La silenciosa lucha de colegios y jardines infantiles en Colombia: ¿por qué tantos están cerrando?

Por Santiago Cruz Hoyos - Editor de Crónicas y Reportajes

Según los registros del Directorio Único de Establecimientos Educativos, en Colombia, durante los últimos dos años, 796 colegios y jardines infantiles fueron cerrados y otros 60 están en proceso de hacerlo. En Cali, uno de los colegios más emblemáticos corrió esa suerte: el María Auxiliadora. Entre los jardines infantiles, recientemente cerró Sueños Tashilin.

Detrás de todo se oculta un gran desafío para los planteles educativos: la baja natalidad año tras año hace que cada vez sean menos los niños para educar. Pero no solo eso: la incertidumbre económica por la que atraviesa Colombia está obligando a las familias o a retirar a sus hijos de jardines y colegios, o a matricularlos en planteles más económicos o públicos.

“La tasa de natalidad ha ido descendiendo desde hace varios años e incluso para Cali esta tasa ha decrecido un poco más con respecto a otras ciudades capitales del país, lo cual ha tenido un efecto en el sector educativo. Además, la población en edad para ingresar al preescolar en la zona norte de nuestra ciudad es menor con respecto al sur, lo cual también tiene un impacto para los colegios privados de esta zona”, explica María Fernanda Girón Reyes, directora general del Cañaverales International School.

El impacto de la baja en las matriculas, la deserción escolar y los alumnos que egresan lo sufren todos los planteles, pero sus consecuencias son más evidentes entre los que cuentan con mayor número de estudiantes. Son los colegios que tienen una capacidad instalada más amplia, luego más costosa de sostener, así como la nómina.

“Es una realidad que la incertidumbre económica ha generado una movilidad para las familias a otras regiones o buscan oportunidades en otros países. Hay unas cuantas familias que han tenido que buscar instituciones educativas con unos costos educativos más accesibles a su nueva realidad económica. Lo anterior significa que aquella deserción que estaba de una u otra forma controlada hace unos años, permitía a los colegios hacer proyecciones académicas y financieras más acertadas, ahora se deben estar haciendo reconfiguraciones económicas con mayor frecuencia para responder a los compromisos y no afectar la calidad académica que se ofrece”, continúa María Fernanda Girón Reyes, directora general del Cañaverales International School.

Los jardines infantiles están entre los más afectados por la incertidumbre económica por la que atraviesan las familias y la baja en la natalidad. No son pocos los padres que consideran que se pueden “saltar” esos años en el jardín de sus hijos, dejándolos en la casa, enseñándoles allí a dibujar, leer, escribir, mientras se ‘ahorran’ el dinero de las matriculas y las pensiones.

“Sin embargo, es muy importante que los niños entren al jardín infantil, sobre todo por la parte social. En la casa están con adultos, mientras que en el jardín van a estar con niños, socializando. Eso les permite ser menos egocéntricos, entender valores como la solidaridad, la colaboración, la empatía, aprender a compartir. Pero es cierto: algunos papás se están demorando en ingresar a los niños a los jardines”, dice Ertha Marcos, directora del Jardín Infantil Cometas.

Mirna Quintero de Aramburo, directora del Jardín Infantil Mirringa Mirronga, con 43 años de labores en Cali, advierte que desde 2023 se empezó a sentir la baja de alumnos. “Históricamente hemos tenido una muy buena cantidad, 100, 120 niños, el año pasado bajamos a 86, y en este 2024 tenemos 54. Lo que más me duele es que no genero empleo. Yo he tenido 12, 14 maestras, en este momento tengo cinco. La situación es complicada”.

Otro reto que enfrentan los jardines infantiles es, de alguna manera, la competencia con los colegios. Una de las estrategias de estos últimos ante el desafío de la deserción de alumnos es enfocarse en abrir cupos para los más pequeños, en preescolar, y que continúen sus estudios de primaria y bachillerato. Con ello se garantiza educación y recursos a largo plazo.

Mientras los jardines ofrecen como fortaleza una educación especializada en la primera infancia, con maestros formados en atención a niños en sus primeros años, los colegios le brindan al padre de la familia la posibilidad de que su hijo desarrolle toda su educación en un mismo plantel.

Otra estrategia de los colegios es realizar convenios con los mismos jardines para ofrecer descuentos a los alumnos que estos les remitan. A cambio ofrecen televisores, equipos de sonido o distintos elementos que se requieran en los jardines.

“En el jardín infantil Cometas no hacemos ese tipo de alianzas. Me parece antiético. De alguna manera es presionar al padre de familia ofreciéndole un descuento del 10 por ciento de la matricula en X o Y colegio. El padre debe ser libre de escoger el colegio para su hijo de acuerdo a su filosofía, a su presupuesto. Pero esos convenios entre colegios y jardines sí se dan. En mi caso no los hago, porque además no todos los niños son para todos los colegios, hay más artísticos, otros con más intensidad académica, con orientaciones religiosas particulares. Hay diversos factores que determinan la escogencia de un colegio y el padre debe tener toda la libertad de hacerlo”, comenta Ertha Marcos.

“Los jardines infantiles estamos en riesgo de desaparecer porque los colegios grandes acapararon a los niños pequeños. Al padre que tiene un niño de 6 años y un hermano de tres, el colegio le dice traiga al de tres y le damos un buen descuento. En parte por esa competencia que considero desleal también se están quedando solos los jardines infantiles, los colegios grandes acaparan los alumnos”, agrega Mirna Quintero de Aramburo, directora del Jardín Infantil Mirringa Mirronga.

Los desafíos que plantean la baja natalidad y la incertidumbre económica de las familias también obligan a los colegios y jardines a rediseñar sus planes de estudio, para adaptarse a las necesidades de las familias, sus expectativas. En el caso del Colegio Internacional Cañaverales, su diferenciador, por ejemplo, ha sido contar con un currículo internacional y ser parte de la Organización del Bachillerato Internacional (OBI), además de hacer énfasis en el plurilingüismo, tan necesario en los tiempos de hoy (español, inglés y francés).

Pero más allá desde las estrategias que cada colegio o jardín pueden poner en marcha, desde el sector educativo se hace un llamado para que el gobierno le preste atención a la silenciosa crisis que afrontan los planteles educativos y evitar nuevos cierres que, además, dejan sin empleo a maestros y personal administrativo.

“Es necesario que el gobierno trabaje por la educación infantil y enfrente lo que está pasando. Al sector privado nos tienen de lado y se requiere esa atención para buscar salidas a la baja de los alumnos”, dice Mirna Quintero de Aramburo, directora del Jardín Infantil Mirringa Mirronga.