TERREMOTO
Armenia conmemoró 20 años del terremoto que los cambió como ciudad
Quindianos rindieron tributo a las víctimas del remezón de 6,2 grados en la escala de Richter que devastó a Armenia el 25 de enero del 1999.
Con una ceremonia realizada en la Plaza de Bolívar las autoridades y la ciudadanía de Armenia conmemoraron los 20 años del terremoto de 6,2 grados en la escala de Richter ocurrido el 25 de enero de 1999, a la 1:19 de la tarde, que dejó 1125 muertos.
Tras el Te Deum, que se celebró en la catedral inmaculada de Armenia, el gobernador del Quindío, Carlos Eduardo Osorio, y el alcalde Óscar Castellanos recordaron a las víctimas e hicieron un balance de lo que es la capital quindiana luego de dos décadas de la tragedia que azotó a la región, principalmente a Armenia.
En el acto, las autoridades locales entregaron reconocimientos a varias personalidades que durante la época fueron fundamentales para la reconstrucción de la ciudad. Entre los nombrados se contaron el expresidente Andrés Pastrana, el exsenador Javier Ramírez y el exalcalde de Armenia Álvaro Patiño, además de médicos y civiles que salvaron cientos de vidas.
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Tras el reconocimiento, Pastrana aseguró que “a pesar de las tragedias hay futuro, hoy vemos un Quindío muy diferente al de antes del terremoto, pero es bueno que la gente de esta tierra no olvide lo que sucedió y cómo sacaron adelante su departamento”.
A su turno, el alcalde de la capital quindiana, Óscar Castellanos, rescató que “ese momento difícil para la ciudad sacó lo mejor de los armenios y fue un impulso para crecer sin parar”.
De otro lado, para el ingeniero Jorge Alberto Serna, coordinador de vivienda, “se podría decir que Armenia nos dio una lección sobre cómo surgir de entre las ruinas. En tiempo récord logró reconstruirse, gracias a la tenacidad y el compromiso de sus habitantes, líderes y organizaciones”.
Aprender de la catástrofe
Fáber Mosquera Álvarez, director de la Unidad de Gestión del Riesgo de Quindío, explica que desde el miércoles pasado realizan actividades en Armenia recordando los 20 años del terremoto. Una de estas actividad incluye un bus simulador de sismos, que permite capacitar sobre la identificación de amenazas sísmicas; qué hacer antes, durante y después de un sismo, y fortalecerse con un plan familiar de gestión del riesgo. El vehículo estará hoy en La Tebaida.
“Fue un momento crítico. Tenía 24 años. Cuando la casa de uno se cae en un 60%, cuando uno sale y ve destrucción por todos lados, edificios colapsados, gente gritando, pidiendo ayuda, muertos, heridos eso modifica el estilo de vida. Catalogo el sismo como un regalo muy bonito en un empaque muy feo. Lo forma a uno como persona y vuelve uno a nacer”, dice Mosquera.
Este funcionario agrega que en el Quindío han trabajado mucho sobre la amenaza, pero que falta hacerlo sobre las vulnerabilidades físicas.
“Debemos tener un proceso de microzonificación sísmica que nos permita tener un soporte técnico claro en los procesos constructivos y que estas edificaciones permitan resguardar a la gente en caso de que ocurra otro sismo. También es necesario trabajar sobre las infraestructuras esenciales, tener la certeza de que cumplen con la norma; y el trabajo comunitario y con las entidades de socorro”.
Inversiones llegaron hasta Caldas
El Fondo de Reconstrucción del Eje Cafetero (Forec) hizo presencia por dos años en Chinchiná, Caldas. En este municipio de Caldas no se registraron heridos ni muertos con el temblor que se reportó esa tarde del 25 de enero de 1999.
Michel Jozame, quien fue gerente en 1999 de la Corporación para el Desarrollo de Caldas, sirvió de puente para canalizar los recursos.
“Le debemos agradecer al exalcalde Mario Urrea (fallecido), que denunció la tragedia a tiempo ante la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo, cosa que no hicieron otros municipios de Caldas donde hubo emergencias”, afirmó el exdirectivo.
Para el año 2000 comenzaron a reparar algunas edificaciones, como el Cuerpo de Bomberos, la Cárcel, la Casa de la Cultura, el Hospital San Marcos, el Palacio Municipal, viviendas y el alcantarillado de la carrera 4 que sufrieron averías. Fueron entregados 1700 subsidios de vivienda urbana. En total, el Forec invirtió en Chinchiná $5920 millones.
La adopción de un municipio
El capitán Javier Ramírez fue el comandante del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Pijao para el año del terremoto, expresa que aunque fueron muy afectados en materia de infraestructura, hubo tres muertos: una adulta mayor y dos niños, y 18 heridos que resultaron por la réplica de las 5:00 de la tarde, pues durante todo el día siguió temblando, incluso los días siguientes.
“El 80% de las viviendas del municipio se afectaron, en su mayoría eran en bahareque. Pijao no tenía edificios, las casas más altas eran de dos pisos máximo, pero la mayoría colapsaron o quedaron muy averiadas... El centro de reubicación fue el Cuerpo de Bomberos, que aunque su estación también colapsó, al tener una plazoleta grande permitió albergar entre 1800 y 2000 personas. Trabajamos con la Defensa Civil y la Cruz Roja porque la estación de Policía también cayó. Ahí hacíamos los almuerzos comunitarios. La gente se ubicó en cambuches mientras se definía su situación”.
El capitán añade que fueron apadrinados por el departamento de Caldas, con apoyo de Riosucio, “que a través de su Cuerpo de Bomberos nos prestó un carro tanque porque había colapsado el acueducto municipal.
“Tenemos mucho qué agradecerle a Caldas, a donde también llevamos heridos porque no había capacidad de atención hospitalaria en Quindío. En Pijao se estableció una oficina zonal de Caldas y desde ahí nos estuvieron haciendo todo el proceso de reconstrucción, que llegó a un 96% de lo que tenemos hoy”.
Los recuerdos de un centro borrado
La Plaza de Bolívar de Armenia fue de las imágenes más difundidas hace 20 años por los daños que dejó el terremoto. Para esa fecha, el comandante del Cuerpo de Bomberos era el capitán Ciro Antonio Güiza y le correspondió dirigir la operación de la emergencia en la capital del Quindío con 553 hombres a su cargo. El pasado miércoles recorrió otra vez las calles que resultaron más afectadas.
“Estamos sobre la Calle 21 con Carrera 13, Plaza de Bolívar, donde buena parte de los edificios colapsaron. Al momento del terremoto salía a almorzar, vivía por detrás de la Estación. Mi casa colapsó también, pero todos sobrevivieron. Acá quedaba el cuartel de la Policía, que también colapsó”, señala. Allí todavía hay rastros de escombros. Se trata de unas planchas que siguen pegadas a la tierra.
Recuerda del centro cuadras completas en las que había casas en bahareque, de dos y hasta tres pisos, que el sismo las echó al suelo.
También indica que en esos recorridos que hizo, la imagen era de gente herida, muertos tirados, quejidos de atrapados, como los de unos niños que escuchó ya hacia las 11:00 de la noche y que lograron rescatar.
El capitán Güiza fija su mirada en el horizonte y expresa que era tal la cantidad de muertos que con ellos llegaban a pie hasta el cementerio o los llevaban en volquetas. Muchos quedaron como N.N.
Durante la conmemoración, en la plazoleta Centenario, se realizó una muestra fotográfica de los momentos más impactantes del terremoto, en la que se recordó con imágenes personales a los bomberos que murieron en la tragedia.