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Cali: Reportaje Cali bajo tierra foto José L Guzmán enero 18-24. EL País
Entre ductos de aire, puentes y canales de aguas lluvias viven cientos de personas en Cali. Foto: José Luis Guzmán / El País | Foto: José Luis Guzmán. El País

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Especial Cali bajo tierra: cientos de personas viven entre ductos de aire, puentes y canales de aguas lluvias

En Cali hay gente que lleva hasta 25 años residiendo en los ‘sótanos’ de la ciudad.

22 de enero de 2024 Por: Redacción El País

Texto: Hugo Mario Cárdenas López / Fotografías: José Luis Guzmán

Si a ras de piso son invisibles, bajo la tierra son inexistentes. Y aunque no se puede contar al que no existe, son decenas, quizá cientos o miles de personas las que no encontraron cabida en una vivienda digna en el primer piso de la ciudad y que subsisten en el ‘sótano’ de la capital del Valle.

Seres humanos que llevan hasta 20 y 30 años viviendo entre las estructuras de cemento de las vías, dentro de los tubos de desagüe de aguas residuales, bajo puentes, en canales de aguas lluvias o entre los ductos diseñados para circular aire en algunos túneles.

Cali: Reportaje Cali bajo tierra foto José L Guzmán enero 18-24. EL País
Entre ductos de aire, puentes y canales de aguas lluvias viven cientos de personas en Cali. Foto: José Luis Guzmán / El País | Foto: José Luis Guzmán. El País

Si encajara la figura de prescripción adquisitiva, Víctor Restrepo sería el dueño del puente de la Avenida 2 Norte con Calle 52 (La Isla), donde vive hace más de 25 años; Leandro Martínez tendría parte del colector de aguas que baja junto a Palmetto Plaza, donde reside desde los 15 años (está próximo a cumplir 30), y Julián Villaquirán sería el dueño de un tramo de la Autopista Suroriental con Carrera 49.

La concejal Alexandra Hernández aseguró una semana atrás que Cali es la ciudad del país con más personas en condición de calle por cada 100 mil habitantes; lo que equivaldría a unas 8.000 personas en esa condición, e indicó que aproximadamente el 11 % de ellos son adultos mayores.

Cali: Reportaje Cali bajo tierra foto José L Guzmán enero 18-24. EL País
Leandro Martínez vive desde los 15 años de edad en un canal de desagüe a la altura de Palmetto Plaza. Foto: José Luis Guzmán / El País | Foto: José Luis Guzmán. El País

El País habló con varios de esos habitantes de la Cali subterránea y son varias las cosas en las que coinciden: ninguno recibe ayuda oficial, todos esperan un día sobreponerse a su situación y todos lloran recordando el amor o el dolor que les han causado a sus familias por su situación.

“Mucha gente nos ve como si fuéramos una especie rara. Nos desprecian por la condición en la que vivimos, pero también tenemos una familia; incluso hay gente muy preparada en este mundo”, dice Leandro Martínez.

Así vive entre un puente el ‘Papá de los locos”

El Mocho hizo casa en el puente de la Isla | El País Cali

Víctor Restrepo, a quien todos conocen como El Mocho, es ante todo, un gran anfitrión. Lo primero que hace cuando nos recibe en el sector de Isla es darnos la bienvenida a su casa e introducirnos en el mundo que él mismo ha creado.

“Aquí donde estamos es la sala”, dice El Mocho señalando la parte baja del puente por donde corre el río Cali. “Arriba queda lo que es mi alcoba, mi habitación; está construida por dentro del puente, como hasta la mitad del puente, y por dentro tengo organizado y pintadas las paredes”.

Reportaje Cali bajo tierra foto José L Guzmán enero 17-24
Víctor Restrepo, El Mocho, vive dentro de la estructura de un puente en el sector de La Isla. Foto: José Luis Guzmán / El País | Foto: José Luis Guzmán. El País

“Tengo cositas de madera para poner las velas para la luz en la noche y una tira amarrada a un balde por si me quiero bañar arriba, subo el agua. Allá arriba queda el jardín (dice señalando hacia el separador vial), que es donde tengo las matas de papaya, de fríjol, cebolla, naranja, aguacate”.

“Donde tengo el jardín, algún día cuando estos árboles crezcan, me gustaría tener un negocio de jugos naturales o ensaladas de frutas, un puesto o un kiosco donde la gente venga y vea, pues todas las frutas se han sembrado o cultivado aquí, y se tomen su jugo o se coman su ensalada; lo único que no tengo es piña, pero de resto lo otro está”, dice Víctor, a quien también apodan ‘el papá de los locos’.

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Víctor Restrepo, El Mocho, vive dentro de la estructura de un puente en el sector de La Isla. Foto: José Luis Guzmán / El País | Foto: José Luis Guzmán. El País

Se enamoró de Cali en uno de los momentos más difíciles de su vida. Cuando fue remitido desde una clínica en la ciudad de Pereira para amputarle la pierna izquierda.

“A mí me dieron una patada en la tibia izquierda jugando fútbol, cuatro dedos abajo de la rodilla; entonces me empezó un dolor y en ese entonces la tecnología no está tan avanzada; duré un año con ese dolor y me decían que era artritis, que una cosa y la otra, me mandaban Pomadas, pero de un momento a otro no podía apoyar el pie”.

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Víctor Restrepo, El Mocho, vive dentro de la estructura de un puente en el sector de La Isla. Foto: José Luis Guzmán / El País | Foto: José Luis Guzmán. El País

“Me hicieron una biopsia y a los 20 días me dijeron que era un osteosarcoma. Empecé quimioterapia, y me cansé porque el pie me empezó a oler muy feo (...) y mis amigos y mi familia cuando comían se me iban del lado; yo me empecé a sentir muy mal, entonces ya a lo último le dije al médico que estaba cansado, ya casi tres años de lucha y todo eso y la decisión fue amputar porque no se pudo”.

Meses después, su familia decidió mudarse desde el Eje Cafetero hacia el exterior, pero Víctor libraba para entonces una batalla contra la drogadicción. “Cuando mi familia se fue, me pagaron el centro de rehabilitación, me sacaron de la casa y me dieron la dirección de una fundación donde debía llegar; llegué y ahí ya estaba todo pago, todo hablado, y ahí fue donde comenzó mi historia acá en Cali”.

Reportaje Cali bajo tierra foto José L Guzmán enero 17-24
Víctor Restrepo, El Mocho, vive dentro de la estructura de un puente en el sector de La Isla. Foto: José Luis Guzmán / El País | Foto: José Luis Guzmán. El País

Cuando el amor duele

“Al puente llego porque me salí de la fundación y empecé a trabajar vendiendo dulces en los buses, pero cuando entra el MÍO, que sacaron todos los buses, me tocó pedir en un semáforo en la Tercera Norte”, recuerda.

“Yo tengo un compañero que vive acá al lado y empecé a pagarle dos mil pesos diarios por el peaje del cambuche. Le pague casi un año hasta que alguien me dijo que yo no tenía por qué hacerlo, que no le pagara el puesto a nadie, que esto era la calle y dejé entonces de pagarle. Al principio se enojó, pero luego lo aceptó”.

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Víctor Restrepo, El Mocho, comparte su vivienda con 'Dos Mil' la perrita que lo acompaña desde hace varios años. Foto: José Luis Guzmán / El País | Foto: José Luis Guzmán. El País

Bajo ese mismo puente encontró el amor, pero también un dolor que supera, incluso, la pérdida de su pierna. “Yo tuve mi mujer, viví con ella, fue la mejor del mundo, pero de un momento a otro cambió. Es una historia triste porque me engañó con mi hermanito, con mi mejor amigo”.

“Mi jefe la sacó de la pieza donde vivía y le pedí el favor a mi amigo que la dejara quedar en el cambuche de él mientras yo trabajaba y pasaron tres días y ella no volvió. Un día terminé de trabajar fui hasta el cambuche y los encontré acostados sin ropa; eso fue muy difícil para mí. Desde eso vivo solo”, relata El Mocho con los ojos inundados y con otro tono de voz.

Reportaje Cali bajo tierra foto José L Guzmán enero 17-24
Hablar de amor es para Víctor Restrepo, El Mocho, uno de los dolores que más lo aqueja. Foto: José Luis Guzmán / El País | Foto: José Luis Guzmán. El País

Su única compañía es ‘Dos mil’, una perrita que le regalaron hace un tiempo y que bautizaron así luego de que le sacaron más de 300 garrapatas. “Entonces mi amigo se mandó las manos a la cabeza y me dice: ‘Uy, esa perra tiene más dos mil garrapatas y a mí me dio risa y así la dejamos, se llama ‘Dos Mil’ y ella entiende por ese nombre”.

Cercano a cumplir los 50 años de edad, El Mocho tiene intactos sus sueños sin importar las adversidades. “El primero es tener la venta de jugos y ensaladas de frutas; y el segundo, llegar a España con mi propia plata y tocarle a mi mamá y pedirle la bendición”.

Ya su familia se lo intentó llevar a Europa, pero la adicción no permitió que el avión despegara.

“40 años en Navarro y me sacaron con $750.000″

La sacaron de Navarro con engaños | El País Cali

A ella y a su hijo, la propia Administración los tiró a la calle con engaños. Llevaba 40 años viviendo en el basuro de Navarro y con la promesa de darles una vivienda digna los sacaron un día y les dieron $750.000 para pagar tres meses de arriendo mientras tenían su casa.

“Esos $750.000 fueron como una maldición. Ese fue el dulce para sacarnos sin derecho a nada... Pero ellos saben que me deben mi vivienda como se las dieron a las otras personas; algunas en Potrero Grande”, cuenta Lilia María Castañeda, que pasados esos tres meses no tuvo cómo seguir pagando arriendo y con su hijo de 34 años empezó a dormir en la calle.

“Estábamos en una invasión, en Brisas de Córdoba; entonces, ¿qué pasa? Uno tiene que buscar dónde dormir y me cansé de dormir en la intemperie y dije no, pues me voy para allá debajo de ese puente, así de sencillo, y aquí estamos. Ya vamos para cinco años junto a mi hijo Fabián Fernando Marulanda”.

Cali: Reportaje Cali bajo tierra foto José L Guzmán enero 18-24. EL País
Cali: Reportaje Cali bajo tierra foto José L Guzmán enero 18-24. EL País | Foto: José Luis Guzmán. El País

“Allá dentro del muelle de Navarro había de todo; comida ropa y allá uno tenía su rancho. Vivíamos muy chévere y resulta y pasa que a mí no me han podido dar vivienda dizque porque soy rica, según el Gobierno. Que porque tengo puntaje C8 en el Sisben. Pero ahorita en diciembre me lo bajaron a la A3, pero de igual manera a mí no me llega ayuda de ninguna clase. La ayuda mía son mis manos y mi carreta porque toda la vida he reciclado”.

Lilia María es de Tumaco, Nariño, y llegó a Cali a los 13 años de edad. Casi de inmediato se enamoró y terminó viviendo dentro de Navarro, donde nacieron sus hijos. En principio, el temor era que un desbordamiento del caño los arrastrara, pero con el paso de los días se fue dando cuenta que el peligro bajo el puente, ubicado en el barrio República de Israel, era otro.

Cali: Reportaje Cali bajo tierra foto José L Guzmán enero 18-24. EL País
Cali: Reportaje Cali bajo tierra foto José L Guzmán enero 18-24. EL País | Foto: José Luis Guzmán. El País

“La experiencia más brava que hemos tenido aquí son las ratas y las culebras, porque suben las culebras también; pero cuando uno ve las culebras lo que hace es que les echa específico y ellas van bajando”.

Entre un bolso atado al cuello guarda su mayor tesoro: su teléfono celular al que no le faltan datos ni minutos. Lo carga siempre porque no quiere que un día le vayan a decir que la llamaron para darle su casa y ella no contestó.

También hizo parte de la toma de La Ermita y ve con indignación que la gente que llegó en el último momento y solo estuvo en la mesa de concertación, fue la que salió beneficiada y no quienes llevaban más tiempo.

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Cali: Reportaje Cali bajo tierra foto José L Guzmán enero 18-24. EL País | Foto: José Luis Guzmán. El País

“En La Ermita llegó el gobierno de Jorge Iván Ospina, creo, que hiciéramos una mesa de concertación y vaya mire cómo viven de bueno los 20 de la mesa; esos son los que tienen chatarrería, tienen casa, tienen carro y tienen hasta finca y los demás la estamos pasando bien maluco”.

“Ahora mire como es la corrompición en que estamos, que ya el carro de la basura llega a las 6:00 de la tarde para que no alcancemos a sacar nada porque ellos se dieron cuenta de que el bendito reciclaje es el que da la plata, y nos están fregando por todo lado”, cuenta la mujer, después de relatar que entre la basura ha encontrado hasta cuerpos descuartizados.

Las decepciones lo tiraron a la calle

El hombre que vive debajo de la autopista | El País Cali

El día que un venezolano lo invitó a dormir a su casa, Julián Andrés Villaquirán pensó que le estaban tomando el pelo. “Yo le dije: ‘tu casa; los venezolanos qué casa van a tener’, y dijo yo tengo mi casa, caminá vamos y verdad me trajo aquí a este lugar y después se fue para Chile y me dejó aquí, yo me quedé aquí”.

Ya son más de cuatro años viviendo debajo de la Autopista Suroriental, por donde a diario circulan miles de vehículos y en la intersección de un caño y un colector.

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Cali: Reportaje Cali bajo tierra foto José L Guzmán enero 18-24. EL País | Foto: José Luis Guzmán. El País

Cometió errores en la vida que pagó muy caros y cree que por eso vive en las condiciones y el lugar donde llega a dormir cada noche.

“Cuando tenía como 21 años me gustaba jalar motos y caí preso. Después de que salí de la cárcel fui a buscar a mi mamá y hacia un mes se había muerto; no sé ni dónde está enterrada. Luego voy a buscar a mi esposa y a mi hija y cuando toqué la puerta, me abrió el marido. También me dio durísimo; ya mi hija le decía papá a ese señor; todas esas decepciones me tiraron a la calle”.

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Cali: Reportaje Cali bajo tierra foto José L Guzmán enero 18-24. EL País | Foto: José Luis Guzmán. El País

Terminó el bachillerato, es panadero, jugó fútbol, ha trabajado en ebanistería y conoce otras artes que ya no practica, dice. “A veces me estreso y digo ‘pero hasta cuándo, hasta cuándo’, pero estoy metido en un hueco del que no he podido salir y espero hacerlo algún día. O irme a otro lugar”.

“Este ha sido mi refugio, como mi descansadero en el que nadie me molesta, aunque es un lugar que no significa nada porque a la final todo esto es basura; pero pues algún día tendré que salir de aquí porque todo no dura para siempre; vivo muerto algún día tendré que salir de aquí”.

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