Cali
¿Qué hacer si sus niños son víctimas de violencia escolar? En Cali el panorama es preocupante
Más de 2 mil menores han sufrido esta situación que, de no ser controlada, el matoneo, la ansiedad y la depresión son algunas posibles consecuencias.
Un total de 2249 casos de violencia escolar de diferente tipo se han presentado en las instituciones educativas de Cali en lo corrido del 2024, según los datos de la Secretaría de Educación.
La cifra pone en evidencia un notable incremento frente a las 1620 historias de violencias que se dieron a conocer en el 2023, además de la necesidad de acciones inmediatas para frenar esta situación.
Los casos más frecuentes, según la información suministrada por Leidy Tatiana Aguilar, secretaria de Educación, incluyen alteraciones emocionales, agresiones, acoso escolar y consumo de drogas.
En el proceso de alteración emocional se han registrado 1189 casos, también hay 478 registros de agresiones entre los estudiantes, 154 de acoso escolar y 185 eventos de consumo de sustancias psicoactivas. “También tenemos algunas situaciones un poco más delicadas en torno a violencia sexual y casos de responsabilidad penal para adolescentes, donde tenemos 210 casos ya registrados entre ambos”, detalló Aguilar a medios.
La Personería de Cali también ha recibido denuncias. En el 2024 han conocido 13 casos en los cuales se ha hecho seguimiento por presunto maltrato, violencia y acoso estudiantil.
“Ayer fueron recibidas dos denuncias más por acoso en un colegio privado del sur de Cali y en una institución pública. Por ello se citó a una mesa de seguimiento con la Secretaría de Educación para el 13 de noviembre”, detalló el Personero de Cali, Gerardo Mendoza Castrillón.
El organismo encargado de intervenir en el tema es el Comité Municipal de Convivencia Escolar, Comce, que está conformado por las secretarías de Educación, Paz y Cultura Ciudadana, Salud Pública y Bienestar Social, el ICBF, la Personería, la Fiscalía y la Policía Nacional, los cuales trabajan en la atención y seguimiento a los casos identificados.
El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar dio a conocer que una vez se conocen las problemáticas, pasan a la formulación de estrategias de atención. Por su parte, la Secretaría de Bienestar Social mencionó que con el programa Familia y Niñez se realizan intervenciones en las instituciones educativas orientadas a la promoción de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
“A la fecha están vinculados 267 menores en la mesa de participación o Consejos Consultivos, instaladas en la zona rural y urbana, en las comunas 1, 9, 10, 11, 13, 16, 19, 21, 22 y en el corregimiento de Pance”, contó María Isabel Barón, secretaria de Bienestar.
Dicha estrategia se ha desarrollado en instituciones educativas orientadas a la prevención del consumo de sustancias psicoactivas, comunicación asertiva, resolución de conflictos, prevención de las violencias y ruta de atención. “Este año se han intervenido las instituciones educativas: Montebello, República de Argentina, El Saladito y Francisco de Paula Santander, con un total de 195 beneficiarios”.
Hay que escuchar a los niños
Pese al trabajo de las instituciones, las acciones no parecen ser suficientes. Para María Cecilia Salcedo, psicóloga y docente de la Universidad Santiago de Cali, lo importante es brindar un ambiente seguro al niño para identificar mucho más rápido el problema.
“La emocionalidad y la sensibilidad en los niños de hoy en día es muy diferente a la sensibilidad de los adultos, que cuando vivimos esa etapa escolar era manejada de una manera diferente. Lo que hay que tener en cuenta a la hora que se presenten estos casos es escuchar a los niños desde las emociones de ellos”, explicó.
Si un niño se está sintiendo acosado, maltratado o vulnerado —continuó—, hay que creerle. “El poder escucharlos y entender la emoción que ellos están teniendo es la clave para saber qué hacer. Si esto se invalida, se pueden presentar problemas emocionales en términos de trastorno de ansiedad y depresión. Allí es donde vemos muchos casos de abuso que afectan la salud mental de los niños y los adultos”, reiteró.
Para Salcedo Ariza, la clave está en ponerse en el lugar de los menores y tratar de entender lo que están sintiendo para, a partir de allí, poder enseñarles a los pequeños las herramientas y habilidades que les permitan poner un límite, poder dar una queja y luego buscar ayuda.
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