SALUD
Los pequeños héroes que le ganan la batalla al cáncer infantil
Este sábado, en la celebración del Día Internacional, tres valientes cuentan su historia.
Geiler Ángulo, Liliana Nacabera Guasiruma y Sara Lizeth Erira Espinosa, son tres pequeños valientes que luchan por una misma causa: contra el cáncer infantil.
Son héroes de edades e historias diferentes. Geiler de 8 años, oriundo del municipio López de Micay, Cauca; Liliana con 7 años, nacida en el corregimiento Naranjal (Bolívar), y Sara de 24 años, de Andalucía, quien fue diagnosticada a sus cuatro años y aún sigue en la lucha con su salud. Estos valientes decidieron contar su historia hoy, cuando se conmemora el Día Internacional Contra el Cáncer Infantil.
Estos guerreros que hacen parte del 60 % de los niños que sobreviven a algún tipo de cáncer, según Vigicáncer, sistema de vigilancia epidemiológica, y que han sido apoyados en Cali en sus procesos por la Fundación Carlos Portela y muchas otras, son testigo de que se puede sobrevivir a esta enfermedad con valentía. Aunque el diagnostico les ha transformado su vida, ellos siguen en pie de lucha, algunos ya casi tocan su campana de victoria.
Este es el caso de Geiler, quien después de casi un año de tratamiento en Cali, ciudad que es pionera en el país en el trabajo para mejorar el índice de sobrevida de niños con esta enfermedad, solo está a la espera de los exámenes finales y tiene la esperanza que estos le confirmen que los seis ciclos de quimioterapia hospitalizado, las cinco quimios ambulatorias y las 18 sesiones de radioterapias fueron suficientes para superar el linfoma de hodgkin.
El diagnóstico de esta enfermedad lo recibió el 30 de junio de 2019, fecha que recuerda muy bien su mamá, Ismenia Ángulo. “Ese día fue inolvidable. Fue bastante difícil”, dice entre lágrimas.
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Quizá la fecha quedó tatuada en su mente porque fue justo dos días después de haber sido trasladado al sexto piso del Hospital Universitario del Valle, (estuvo durante un mes en la sala Anhelo de Vida de esta institución), cuando la especialista le dijo: “mamá no se preocupe, su hijo tiene linfoma de hodgkin, gracias a Dios se ha detectado a tiempo y hay esperanza”.
Palabras que se incrustaron en su corazón con dolor y miedo, pero “confié en Dios y en los doctores, pedí sabiduría para los tratamientos que recibiría”, cuenta Ismenia.
El proceso no ha sido fácil, pero Geiler está feliz porque ya casi termina. “Solo espero unos exámenes y unas citas de control para poder viajar a mi pueblo y poder jugar con mis hermanos”, expresa este pequeño, quien sueña con ser piloto, no de avión, sino de bote, “para que cuando la gente de mi pueblo tenga necesidad o haya una emergencia en el Río Naya, yo pueda trasladarlos a otro lugar”, argumenta. El trayecto desde López de Micay hasta Buenaventura demora 12 horas.
Una historia parecida está atravesando Liliana Nacabera Guasiruma, quien a sus cuatro años presentó con fiebre y malestar general en el cuerpo y después de un mes, estaba pálida y sin ánimo para las actividades, ya no quería ir a estudiar. Al ser evaluada en el centro de salud en el corregimiento Naranjal (Bolívar, Valle), le detectaron que tenía leucemia, el cáncer infantil más frecuente, “un 20 % o 25 % de los casos diagnosticados son leucemias, en Colombia probablemente se detectan 300 o 400 leucemias anuales. En Cali, entre 70 y 90 casos nuevos”, dice María Ximena Castro, oncóloga pediatra de la Fundación Valle de Lili.
Luis Carlos Nacabera, tío de Liliana, recuerda que cuando el doctor le dijo que su sobrina tenía una enfermedad grave, “no entendí de qué me estaba hablando, luego me explicó que era cáncer en la sangre, eso fue lo peor para todo la familia”, expresa.
Ya han pasado tres años desde que Liliana inició los tratamientos en Cali, aún sigue en quimioterapias y espera este año poder culminarlas.
“Tenemos el temor que vuelva a recaer. Estamos pidiendo a Dios que todo salga bien”, afirma su madre Maritza Guasiruma, quien le está enseñando a escribir mamá, pues “la idea es que pueda seguir estudiando y pueda tener una niñez normal”.
Algo que quizá no tuvo Sara Lizeth Erira Espinosa, una mujer sobreviviente de leucemia que fue detectada a los cuatro años por medio de un dolor de piernas y fiebre de 40 grados.
“No tuve una niñez como la tienen todos. En mi niñez conocí amigos que ahora no están, más de uno se fue y quedé yo… viva gracias a Dios”, dice con un suspiro Sara, quien tiene 24 años. Con mis amigos, añade, en las quimios jugábamos. De los 50 niños con los que vivió sus terapias, solo quedan vivos 4.
Hoy Sara no lucha contra la leucemia linfoidea aguda, sus quimioterapias las terminó en el 2013, pero estas dejaron secuelas en su cuerpo. Ahora sufre de epilepsia, condromalacia de rotula y artritis. Aunque estas enfermedades afectan su calidad de vida y aún la duele que su papá la haya abandonado cuando se enteró de la enfermedad, Sara quiere salir adelante, estudiar y apoyar a todos que estén atravesando un tipo de cáncer.
Un esfuerzo de todos
El cáncer es una de las enfermedades que mayor impacto causa en menores de edad. Según cuenta María Cristina Lesmes, secretaria de Salud Departamental, en el Valle se atiende un caso por día, 362 son diagnosticados en el año. El cáncer infantil más frecuente es la leucemia aguda (cáncer en la sangre), seguido de tumor cerebral y linfomas.
Para María Ximena Castro, oncóloga pedriatra, “tratar el cáncer es un esfuerzo de todos, tanto de la familia como de las instituciones que trabajamos con la enfermedad, de los entes territoriales y de las fundaciones. Debemos sensibilizar que tengamos un diagnóstico más oportuno, ofrecer tratamiento adecuado y así unidos cambiar la historia y que los niños con cáncer sean curados”.
Es por esto que desde las Secretarías de Salud Municipal y Departamental se hace un seguimiento a los niños que tienen cáncer, “verificamos que tengan la atención que se merece, en esto hemos mejorado mucho gracias a las alertas tempranas y el seguimiento que hacemos niño a niño. Sin embargo, sigue habiendo diagnósticos tardíos”, señala Lesmes.
Señales
Los síntomas que presenta un niño con cáncer son muy parecidos a cualquier otra enfermedad.
“El menor puede empezar con fiebre persistente, dolores óseos, masas, dolor de cabeza, crecimiento de algunos órganos como el hígado. Alteraciones en los ojos, cuando se tome un foto, uno puede parecer rojo y otro blanco”, explica Carlos Andrés Portilla, oncólogo pediatra del Centro Médico Imbanaco.
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