Colombia
Familia colombiana busca ayuda para el tratamiento de su hijo, afectado por una peligrosa bacteria en Estados Unidos
No es clara la forma en la cual Matías adquirió está bacteria que al parecer habita principalmente en el agua.
La solidaridad es ahora más necesaria que nunca para salvar la vida de un joven de 14 años de padres colombianos, quien se contagió con una peligrosa bacteria que lo tuvo al borde de la muerte.
Se trata de Matías Uribe Gutiérrez, que el pasado 30 de junio empezó a experimentar síntomas como fiebre alta y enrojecimiento en todo el cuerpo. Sus padres lo llevaron de inmediato a un hospital pero en el servicio de urgencias sufrió un paro cardiorrespiratorio de aproximadamente 7 minutos.
Por fortuna los médicos lograron reanimarlo y estabilizarlo, para después coordinar su traslado hacia un centro clínico de alta complejidad ubicado en la ciudad de Nashville, que es la capital del estado de Tennessee.
Para Matías y su familia las noticias con el paso de los días han sido devastadoras, pues la falla cardíaca y el accionar de la bacteria Estreptococo invasivo del grupo A, dejaron graves afectaciones en sus extremidades.
Durante una entrevista concedida a la periodista Angélica Barrera de SEMANA, la madre de este joven, Sandra Catalina Gutiérrez, explicó que en un principio los especialistas les manifestaron que era necesario amputarle la pierna izquierda, pero que al realizar los análisis posteriores vieron que era indispensable realizar el mismo procedimiento con la derecha.
Pero ahí no terminó el calvario para esta familia colombiana, ya que una semana después les comunicaron que sus brazos también debían ser amputados para poder salvar la vida de Matías.
Indicó que el joven se tomó con gran valentía y madurez la noticia sobre la amputación de su pierna izquierda, ya que recibió mucho ánimo por parte de sus familiares que le hacían ver los avances tecnológicos y clínicos que le permitirían tener una prótesis robótica.
Sin embargo, el hecho de comunicarle que todas sus extremidades debían correr la misma suerte lo dejó muy afectado porque compromete demasiado sus sueños de futuro; ya que Matías es un gran atleta y además toca el piano. Entre sus metas está también la de convertirse en ingeniero, y por eso desde los 10 años empezó su preparación para ingresar al Instituto de Tecnología de Massachusetts, (MIT).
Su madre admira la valentía y el espíritu luchador del joven, ya que está decidido a retomar su vida y cumplir sus sueños cuando pueda salir del hospital. Cuenta que incluso bromea con sus compañeros de estudio y les dice que volverá con partes robóticas para estudiar y correr.
No es clara la forma en la cual Matías adquirió está bacteria que al parecer habita principalmente en el agua; aunque su mamá relata que antes de la aparición de los síntomas estuvo en la playa y en un lago.
“La bacteria lo atacó tan fuerte que él en este momento lleva 11 cirugías para la reconstrucción de sus extremidades y de su piel, pero los médicos nos advirtieron que todavía faltan más porque le están haciendo varios injertos en las zonas de su cuerpo donde la piel quedó prácticamente destruida”, explicó su progenitora.
Lamentablemente el factor económico se convierte en un limitante para que Matías pueda rehacer su vida, pues a los costos de la atención médica y el hecho de estar en una ciudad diferente de Estados Unidos a la que habitan, se suma el alto valor de las prótesis que necesitará.
Para la familia del adolescente resulta muy complejo asumir los gastos para las terapias de rehabilitación, las adecuaciones en su casa y las prótesis; ya que por ejemplo las de las manos tienen un costo promedio entre 50.000 y 80.000 dólares cada una a partir de las muñecas, pero en el caso de Matías se necesitan adaptaciones especiales porque sus amputaciones van desde el antebrazo.
Es por ello que se requiere la colaboración de todas las personas para ayudar en los gastos de la recuperación de Matías. Si usted desea vincularse con esta causa, tenga presente que la familia tiene dispuesta la cuenta de Bancolombia 342-524202-17, que está a nombre de la madre del menor, Sandra Catalina Gutiérrez.
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