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El Sermón de las Siete Palabras es uno de los actos religiosos más significativos de la Semana Santa. Las reflexiones sobre estas cobran hoy en día mucha vigencia. | Foto: Jorge Orozco - El País

SEMANA SANTA

Las reflexiones sobre las Siete Palabras que dijo Jesús, en relación con la realidad del país

Las palabras pronunciadas por Jesús en la Cruz fueron motivo de reflexión para los obispos de San José del Guaviare, Buenaventura, Cúcuta, Ocaña y los vicarios apostólicos de Guapi y Tierradentro.

15 de abril de 2022 Por: Redacción de El País

La lectura del Sermón de las Siete Palabras es uno de los momentos más significativos para los católicos dentro de los ritos de la Semana Santa, porque con estas se conmemora la muerte de Jesucristo en la cruz, el Viernes Santo.

Por eso, teniendo en cuenta que estas cobran hoy en día mucha vigencia, obispos y vicarios apostólicos de Colombia reflexionaron sobre las Siete Palabras que dijo Jesús, en relación con la realidad actual de nuestro país.

”Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”. Monseñor Nelson jair Cardona Ramírez, obispo de San José del Guaviare.

“Nuestro territorio, desde hace décadas, viene bañado por la sangre de muchos inocentes y por la explotación de muchos vulnerables. Son víctimas de los múltiples conflictos, que lejos de haber terminado se reconfiguran constantemente y, puesto que no hay malicia humana que no arrastre en su ignominia la creación, también la Tierra y sus recursos ha sido involucrada en los múltiples conflictos y se ha constituido en víctima inocente. Hoy, el inocente inmolado invita a los sobrevivientes de la guerra y la injusticia a considerar el perdón como acontecimiento de la reconciliación, pues el odio y la venganza perpetúan los conflictos. Los victimarios deben expresar su arrepentimiento y vergüenza. Nos invita Jesús a resignificar nuestra tragedia y hacer de nuestro dolor una fuente de esperanza”.

Al buen ladrón Jesús le dice: “Te lo aseguro, hoy estarás conmigo en el paraíso”. Monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya, obispo de Buenaventura.

“El primer paso para la conversión es el reconocimiento de la falta y un segundo es la fe. Para Jesús nadie está perdido, todos tenemos posibilidades de restaurar nuestra existencia en Jesucristo, basta que reconozcamos nuestras faltas y nos acojamos a su amor, a su infinita misericordia para participar un día en su Reino, donde ya no habrán juicios, ni quién nos condene y podamos recibir de Dios su amor. Invitamos a todos los que van por el mal camino, a que se renueven en Cristo, nuestro salvador, que todos nos reconciliemos como colombianos en los pueblos de nuestro Pacífico, en Buenaventura, y volvamos a encontrar el Dios del Amor”.

A su Madre, María y a su discípulo, Jesús les dice: “Mujer, ahí tienes a tu hijo; hijo, ahí tienes a tu madre”. Monseñor Carlos Correa Martínez , vicario apostólico de Guapi.

“Ante su muerte, libre por la salvación del mundo, Jesús ve con esperanza la figura de María, pero al mismo tiempo con preocupación, porque va a quedar desamparada; es el drama de muchas familias en nuestras regiones colombianas, especialmente en el Pacífico, donde muchas madres viven el dolor de ver a sus hijos reclutados, desplazados, torturados. Quién podrá consolar a la Virgen Madre y a las madres colombianas. Muchas madres, en vez de ser honradas y acogidas por sus hijos, sufren su rechazo. Jesús nos enseña a ver a la mujer como protectora, formadora y alentadora de vida. Que no falte una imagen de María en nuestros hogares, para invocarla y agradecerle siempre. Quien pide a María como madre no será nunca huérfano en la iglesia”.

“Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado”. Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, obispo de Cúcuta.

“En la vida de muchos Jesús está callado, silencioso, pero ahí está, porque Dios no abandona a nadie, va a nuestro lado, camina con nosotros, permanece fiel. En labios de Jesús estas palabras no son una queja, son un llamado del hijo de Dios al Padre, en quien tiene toda la confianza; experimentó este abandono, para revelar lo terrible que es la vida sin Dios, es la máxima soledad de una persona, aunque lo tenga todo y abunde en amigos. Sin Dios, la existencia no tiene apoyo, es un absoluto abandono. Por eso se va perdiendo el valor de la vida, de la verdad, de la justicia, de la honestidad. Este año debe ser una peregrinación hacia Dios, un encuentro con Él en nuestro diario caminar. Una sociedad donde las personas venden su conciencia por el poder y el tener, por la fama y el placer, una sociedad donde la familia se ve flaquear, está sin Dios”.

Monseñor Luis Gabriel Ramírez Díaz, Obispo de Ocaña. “Tengo sed”.

“Mayor era la sed que tenía Jesús de padecer por nosotros. Cristo necesita nuestra agua. Debemos llenar de agua hasta arriba nuestras vasijas, para que Cristo la convierta en vino nuevo, que da vida. Él es fuente de agua viva, quien bebe de Él no tendrá más sed. Y tiene sed de nuestra salvación, de que nos dejemos amar y perdonar por Él, sed de que volvamos a la casa del padre y que estemos como el buen ladrón en el paraíso”.

“Todo está cumplido”. Monseñor Oscar Múnera Ochoa, vicario apostólico de Tierradentro.

“Es un grito fuerte, de triunfo en el Calvario. Todo está hecho, Dios no falla, Dios triunfa, no es derrotado. La Cruz, instrumento de tortura, se ha convertido en instrumento de salvación. Cristo vence la muerte en la cruz. Es el canto triunfal de Dios porque cumplió su misión, se hizo carne, habitó entre nosotros, creció en una familia en Nazaret, escogió a los apóstoles y puso a caminar su iglesia. Cristo resucita, vence la muerte y ha venido a perdonar los pecados y a enseñarnos el camino a la eternidad. Todos tenemos que morir y todos nacimos con un proyecto de vida qué cumplir en esta tierra. Pidámosle a Dios que al momento de partir de este mundo hayamos cumplido nuestra misión”.

“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Monseñor Fabián Marulanda López, obispo emérito de Florencia.

La última palabra de Jesús en la Cruz es un grito de esperanza. En su vida pública, nos reveló la verdad sobre Dios mostrándolo como un padre bueno que no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta. En nuestro país y en el mundo se registran todos los días atentados contra la vida, guerras; La vida es sagrada desde el seno materno, nadie es dueño y señor de su vida ni de la ajena”.

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