo El Pais - Oswaldo Páez

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Déficit de espacio público en Cali preocupa: Sociedad Colombiana de Arquitectos

El déficit del espacio público en la ciudad es una de las preocupaciones de la Sociedad de Colombiana de Arquitectos en el Valle. Al respecto se pronunció Francisco Ramírez Potes, director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad del Valle del Valle.

9 de marzo de 2023 Por: Elpais.com.co

El déficit del espacio público en Cali es una de las grandes preocupaciones de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, pues estos sirven como dinamizadores de la ciudad y fomentan el disfrute y el sentido de apropiación entre las personas.

De acuerdo con Cali Cómo Vamos, en 2021, por cada habitante de la capital del Valle se contaban 2.71 metros cuadrados de zonas verdes y parques; cifra que desde el 2019 decrece por el incremento de habitantes y la falta de intervención de nuevos espacios públicos.

Francisco Ramírez Potes es uno de los integrantes de la Sociedad; el académico recuerda que Cali es una ciudad que ha recibido aluviones de migrantes, ya sea a causa de fenómenos naturales o por conflictos, su crecimiento demográfico es prueba de ello, por lo que el espacio público y su adecuado uso se vuelven factores fundamentales para la seguridad y la integración.

“Es necesario usufructuar del espacio público sin apropiarse de manera excluyente porque esto deriva en la fragmentación social. Lo que se debe favorecer es la sana convivencia, el intercambio, y la yuxtaposición en el espacio”, comenta.

Un claro ejemplo de lo anterior, agrega el académico, es una obra de ciudad que se convirtió en fenómeno social: el Bulevar del Río Cali. El proyecto arquitectónico completa una década en mayo de 2023 y se ha consolidado como un ícono patrimonial para los caleños y quienes visitan la ciudad. Asimismo, es un referente para el gremio de los arquitectos al ser merecedor de varios premios entre los que destaca el de ‘Mejor diseño urbano y paisajismo del país’ en el 2014.

En medio de una entrevista, Francisco Ramírez detalla el impacto que tienen estos escenarios en la relación que las personas establecen con el espacio y expresó algunas de las preocupaciones que existen al respecto.

Uno de los objetivos de la Socided Colombiana de Arquitectos es mejorar la calidad de vida de las personas a través de la armonía entre una organización económica sostenible, el desarrollo de proyectos y la protección de la riqueza ambiental de Cali, propendiendo mejorar la calidad de vida de las personas. ¿Cuál es su lectura de lo que se está haciendo actualmente en la ciudad?

Es nuestra razón de ser, por eso intentamos participar de las discusiones sobre ordenamiento territorial en la ciudad. La Sociedad Colombiana de Arquitectos apuesta por ciudades compactas donde se evite la depredación del territorio. La mayoría de los arquitectos sabemos porqué esto es tan importante y existen casos internacionales como el de París, que es para tener de referencia, porque han implementado un programa denominado ‘Ciudad de 15 minutos’, llamado así porque pretende escenarios urbanos en los que las personas puedan resolver necesidades fundamentales sin tener que realizar grandes desplazamientos.

En muy buen espacio público la inseguridad es mínima porque este favorece la convivencia y la solidaridad, además es para gente que camina. Lo contrario ocurre en Cali: hay gente que en su carro particular tarda una hora y media para llegar a su destino, un sistema de transporte masivo que se anuncia en riesgo y que no garantiza velocidad de los desplazamientos.

Visto desde allí, los factores que incrementan la inseguridad son muchos: el afán asociado al tiempo requerido en los desplazamientos, el transporte informal o la tendencia a adquirir motocicletas por esa misma razón. Respecto al tema patrimonial hay más preocupaciones: calles mal iluminadas, andenes estrechos que dinamizan fenómenos como el ‘raponazo’. Luego están los riesgos de tipo estructural: un transeúnte puede hacerse daño por el mal estado del patrimonio en la ciudad.

Teniendo en cuenta esto que señala, ¿hay en Cali un “buen espacio público”?
Si llega al Bulevar del Río en la noche se dará cuenta de un fenómeno muy particular: gente que viene de toda la ciudad para apreciar el atardecer desde allí y aunque es algo muy bueno, denuncia la ausencia de este tipo de espacios en Cali. Considere esto: no es un lugar de fácil acceso; es decir, usted debe llegar a él, y van desde jóvenes hasta adultos mayores que no viven en la zona centro o en la cercanía.

Al recorrerlo es evidente la heterogeneidad de grupos socioculturales y etarios, eso no existe en ninguna otra zona, especialmente en esa magnitud. En cierta medida, ocurrió años atrás algo similar en el Parque Panamericano; ahí se congregaba población migrante, era un punto de encuentro y una referencia para todos los que habitamos la ciudad.

Si lo pensamos, es increíble desplazarse tres cuartas partes de la ciudad para reunirse con amigos porque no hay otro espacio seguro, que se considere generoso, amplio, donde no se está expuesto a todos los factores de inseguridad que ya comentamos.

Ahora hay en desarrollo un proyecto que es el ‘Bulevar del Oriente’. ¿Cree que puede replicarse la experiencia del Bulevar del Río?

Son proyectos análogos y la sensación que queda es que las alcaldías van aprendiendo la lección al procurar otro espacio como este para Cali, aunque lo ideal es que se hubiera hecho a través de concurso. Esperamos buenos resultados del proyecto y al conocerlo, notamos que tiene la virtud de unir dos barrios que habían sido separados por el canal de aguas lluvia en el sector.

Hay buena voluntad, pero la pregunta se mantiene: ¿es suficiente? Porque no se entiende cómo en Cali se promueven concursos públicos -el del Corredor Verde, el del Paseo Río Cali o la recuperación de la Avenida Sexta- encaminados a reconciliar espacio público y naturaleza, pero no se apuesta por ellos. Los dos últimos están en la fase de salir a construirlos.

¿Qué opina de proyectos como la remodelación del Hotel Aristi y las obras en el antiguo Colegio de la Sagrada Familia?

Ambos son emprendimientos privados. En el caso del Aristi tenemos una acción adelantada al margen del cumplimiento de las normas, en ese sentido nuestra solicitud ha sido una sola: que se traigan al amparo de lo reglamentado, sometiéndose a los procesos de mediación, mejoramiento y adecuación que corresponden, esto porque la Sociedad Colombiana de Arquitectos participa en el Comité Asesor de Patrimonio.

El proceso para la remodelación del Hotel Aristi no se llevó a cabo bajo esa luz. Si los bienes están protegidos es fundamental acogerse a los procedimientos de carácter normativo, estructural y demás, porque están comprometidos tanto los bienes físicos, como la vida de las personas. Afortunadamente, la polémica derivó en una revisión que obligó a detener la obra para proceder de la manera adecuada.

Lo de la Sagrada Familia es un caso más complejo. Ahí estamos ante una tragedia en el sentido académico de las cosas: en un lado está el incumplimiento de los acuerdos de la licencia otorgada inicialmente y del otro, los inversionistas y el barrio afectados, mientras que la demolición de lo construido cuesta mucho dinero. Es decir, perjuicio del patrimonio, un grupo de personas asaltadas en su buena fe, y un barrio que no verá el proyecto terminado, todos principios que no están en el mismo plano.

La única recomendación que cabe es la modificación del proyecto, tras un nuevo acuerdo. Este debe someterse a discusión con el Comité Asesor de Patrimonio porque la licencia ya está vencida y así aprovechar que hay voluntad de los promotores para una reformulación. Tomará tiempo, pero es necesario encontrar una solución en la que se responda por aspectos normativos, de seguridad, y se garantice la preservación de los valores del bien.

¿Podría la distritalización de la ciudad resolver algunas de las problemáticas que ha expuesto?

Con los distritos pretenden resolver un problema administrativo y no cabe venderlo como una aproximación al modelo de ciudades más habitables. Lo que pretende la distritalización es hacer “paquetes” para facilitar la prestación de servicios y la gestión de recursos, pero si lo analizamos no hay solución efectiva a las dificultades para los desplazamientos.

¿Qué vamos a hacer con esas personas que residen en una localidad y trabajan en otra? ¿Y si sus hijos estudian en otra? ¿O si los prestadores de salud están en otra? Las ciudades de 15 minutos dependen de sistemas muy robustos de transporte público, que cuentan con posibilidades de alimentación racionales, de manera que tienen una gran capacidad de absorción. Estamos hablando de metros, tranvías, etcétera, con vagones exclusivos para bicicletas, lo que quiere decir que una persona pedalea cinco minutos, aborda otro sistema sin complicaciones y termina su desplazamiento adecuadamente. En las condiciones actuales del sistema de transporte masivo de Cali, estamos muy lejos de tener una ciudad de 15 minutos.

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