Homicidios, un flagelo que se mantiene al alza en Cali: ¿en qué está fallando la estrategia de seguridad?

Los homicidios en Cali siguen en aumento y cada vez parece más lejos la meta de las 800 muertes violentas fijadas por la Secretaría de Seguridad a comienzos de este año.

Lo anterior porque solo en el mes de septiembre se presentaron un total de 85 casos de homicidios, 11 más que el mismo mes del año pasado, para un incremento de 15%, según cifras del Observatorio de Seguridad de Cali.

Sin contar que durante los primeros 9 meses del año se cometieron 766 homicidios, un incremento de 6,7% (+48 casos) respecto al mismo período de 2022.

No obstante cabe destacar una reducción de 37% respecto al histórico 1993-2022 que fue de 1223.

Pero, ¿qué falló? ¿Por qué la meta fijada por el secretario de Seguridad, Jimmy Dranguet, de cerrar el 2023 con 800 homicidios no se pudo cumplir?

María Ximena Román García, abogada, exdirectora jurídica y exsecretaria de Seguridad y Justicia de Cali, hoy directora de proyección social de la Universidad de San Buenaventura, consideró que la razón principal por la que no se alcanzaron las metas de disminución de homicidios en la ciudad, este año, obedece “a que no hemos logrado la articulación institucional necesaria con las autoridades judiciales y una política criminal efectiva, para combatir sus principales causas”.

Entre ellas la experta destaca el narcotráfico y sus delitos conexos, ya que “según cifras del Observatorio de Seguridad y de fuentes de inteligencia, la principal causa de homicidios en nuestra ciudad es el ajuste de cuentas entre bandas de microtráfico y narcotráfico, que se pelean por el mercado y las rutas”.

En ese orden de ideas, la búsqueda del control territorial hace que se incrementen los homicidios y ajustes de cuentas.

Es por esto, aseguró, que para poder combatir esta causa, se requiere una acción integral y un trabajo articulado entre organismos judiciales y de investigación que enfoquen la operatividad de la Policía y las Fuerzas Armadas en el desmantelamiento de bandas, el decomiso de armas y sobre todo: la afectación de las finanzas ilegales.

“Debilitar esas estructuras debe ser la tarea y esta a todas luces trasciende a la capacidad operativa de las autoridades distritales”, enfatizó.

Otra causa, anotó, es la que deriva en los homicidios que se presentan por temas de convivencia, originados en riñas y comportamientos agresivos, salidos de toda la lógica de pautas de comportamiento cívico, relacionados con problemas de salud mental, el incremento de sustancias psicoactivas y alcohol, cada vez, a más temprana edad.

Una meta irreal

Por su parte, Juan Camilo Cock, director de la Fundación Alvaralice, quien ha trabajado en proyectos y estrategias de reducción y prevención de violencia, reiteró que Cali no solo no va a lograr la meta que se propuso el Secretario de Seguridad de tener menos de 800 homicidios en el 2023, sino que va a terminar el año con más de 1.000 homicidios, reversando ese hito que se logró el año pasado de por fin bajar del millar de asesinatos en un año.

“Al cierre de septiembre iban 766 homicidios. Para cerrar el año con menos de 1.000 se necesitaría que cada uno de los meses que restan del año tuvieran menos de 78 homicidios pero en este 2023 y hasta la fecha solo ha habido un mes con esa cantidad de homicidios, así que no hay razones para esperar que el año cierre por debajo de ese número”, indicó Cock.

En ese sentido, dijo que se trata de un retroceso porque lo que se espera es que los homicidios se reduzcan año tras año. “Desde el 2013 solo había sucedido una vez que los homicidios aumentaran de un año a otro, y eso fue en el 2021, el del estallido social. Así que aquí estamos dejando atrás una racha de descensos en homicidios y llegando a un punto en el que se estabilizan o incluso empiezan a aumentar de nuevo. Y se está estancando en un nivel que sigue siendo muy alto”, expresó.

A esto se suma que la tasa de homicidios de Cali es mucho más alta que la de ciudades comparables, tres veces más alta que la de Bogotá y 1,7 veces la tasa nacional.

Para Cock, la meta de cerrar el año con 800 homicidios siempre fue excesivamente ambiciosa y producto de un optimismo desbordado por los resultados del año anterior, pero que no se ajustaba a las tendencias históricas de la ciudad.

“Resulta que entre el 2021 y 2022 hubo una reducción de casi el 19% en el número de homicidios. Si ese resultado se repetía en el 2023 (es decir, una reducción del 19%), en efecto se estaría casi en los 800 homicidios. Pero sucede que el 2021 fue un año atípico por el estallido social. Ese año hubo un aumento de casi 13% en los homicidios y la mayoría del exceso de muertos ocurrió en los meses del estallido”.

“Sin esos muertos atípicos, ese año, el número de homicidios hubiera estado cercano a los mil. Es decir que el grueso de la reducción se dio no por estrategias de reducción de violencia sino por un simple retorno a la normalidad luego de un año extremadamente violento”, subrayó el experto.

Dijo también que el promedio de reducción anual de homicidios entre 2016 y 2020 fue de cerca de 5%, en tanto que en los últimos 20 años ha habido descensos mayores o cercanos al 20%, pero nunca ha sucedido dos años seguidos, por lo tanto, “los 800 era, de entrada, una meta irreal”.

De otro lado, Gustavo Orozco, politólogo, subrayó que el resultado negativo de esta administración en el tema de homicidios se debe a lo que “hemos venido viendo desde hace mucho tiempo y es que la seguridad no ha sido una prioridad en los cuatro años de gobierno”.

Y que la baja de algunos corresponde únicamente a las reducciones por pandemia, pero “no a una estrategia real, ni a un esfuerzo intencional por reducir los delitos de alto impacto como los homicidios y los hurtos, ni ningún otro”.

“Yo creo que poco se puede atribuir cualquier trabajo positivo a gestiones del Secretario de Seguridad o del Alcalde, que no han priorizado el tema ni con inversión, ni con consejos de seguridad, ni con estrategias y tampoco con resultados”, puntualizó Orozco.

Para el experto, el reto para el nuevo alcalde será convertir la seguridad no solamente en un lema de campaña, sino en una prioridad absoluta de la administración y enfatizó en que ese trabajo no puede ser “únicamente de la Secretaría de Seguridad sino de todo el Gobierno Local. En esto tiene que poder todo el mundo. Necesitamos prevención en primera infancia y prevención por medio del deporte y la cultura”.

Asimismo, reiteró que se requiere una mejor relación y fortalecimiento de las capacidades de la Fuerza Pública y del sistema judicial a nivel local.

“Cali necesita una Alcaldía que realmente se vuelque hacia la seguridad para proteger la vida y la integridad de los caleños”, concluyó Orozco.