Cali
El sentido adiós de la directora de El País, María Elvira Domínguez Lloreda, “tengo nostalgia, pero me voy feliz”
El viernes 30 de junio concluye su paso por la empresa que fundara su abuelo en 1950 y que ella lideró por dos décadas. Historia de una niña que se hizo grande en el diario de nuestra gente.
Por Paola Andrea Gómez P. / Jefa de Redacción
La niña vestida impecablemente, con un traje de cuellito redondo, zapatos y medias blancas, cabello rubio y bien peinada, aparece en la foto, junto a su madre, su abuelo, sus primos y tíos. Al lado se ve el camión que traía de Buenaventura a Cali una moderna rotativa Goss Urbanite, en la que por más de 20 años se imprimió el diario El País. Fue todo un acontecimiento que ella guarda entre los recuerdos más bellos de su infancia y que relata con una sonrisa en el rostro.
Y fue también una premonición, pues con el tiempo aquella niña se convirtió en el timonel del periódico más importante del suroccidente colombiano, al que el próximo 30 de junio le dirá adiós. María Elvira Domínguez Lloreda, la directora, la gerente, la empresaria, la que fuese presidenta de la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, y una de las mujeres más reconocidas en el mundo de los medios de comunicación en Colombia, se despide de su casa.
En su historia, la palabra casa aparece indeleble en su discurso. Quizás porque así lo fue desde el inicio; siendo integrante de la tercera generación de la familia Lloreda, que en 1950 fundó el entonces diario matinal conservador, en cabeza de su abuelo Álvaro Lloreda Caicedo, el emblemático edificio caleño se convirtió también en su hogar. Venía a hacer tareas, al escritorio de su abuelo.
Incluso, se internó por semanas en el salón de cómputo, al final de su bachillerato, para hacer un trabajo de ciencias de la computación. Y luego de formarse en Bogotá y en el exterior, y de concluir sus estudios de pregrado y maestría en Administración de Empresas y una especialización en Alta Gerencia de la Universidad de los Andes, regresó a su casa, en noviembre de 1996, con una maleta llena de sueños y conocimientos.
Desde entonces, nunca se volvió a ir. Primero fue Directora de Planeación y Proyectos, luego fue Gerente Administrativa y de Planeación; en 2002 asumió la Gerencia General, y desde el 2007 ejerce como Directora y Gerente. “Es que cuando yo salgo de mi casa y vengo a El País siento que estoy yendo de mi casa a mi otra casa. Mi casa tiene que ver con la gente que vive acá, que trabaja; aquí lo único que falta son camas. Es la casa para trabajar, para celebrar los momentos buenos y también para acompañarnos en los difíciles. Es complicado desprenderse del edificio, en el sentido de que ya no será más la casa, no solo por haber vendido nuestra propiedad de El País, sino porque ya no seguiré viniendo todos los días”, expresa.
En enero de 2023, cuando El País fue adquirido por Publicaciones Semana, el periódico dejó de ser de su familia, tras afrontar una difícil situación financiera, que obligó su ingreso a la Ley 1116, de reorganización empresarial, el 18 de febrero de 2020. Por sugerencia de Gabriel Gilinski, máximo accionista de Semana, la Directora, María Elvira Domínguez, decidió acompañar unos meses más la empresa, en su transformación.
“Para la familia, dejar de tener El País fue un duelo, pero creo que los últimos años nos fuimos preparando porque sabíamos cuál era la realidad. La crisis venía hace rato, y en los últimos meses (hasta inicios de enero) se fue agravando. Para los accionistas, por encima de todo, lo importante era que El País continuara y tuviera un futuro”, señala.
Las buenas noticias
Al desempolvar tantos momentos que hoy afloran en la memoria, María Elvira cuenta que, aunque lo suyo eran los números, la planeación y la administración, al asumir como Directora, en remplazo de su primo Francisco José Lloreda, se dejó contagiar por la pasión de las noticias.
“Había momentos que gozaba mucho: las elecciones, las campañas, todo ese momento electoral, los resultados. Era muy emocionante vivir eso acá, ver la redacción en pleno furor. Espero me inviten, de pronto, este año que son unas elecciones muy importantes para nuestra ciudad, nuestra región y el país entero”.
En sus recuerdos aparecen también noticias que vivió y disfrutó como Jefa y como caleña: la realización de los World Games de 2013. “Eran unos juegos que no pintaban nada y El País empezó a publicar cien días antes la expectativa, contó de qué se trataban y todo lo que en el evento pasó. Los juegos le cambiaron la cara a la ciudad durante 15 días. Se vio el orgullo caleño y Cali volvió a ser esa ciudad cívica; fue una cosa increíble que nos demostró que sí se puede. No hay que repetir los juegos para que se pueda, hay que tener un liderazgo inspirador”.
Dice, también, que aunque mucha gente cree que los medios son felices mostrando solo lo malo, siempre le gustó contar buenas noticias. “Por eso nuestro empeño en publicar esas ediciones especiales de ‘Cali sí puede’, ‘El Valle pa’ lante’, ‘El País pa’ lante’, ‘De Cali se habla bien’, ‘Por Cali lo hago bien’, entre otras, en las que hablamos de esas cosas maravillosas que pasan en la ciudad. El País no puede perder esa búsqueda, esas son cosas que necesita el alma”.
Hoy nuestra edición está dedicada a retratar la Cali que queremos en el 2026. Súmate a #PorCaliLoHagoBien: pic.twitter.com/AJX9Mra0d2
— El País Cali 📰 (@elpaiscali) April 24, 2016
Sin duda, también fue una buena noticia para la casa editorial y para ella su nombramiento como Presidenta de la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, en 2018, organización en la que participó desde 2007 y en la que poco a poco se decantó por el tema de la libertad de prensa, de conocer lo que estaba ocurriendo en distintos países, de cómo alzar las voces y juntar esfuerzos para denunciar los crímenes contra periodistas, la censura, la violencia.
“Fue una tarea que de verdad me apasionó. Durante ese año estuve en misiones en distintos países. Hablamos de lo que ocurría en Nicaragua con la prensa, que era terrible. Estuvimos en México conociendo la violencia contra los periodistas. Fue una experiencia con la que me comprometí mucho”.
Nos queda solo un mes
En 2019, al terminar su paso por la SIP, la situación económica de El País se hizo más compleja, por lo que en febrero de 2020 entró en reorganización. Aquello pasó justo un mes antes de la pandemia que confinó al mundo. La parálisis apareció en un momento por extremo complejo. Los empleados se fueron a casa a trabajar y el contacto se trasladó a verse a través de una pantalla o a coordinar por un whats app.
“Nos adaptamos, a punta de tecnología, pensando ‘de esto salimos adelante’. La empresa sufrió el impacto de la pandemia que vivieron muchas empresas, y nosotros con mayor razón. Luego llegó el 2021 que era el año de la recuperación, pero ocurrió el estallido social y eso generó otro golpe terrible. Los ingresos cayeron más y tuvimos dificultades grandes para operar, pero pasamos. El año pasado creímos que íbamos a tener una reactivación, pero el mercado no reaccionó como se pensaba. Hubo momentos en que dije ‘si no se logra una negociación, esto no va a poder continuar’. La junta directiva me preguntaba ¿Cuánto le queda a la compañía? Y yo les decía ‘nos queda solo un mes’ y así pasamos el año, mes tras mes”.
La enfermedad, que ha contagiado ya a más de 400.000 personas, ha trastocado la vida de millones de ciudadanos en 175 países y territorios, llevando a un tercio de la población mundial a quedar bajo órdenes de confinamiento.
— El País Cali 📰 (@elpaiscali) March 25, 2020
Video: AFP pic.twitter.com/kBZRVjZsa2
Al final, la sentencia de que habría que cerrar en un mes se prolongó por varios, hasta inicios de 2023, cuando la historia dio un giro de 180 grados. “Hoy doy gracias por haber tenido esa terquedad para seguir y les agradezco a los empleados, que con todas las dificultades continuaban aquí. El País no se salvó por María Elvira, El País se salvó por los empleados, por la ayuda de los proveedores, por la paciencia, el apoyo del sector financiero y por lo que El País significa para mucha gente”.
Mientras llega ese viernes 30 de junio en que se irá de casa, la niña que se hizo grande en el diario de nuestra gente recoge de a poco sus cosas, reparte pequeñas herencias, conversa con Diego Martínez, su sucesor en la Dirección, y con los empleados que se encuentra a su paso.
También organiza ideas de lo que viene y se pondrá a hacer. Cuenta que un ‘coach’ le aconsejó pensar en qué le hace feliz y para qué es buena. Le han dicho que sea consultora para la crisis, que brinde asesorías a empresas. Aún no lo define y confiesa sentir angustia de no tener resueltos cada uno de sus días futuros, como lo han sido los últimos 27 años. Lo que sí tiene claro es que dedicará tiempo a sí misma, a ‘Nana’ y a ‘Pipe’, sus hijos; a Luis, su esposo; a Elvira, su madre, a los Alfredos, padre y hermano, a su familia entera, a sus amigos, a todos.
Y como es una maquinita que no para, ya se matriculó en un curso de gobierno corporativo y juntas directivas, para julio. Luego de tanta adrenalina difícil pensar en la quietud.
“Me queda la satisfacción de que El País está en las mejores manos. Agradezco el valor que Gabriel Gilinski, cuya familia es de origen vallecaucano, le ha dado al legado de esta empresa, con 73 años en la región. Se requiere de empeño, conocimiento y liderazgo para sacarlo adelante como ya lo están haciendo. Por eso también, aunque tengo nostalgia, me voy feliz”.
Así la ven sus colaboradores
Carolina Escrucería, Directora Jurídica de El País y una de las más cercanas colaboradoras de María Elvira Domínguez, dice: “Tuve la fortuna de viajar con la Doctora a varios lugares del mundo en su travesía por defender las libertades de prensa y de expresión. Ahí pude conocer a la líder inspiradora y firme que llegó a dirigir la Sociedad Interamericana de Prensa y también a la compañera y cómplice de aventuras, alegre, divertida y descomplicada con quien todos querían compartir la mesa para escuchar sus charlas coloquiales. Fui afortunada de compartir con ella todos esos momentos que voy a atesorar por el resto de mi vida”.
Para Pedro Felipe Muñoz, Gerente de Ventas de El País, “María Elvira tiene una capacidad de conexión humana y administrativa que le facilita hacerse parte de una estructura social participativa y democrática. Desde el punto de vista comercial, es curioso que jamás se ha sentido una buena vendedora, pero su conocimiento del producto, su deliciosa conversación, su identificación con lo que vende nos ha ayudado a vender, le han permitido ser una de nuestras mejores promotoras. Cuando sale a vender, normalmente se echa al hombro un morral negro en el que carga un iPad, un computador, tres cuadernos y una agenda pero que asemejan el peso de todas sus muchísimas responsabilidades. Nunca ha permitido que le carguen ese morral pesadísimo, tal y como lo hizo en la peor crisis de nuestro diario; lo llevó ella misma en una marcha poderosa y los que estábamos detrás no tuvimos otra opción que seguirle el paso. María Elvira nos enseñó el poder de la administración sensible y de la lucha constante”.
Y para Diego Martínez Lloreda, quien la sucede en su cargo, “María Elvira es una de las personas más sensatas que he conocido y tiene un sentido común único. Sin ser periodista desarrolló un gran olfato periodístico y con una ojeada detectaba errores que muchos no veían. Le aprendí mucho pero la enseñanza que más le agradezco es haberme ayudado a ser mejor persona. Esa combinación de sensatez y sentido común fue fundamental le sirvió mucho para tener el equilibrio necesario en los momentos más difíciles. Fue muy grato trabajar a su lado estos años”.
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