CALI
El MÍO está herido de muerte y el plan para salvarlo no logra convencer, ¿qué hará Cali?
Proyecto 180 no termina de convencer. Expertos insisten en que hay que combatir el transporte informal, mejorar la eficiencia y seguridad en estaciones y buses para recuperar el volumen de pasajeros. Liquidar Metrocali no es la solución.
En una verdadera encrucijada se encuentra la capital vallecaucana ante la crisis que vive el Masivo Integrado de Occidente, MÍO, que desde su inauguración en noviembre de 2008 se planteó como la solución al problema de transporte público urbano y de movilidad de los caleños.
Sin embargo, las continuas crisis financieras, los problemas en el contrato, la obsolescencia de los buses, la falta de seguridad al interior de los mismos, al igual que en las estaciones, donde se cometen uno de cada tres hurtos en la ciudad, hoy amenazan con frenar su operación.
Los vientos de crisis soplan desde hace muchos años y, a pesar de que se han tomado algunas medidas, estas no han sido suficientes.
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Ahora el alcalde Jorge Iván Ospina impulsa ante el Concejo el proyecto 180 (aprobado en primer debate) con el que se busca inyectar $1,3 billones al sistema, como tabla de salvación (este dinero saldría de varios impuestos y tasas que pagarían los habitantes de la ciudad).
Aunque algunos sectores apoyan la iniciativa, otros argumentan que no hay claridad sobre cómo y en qué serán invertidos y temen un nuevo despilfarro de recursos públicos.
Sobre lo que sí hay claridad, y de alguna manera consenso, es que la crisis del MÍO no se supera solo con plata. Líderes y académicos aseguran que la fórmula debe pasar por cambiar el modelo a la integración, con otros modos de transporte público, hacer énfasis en la cultura ciudadana, demostrar transparencia en el manejo de los recursos, reconquistar al pasajero y un combate sin tregua a la piratería.
La directora ejecutiva de Propacífico, María Isabel Ulloa, recordó que ningún sistema de transporte es rentable ni autosostenible. En ese orden de ideas, agregó que “se puede lograr que sean sostenibles, pero no rentables”.
Por eso, aseguró, los $1,3 billones pueden ser una solución para el sistema, siempre y cuando Metrocali y la Administración le cuenten a Cali cómo y en qué se van a invertir estos recursos.
“Nos han dicho que se comprarán buses, pero tenemos que entender cómo es esta estrategia, y si el resto de recursos que se inyectarán al sistema van a bajar la tarifa técnica, porque de lo contrario no estaríamos haciendo nada”, indicó.
La tarifa técnica es el dinero que la Alcaldía debe colocar cada mes para que el sistema funcione. El pasajero paga hoy $2700, pero operar cuesta más del doble; ese recurso lo debe poner la Administración.
Otro punto no menos importante, manifestó Ulloa, es que cualquier integración del transporte se debe dar entendiendo que el MÍO es el eje estructurante de la movilidad en Cali.
“Cualquier otro sistema, ya sea guala o colectivo, tendrá que entrar como alimentador, haciendo parte de esta columna estructurante”, insistió.
El 78,6 % del recaudo de la sobretasa a la gasolina se destinará a la financiación del sistema de transporte masivo, hasta el año 2040.
Por su parte, el concejal Roberto Ortiz mantiene su voto negativo sobre el proyecto 180. “Cuando vi que este Alcalde tan cuestionado por el mal manejo de las finanzas públicas de la ciudad iba a recibir $1,3 billones, que es lo que representa hasta el 2045 los recursos por sobretasa a la gasolina, me dio zozobra, me dio temor; no me cabe en la cabeza que a 8 meses de terminar su mandato se le van a entregar más de un billón de pesos”, cuestionó.
Para salvar el MÍO, Ortiz planteó un sistema multimodal que permita que este siga operando por todas las troncales, las gualas en zona de ladera y que los colectivos pequeños nuevamente vuelvan a los barrios de Cali, que es donde radica el problema de movilidad del caleño, pero de manera integrada.
Entre tanto, el concejal Fernando Tamayo, se mostró partidario del proyecto 180 siempre y cuando haya una reestructuración de los pliegos de la concesión. Coincidió con Ortiz en que la reestructuración del sistema implicaría la inclusión del transporte público colectivo, de los jeeps y camperos de la ladera.
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Para este cabildante, el sistema actual es inviable, porque no posibilita crecer en cuanto a número de pasajeros, no ofrece un transporte digno para la ciudadanía y cada día pierde más usuarios.
De 900 mil personas que pretendía mover inicialmente cayó a 400 mil en la pandemia y ahora se estima que no supera los 270 mil, mientras los piratas mueven alrededor de 400 mil personas.
Este, reconoció Tamayo, es uno de los grandes retos porque la gente prefiere la moto o el pirata a usar el MÍO, que es insuficiente en cuanto a rutas y a capacidad de recoger pasajeros.
“Por eso, consolidando la intermodalidad y atacando la piratería fuertemente, con apoyo de la Policía de Tránsito, ahí tendríamos el nicho de pasajeros que necesita el MÍO”, reiteró.
Transporte alternativo
Para Jaime Ahcar, director de la carrera de Economía de la Universidad Javeriana de Cali, mientras la ciudad no cuente con un sistema de transporte alternativo, Cali no tendrá más remedio que financiar el sistema de transporte MÍO e intentar aumentar las frecuencias del mismo.
No obstante aclaró que “esto no debe hacerse en detrimento de la posibilidad de realizar un Tren de Cercanías que resuelva el problema de los desplazamientos de larga distancia en la ciudad (norte – sur, por ejemplo), teniendo en cuenta que el MÍO funciona aceptablemente bien en cortas distancias”, anotó.
Es preciso, agregó, realizar obras públicas en la ciudad, por ejemplo, hundimientos y puentes que mejoren la rapidez del sistema, pues no basta solo con echarle dinero.
El tema de recuperación de pasajeros, aseguró Carlos David García, va a ser un trabajo muy difícil porque la gente lo que está buscando es una garantía de un servicio ágil, seguro y eficiente.
“Mientras no se hagan los puentes, los hundimientos y el Tren de Cercanías, lo más probable es que los caleños sigan optando por desplazarse en motocicleta para las largas distancias y no necesariamente será viable el sistema de transporte MÍO”.
El docente Ahcar dijo que la ciudad debe pensar en grande, como en un sistema de metro a futuro.
De otro lado, el experto en movilidad, Carlos David García, señaló que los sistemas de transporte público siempre van a requerir apoyo en el tema tarifario, así como de garantías por parte de los gobiernos nacional y municipal para una operación exclusiva.
Esto implica una lucha frontal contra el transporte remanente colectivo, la informalidad o urbaneo de vehículos viejos recogiendo pasajeros y las motos en la ladera.
Adicional a esto, está el tema de las personas que se cuelan en el MÍO, que dejan pérdidas de alrededor de $20 mil millones al año.
“Es decir, la falta de cultura ciudadana no permite que los recaudos y la operación se den de una manera eficiente. Se saltan taquillas, se meten por las puertas o por donde puedan, esos son de los principales factores que están aquejando al sistema”, recalcó.
Recordó otros mecanismos para garantizar sus ingresos como la tasa de congestión y también dentro del Plan Integral de Movilidad Urbana de Cali quedaron otros instrumentos adicionales para inyectarle recursos.
Para García, liquidar Metrocali significaría un retroceso de 20 años para la ciudad. “Nos volveríamos a meter en el tema en el estuvimos hasta el 2006 que era el funcionamiento de manera descontrolada de transporte público, congestiones, esto sería lo peor que le puede suceder a la ciudad. El sistema hay que rescatarlo”, puntualizó.
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Por otro lado, la concejal Ana Erazo subrayó que el proyecto 180 está enfocado en un sinfín de cosas que no solucionan el problema, que es la demanda de pasajeros. Como alternativa a esta problemática propuso recuperar la última milla, ofrecer rutas paralelas, pero eficientes, a las que ofrece la ilegalidad. Además de tarifas diferenciales y acuerdos con empresas para compensaciones por uso del sistema.
Finalmente, Edwin Maldonado, director ejecutivo del Comité Intergremial y Empresarial del Valle, enfatizó que “consideramos necesario hacer una mesa técnica conjunta con el Gobierno para revisar no solo el futuro del MÍO, sino también de la movilidad de la región”.
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