¿Quién es Daniel Molano, defensor del Pueblo, que se la jugó por la vida de los uniformados secuestrados en El Plateado, Cauca?

La liberación de los 28 policías y el militar luego de ser secuestrados en el corregimiento de El Plateado, en Argelia, Cauca, no fue el resultado de un acto de la suerte, ni una decisión aislada de las personas que participaron en la mediación en esta delicada situación, registrada el pasado fin de semana.

Por eso, detrás de este acto humanitario, se dio amplia negociación con un solo objetivo: garantizarle el derecho a la libertad a los uniformados, quienes más allá de ser integrantes de la fuerza pública, son ciudadanos colombianos.

De ahí que el protagonista de esta mediación no fue ni el Gobierno de Gustavo Petro ni la cúpula militar, la cual por un momento no pudo permanecer en esta zona. Fue un hombre que, contra todos los obstáculos, permaneció en esta parte del Cañón de Micay e insistió en el diálogo y conversación con las comunidades para permitir el regreso de los uniformados a sus unidades militares y policiales en la ciudad de Popayán.

Se trata de Daniel Molano, defensor del pueblo regional del Cauca, un funcionario que adelanta su carrera a mediar en los múltiples conflictos sociales que se presentan a diario en el departamento, uno de los más afectados por el regreso de la guerra entre la fuerza pública y los más de cuatro grupos armados ilegales que ahora tienen presencia en esta zona del país.

A diferencia de otras figuras del Estado que solo llegaron a la zona cuando la presión mediática era insostenible, Molano estuvo ahí desde el comienzo, negociando con los campesinos y poniendo en riesgo hasta su propia seguridad e integridad, todo con el objetivo de velar por la vida de estos policías y el militar.

Y es que desde el momento en que los policías y el militar fueron secuestrados por la comunidad, las alarmas se encendieron en el alto mando del país, pero en ese instante, el Defensor del Pueblo entró en acción, buscando siempre velar por la integridad y los derechos fundamentales tanto de las comunidades del Micay como de los integrantes de la Fuerza Pública.

Sin embargo, en el terreno la situación era muy crítica. Los uniformados estaban en una zona de difícil acceso, rodeados por un grupo que, según el Ejército, había sido manipulado por estructuras criminales que operan en el Cañón del Micay, que son las disidencias de las Farc, al mando de alias ‘Iván Mordisco’. Bajo ese contexto, cualquier movimiento en falso podía desencadenar una tragedia.

Fue ahí donde el papel de Daniel Molano cobró mucha más importancia, quien asumió la misión de interlocutor directo entre la comunidad y los secuestradores, más cuando el Defensor del Pueblo llegó a la zona para permanecer en la misma hasta el último momento.

“Estuvimos en una zona difícil, por la complejidad en el acceso topográfico y además de difícil acceso por cuestiones de orden público, porque en una de las áreas donde hay una marcada presencia de los actores armados. Pero nos movía en grado sumo la voluntad de sacar a estas personas, a esos ciudadanos que detrás de un uniforme, hay seres humanos, ese siempre fue mi lema”, relata este defensor de este defensor de Derechos Humanos, quien lo caracteriza por ser una persona que poco pierde la calma en los momentos de tensión.

El defensor sabía que la comunidad estaba bajo una fuerte presión y que muchos de sus integrantes no actuaban por voluntad propia, sino por miedo o coacción por parte de este grupo armado al margen de la ley. Por eso, su postura fue insistir en el diálogo, buscando puntos de acuerdo y, sobre todo, no ceder ante las amenazas, manteniendo la templanza en medio de las conversaciones.

“Soy un hombre terco, un hombre necio, un hombre que persiste cuando veo que hay que proteger a los demás seres humanos, por eso decidí quedarme en el sector hasta el otro día y fue así como, a eso de las 10, 11 de la mañana de ese viernes 7 de marzo logré entablar conversaciones nuevamente y llegué al sitio. Efectivamente, logramos la recepción de estas personas a eso de las 3, 4 de la tarde del día siguiente”, confiesa Molano, quien ahora lo aclaman en el Cauca por esa voluntad de velar por el respeto a los Derechos Humanos.

Vale la pena mencionar que este hombre conoce de primera mano la realidad del Cauca. Así lo dio a conocer cuando empezó a ser interrogado sobre qué actuó de esa manera durante ese momento tan tenso y la respuesta de este profesional de Derecho, padre de familia, pero ante todo, un ser humano, es sorprendente:

“Nací aquí, me eduqué aquí, me casé aquí, tengo mi familia aquí, amo este departamento con el alma, pero sobre todo aprecio infinitamente a las personas de esta región por encima de ideas o configuraciones políticas, sociales o económica, somos ciudadanos que debemos respetar y conservar la vida“, aseguró Daniel Molano.

Pero su conocimiento al dedillo de esta parte del territorio también le ha mostrado el lado más oscuro del conflicto armado que ahora se registra.

“Claro que tenía nervios, soy un ser humano, pero la situación exigía que alguien diera el paso y lo hiciera. Yo no podía darme el lujo de fallar, es muy deber, pero mi compromiso como representante de una las instituciones que vela por los Derechos Humanos en la región”, precisa el Defensor del Pueblo en el Cauca.

“Él, así como otras defensoras y defensores regionales día a día, honran nuestro mandato constitucional: promover y garantizar los derechos de todas las personas sin ningún tipo de discriminación”, expresó la Defensora del Pueblo en Colombia, Iris Marín.