Nación
Así fueron los primeros minutos tras encontrar a los niños indígenas; Comando de las Fuerzas Especiales relató el momento
El equipo de rescatistas nunca perdió la esperanza y perseveró en su objetivo regresarlos con su familia.
Después de una intensa búsqueda de más de 40 días en las densas selvas del Yari, finalmente se logró el rescate de los cuatro niños indígenas perdidos. La operación, liderada por el comando de las Fuerzas Especiales, fue calificada como un verdadero milagro.
“Me siento orgulloso, satisfecho y feliz. Primero que todo, por haber encontrado a estos niños, porque se dio ese milagro gracias a Dios, el objetivo era devolverles la vida a estos pequeños. Y segundo, por mi unidad y las fuerzas especiales”, expresó el comando de las Fuerzas Especiales a Blu Radio.
A lo largo de la ardua búsqueda, el equipo experimentó momentos de frustración, pero nunca dejaron que su fe se desvaneciera. Siendo padres de familia y teniendo seres queridos niños, la situación les tocaba personalmente y reforzaba su determinación de encontrar a los desaparecidos.
“Siempre teníamos la esperanza. La mayoría de nosotros somos padres de familia, tenemos sobrinos, familiares niños, y pensábamos en cómo un familiar nuestro podía estar en la selva sin ningún tipo de comida, alimento o resguardo. Esa fe siempre estuvo intacta y teníamos la confianza de que estos niños iban a aparecer”, añadió el comando.
Fue el día 40 el que marcaría un antes y un después en esta historia. Mientras el comandante a cargo se preparaba para dar un informe por radio sobre el rescate de unos indígenas en mal estado de salud, escuchó un grito de victoria que resonó a través del aparato.
“En ese momento escuché que por radio estaban hablando del tema, entonces me puse atento al radio para escuchar qué era lo que estaban diciendo. Y nada, dije: ‘Los encontraron, los encontraron’. Todo el mundo estaba feliz, contento. Se abrazaban y le daban gracias a Dios porque es un milagro que hayan durado tanto tiempo y que finalmente los hayamos encontrado”, relató.
Uno de los capitanes describió emocionado los primeros minutos de atención a los niños: “Cuando la unidad reportó que ya tenían a los menores, que ya los estaban trayendo, que los estaban atendiendo y que les estaban dando suero oral de acuerdo al estado en el que se encontraban, pues fue una felicidad indescriptible”.
En medio de este equipo incansable, se encontraba un enfermero de combate, quien desempeñó un papel crucial en mantener el ánimo y la salud del equipo durante la búsqueda. Incluso atendió al comandante por una alergia que este desarrolló debido a las duras condiciones.
“El comando tenía una especie de alergia, entonces yo le aplicaba dexametasona, que era el medicamento idóneo para ese tipo de alergia que tenía el comando en ese momento”, comentó el enfermero.
Con los niños a salvo, la misión aún no ha concluido. Wilson, el fiel compañero canino, ha demostrado ser otro miembro invaluable del equipo de rescate. Su participación en la operación fue vital para el éxito de la misión y su lealtad ha dejado una profunda impresión en todos los involucrados. Por eso, las Fuerzas Especiales continúan con su búsqueda.
La búsqueda de Wilson continúa
En la Operación Esperanza, caninos como Ulises y Wilson desempeñaron un papel crucial en la primera fase, que culminó con el feliz hallazgo de los cuatro hermanos indígenas con vida. Aunque Wilson sigue desaparecido en la densidad de la selva que limita entre los departamentos de Caquetá y Guaviare, su destacado protagonismo ha sido reconocido por los propios niños, quienes desde sus habitaciones en el Hospital Militar Central han expresado su gratitud hacia el pastor belga por haberlos protegido.
Durante la búsqueda de la aeronave y sus ocupantes, que desaparecieron el primero de mayo, Wilson fue el primero en adentrarse en el terreno, brindando apoyo a la misión humanitaria liderada por el Comando Conjunto de Operaciones Especiales para localizar a los siete tripulantes. Gracias a su entrenamiento en búsqueda e intervención, adquirido en el lugar, pudo poner en práctica sus habilidades.
En la actualidad, alrededor de cien miembros del ejército junto con una cantidad equivalente de perros están siendo capacitados en la Escuela de Ingenieros del Ejército Nacional. Estos cursos, que duran entre seis y 12 meses, se enfocan en principios fundamentales como la paciencia, la constancia y la perseverancia.
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