La tecnología, una 'adicción' que cada día enferma a más niños colombianos
Cada día llegan a consulta más niños y jóvenes con dolencias de adultos por mal uso de tabletas, computadores y teléfonos inteligentes. Síntomas de alerta.
Cada día llegan a consulta más niños y jóvenes con dolencias de adultos por mal uso de tabletas, computadores y teléfonos inteligentes. Síntomas de alerta.
Fabián vive en Bogotá. Al otro lado de la línea, su voz es la de un adolescente. Un adolescente que perdió el control de su vida tratando de controlar los movimientos de Mario Bross en la pantalla de un nintendo.Pero no, Fabián tiene 36 años y solo llegó a quinto semestre. Empezó a perder materias hasta que sus padres ya no le pagaron más la universidad. Como cuando perdió tercero de primaria y sus padres le quitaron el atari 2600, al que ellos mismos lo conectaron cuando le regalaron este primer videojuego.Pasó por siete colegios, repitió además quinto, sexto y octavo grados porque lo mandaban a comprar el pan y él se jugaba la plata en la tienda o en la panadería donde había maquinitas. En la adolescencia quedó atrapado por un family game y el nintendo y a duras penas se graduó en un instituto semestralizado. En la universidad, su adicción progresiva cambió de juguete: internet. Fabián pasaba horas y horas navegando, jugando solitario. Sus padres decían: cómo estudia el muchacho, investiga mucho, mírenlo que no se despega del computador, se amanece...Sí, Fabián se amanecía pero conectado en línea con cuanto juego estrenaban en Japón, en Estados Unidos o donde fuera. Hasta el día que pasó 72 horas sin salir de su cuarto, fumando y tomando tinto y sin bañarse. Cuando su mamá se enteró de la verdad y le reclamó, a él le dio síndrome de abstinencia.Sentía tal ansiedad que se llevaba el portátil al baño y lo poco que dormía, era con el aparato abrazado. No quería repetir la escena de la niñez cuando le decomisaron su atari. Los trastornos del sueño y la gastritis por su malcomer fueron las primeras enfermedades colaterales que sufrió. Fabián no volvió a la universidad, ni a las fiestas de fin de año ni a reuniones familiares ni de amigos, no tuvo novias. Y como un adolescente llegó a los 35 años jugándose la vida, su futuro, todo, frente al computador.Sus padres lo conectaron, ya no con un aparato, sino con Martha Suescún, directora de la Fundación Libérate, sicóloga especializada en adicciones no tóxicas (no químicas) o comportamentales, como a las nuevas tecnologías.Hace seis meses trabaja en un call center y solo va al computador para ver su correo. Es difícil. Es como si le pusieran la droga al frente. Pero él sigue limpio. Quiere estudiar publicidad y mercadeo. Con ayuda de un ser superior, la Fundación Libérate me salvó la vida, dice Fabián, cuya vida parece detenida en la adolescencia.Este tipo de pacientes, jóvenes con un comportamiento adictivo, que no reconocen que tienen un problema ni le ven consecuencias negativas, llegan cada vez con más frecuencia a los consultorios de los sicólogos. O a los de los fisiatras y los ortopedistas, pero con dolores. O a los de los otorrinos y los oftalmólogos, con afecciones auditivas y visuales, entre otros males.Porque el cáncer de las nuevas generaciones es la compulsión por los dispositivos electromagnéticos. Y el virus de la adicción al Facebook y a chatear contagia más niños desde los 7 años que la rubeola o la varicela juntas. Esta epidemia tecnológica está causando además afecciones musculares y articulares en las manos, los codos los hombros, cuello y la espalda. También hay más consulta por discapacidad auditiva por el mal uso de aparatos de escuchar música. O por resequedad y cansancio visual por la excesiva exposición ante la pantalla del computador o tabletas. Y hasta sobrepeso y trastornos alimenticios por el sedentarismo al que inducen estos aparatos.Dispositivos que atrapan por la facilidad para llevarlos a la cama, al baño, a la finca, al colegio, a todos los escenarios de la vida cotidiana, y por su velocidad de navegación que pone trabajo, comunicaciones, juegos, entretenimiento, amigos, todo a un clic.En Colombia no hay estadísticas de consumo de nuevas tecnologías. Pero los especialistas consultados refieren niños de 10, 12 o 15 años, adictos a las redes sociales como el Facebook. Se conectan a un chat a las 6:00 de la tarde y les dan las 3:00 de la madrugada con los amigos. Adolescentes que, como Fabián hace 25 años con su atari, sufren trastornos en su estado de ánimo, como ansiedad y depresión o intolerancia e irritabilidad si les quitan su I Pod, I Phone, Blackberry, portátil, tableta, MP 3 o MP 4, entre otros. A algunos les da taquicardia, sudoración fría y se tornan agresivos. Ellos necesitan su computador o su teléfono inteligente para sentirse vivos, dice la doctora Suescún.La pregunta es cuál es la funcionalidad del dispositivo: ¿calmar su ansiedad? ¿su soledad? El aparato les reporta a los jóvenes un beneficio y es estar ocultos tras una pantalla, no tener la necesidad de interactuar y socializar directamente, disimular su baja autoestima o no ser reconocido por el otro, dice la especialista.Así que nadie se hace dependiente de un día para otro, sino que es un proceso que tarda años y a veces es alimentado por los mismos padres o adultos.Cada que Carlos de los Reyes, médico fisiatra del Centro Médico Imbanaco, atiende un niño o adolescente con problemas de espalda y columna y el diagnóstico coincide con el mal uso de las nuevas tecnologías, ve asociado el mal ejemplo de los padres. Las mamás son chateadoras compulsivas, las mujeres hablan más por celular y chatean más que los hombres, dice. O el papá llega a trabajar a la casa en el computador y no hace ejercicio.El especialista acusa aumento de las consultas con niños de colegio que ya sufren de dolores musculares y articulares en espalda, cuello, hombro, codo, muñeca y hasta dedos pulgares.Dolencias insólitas para esas edades, porque hace diez años solo se presentaban en adultos en edad productiva. Ahora son patologías frecuentes en los jóvenes porque tienen la mala costumbre de llevar el portátil a la cama, al sofá o al piso y adoptar las posiciones más inadecuadas durante horas, incluso cuando los usan en el escritorio. Es cuando los especialistas en salud física como este fisiatra o como el ortopedista y cirujano de mano, Hugo Darío Campo, de la Fundación Clínica Valle del Lili, devienen casi en sicólogos. Les toca reeducar al joven y enseñarle que la cama es para dormir y no para usar el portátil y que deben adoptar buenas posturas.Cuando se enseñaba mecanografía, la primera clase era sobre cómo sentarse correctamente y las secretarias eran unas señoras elegantísimas con la espalda bien recta digitando sin mirar el teclado. Ahora, en las clases de sistemas les dicen a los muchachos: escriban rápido y no se equivoquen, sin importarles que esté encorvado frente al computador, explica el doctor Campo.Los celulares: ¿son nocivos o no?Especialistas coinciden en que no hay investigaciones ni evidencia científica que demuestren que el uso de celulares sea nocivo para la salud. Aún así admiten que hay estudios que lo asocian con el cáncer de cerebro. Renato Sabbatini, miembro del Grupo de Investigación sobre los Impactos de la Comunicación Inalámbrica en Salud, es uno de ellos. Sin embargo, este biomédico, doctor en fisiología y biofísica, advierte que por protección de los niños y niñas no es recomenda- ble el uso de aparatos celulares antes de los 5 años de edad, debido a que los huesos de su cráneo son más delgados y por esta razón podrían sufrir algún trauma.Sabbatini, conferencista invitado al primer Congreso Colombi@TIC 2013 realizado en Bogotá, calificó como mitos temores generalizados que las personas que habitan cerca de torres celulares tienen mayor incidencia de cáncer, leucemias y otras patologías; que las antenas se deben ubicar a una distancia mínima de las habitaciones humanas y que es peligroso ubicarlas cerca de hospitales y escuelas.Así lo revelan, dijo, más de 60 años de investigación y casi 25.000 trabajos científicos revisados por la Organización Mundial de la Salud.Él sugiere equiparar los beneficios directos a la salud del uso de celulares que los potenciales (aún teóricos y no constatados) efectos adversos. Por ejemplo, la pronta respuesta a llama- dos de emergencia; salvamento en situaciones sin otra opción de comunicación; monitoreo de niños, ancianos y discapacitados; aplicacio- nes en la atención médica (telemedici- na) entre otros.Los expertos aconsejan precaución a quienes usan el celular en exceso - más de 4 horas diarias - y por más de 20 años, como hablar menos, evitar el contacto directo y tener el aparato alejado del cuerpo mediante el uso de manos libres, alta voz o bluetooth.Lea la segunda y tercera parte de este informe sobre los riesgos del uso adictivo de la tecnología.
Regístrate gratis al boletín de noticias El País
Te puede gustar