COLOMBIA
San Agustín, un viaje a una de las necrópolis más grande del mundo
El yacimiento indígena considerado como uno de los más antiguos, grandes e importantes del mundo, contiene la historia de un pueblo que habitó entre los años 3.300 A.C y 600 A.C y desapareció sin dejar un por qué. Su historia se puede revivir una y otra vez en San Agustín, Huila.
El departamento del Huila guarda un misterio único que ha logrado atraer inclusive a investigadores de todas partes del mundo y canales de televisión internacionales como History Channel.
Más de 500 estatuas con grabados prehistóricos han sido descubiertas en las entrañas de la tierra acompañando las últimas moradas de quienes se cree fueron las primeras culturas que habitaron la región hace más de 2.000 años. Sin embargo, su origen específico es aún desconocido y reta la imaginación de sus visitantes.
De hecho, Huila contiene tres zonas declaradas Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad por la Unesco, donde se concentran la mayoría de los hallazgos arqueológicos de la región: Alto de las Piedras, Alto de los Ídolos y el Parque Arqueológico San Agustín, este último, considerado como una de las mayores necrópolis del mundo, es decir, uno de los lugares donde se han encontrado más restos pertenecientes a culturas sumamente antiguas.
El municipio de San Agustín, Huila, un lugar con callecitas empedradas y balcones blancos y verdes, marca la entrada al Parque Arqueológico de San Agustín, a donde los turistas, investigadores y curiosos llegan buscando conocer los enigmas que esconden los monolitos, los lugares fúnebres y los diferentes puntos considerados sagrados que se encuentran en este lugar.
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Las excavaciones en el Parque San Agustín iniciaron desde 1913 pero el registro formal comenzó en 1960.
Al entrar es posible divisar un camino de piedra que conecta al parque con las mesitas, llanuras donde se encuentran la mayor cantidad de sepulcros y megalitos, monumentos hechos con grandes bloques de piedras que acompañaban las tumbas. Por su tamaño y por los grabados que llevan las figuras, los guías del lugar aseguran que estas eran zonas exclusivas para el entierro de los caciques, jefes y figuras más importantes de la cultura.
“Fue un pueblo que pese a que vivió hace muchísimos años, fue muy avanzado. Conocían de astronomía, ingeniería, medicina y muchas ciencias que hoy en día utilizamos. Las esculturas nos permiten descubrir y entender cómo era su cultura y sociedad”, afirma Gina Morales, guía del parque y quien dice que los turistas e inclusive locales quedan embelesados con las historias de cada objeto que se cuentan durante el recorrido del parque.
“Una vez trabajé con una visitante que era muy espiritual y al terminar el recorrido dejo una ofrenda en el cementerio”, indica la guía que desde hace 4 años trabaja en el Parque.
El sendero empedrado continua hasta la fuente ceremonial ‘El Lavapatas’ un lugar sagrado donde se cree que las mujeres de la comunidad daban a luz por figuras esculpidas entre las rocas que muestran lo que parece ser un parto como el dibujo de una pequeña cabeza emergiendo de la parte inferior de otro cuerpo, que se encuentra en uno de los costados de la fuente. El Lavapatas’ es considerada además como una maravilla de la ingeniería hidráulica por el sistema de drenaje creado por la comunidad ancestral.
La siguiente parada es en el monte ‘Alto del Lavapatas’, una colina que permite divisar el verde del Huila y en donde se encontraron los restos que le permitieron a los investigadores dar un aproximado del periodo de tiempo en el que esta desconocida cultura habitó, entre 2.000 y 3.000 años atrás.
“Nada quedó escrito, pero todo quedó tallado. Los monolitos abren una puerta a la investigación e imaginación con las conexiones que representan entre el hombre y la naturaleza. Hay un misticismo que hace que quieras empaparte del tema más y más”, afirmó Yessica Vargas, una opita que se ha convertido en embajadora digital del Huila en las redes sociales con su cuenta @yessitraveling y quien aconseja a los turistas visitar a la par Isnos, que fue parte de San Agustín hasta 1958 y comparte su tradición arqueológica. También, la Cueva de los Guácharos, declarada reserva biosfera por la Unesco.
Actualmente, tan solo el 30% del Parque San Agustín, conformado por 78 hectáreas, ha sido explorado a nivel subterráneo desde 1913 cuando iniciaron las excavaciones en las que encontraron las criptas, estatuas y monolitos de piedra que hoy se alzan en la superficie del Parque e inclusive objetos de oro que fueron enviados al Museo del Oro en Bogotá, donde aún hoy son exhibidos.
Actualmente el Parque funciona de 8:00 a.m. a 1:00 p.m., todos los días a excepción de los martes. La entrada cuesta $35.000 para los colombianos y $50.000 para los extranjeros.
Huila, un paraíso por descubrir
Fuera de la zona arqueológica hay un sinfín de posibilidades para que los turistas continúen interactuando con la historia viva de San Agustín como La Chaquira, un observatorio astronómico indígena situado en medio del cañón del río Magdalena que recibe a los visitantes con un petroglifo, una figura 2 metros de altura de una mujer tallada en roca con los brazos levantados que resulta tan misteriosa como los monolitos.
También, es posible visitar el Estrecho del Río Magdalena donde 15 metros del río más importante de Colombia, deben pasar por una angosta abertura de tan solo 2,20 metros. En este lugar rodeado de montañas, la fuerza del agua es imponente y deja sorprendidos viajeros y locales que al salir disfrutan de uno de los platos tradicionales y estrellas del municipio, arepas asadas en piedra de laja del Rio Magdalena con queso adentro o encima.
“Son doraditas y crocantes. El queso se funde con el maíz y crea una explosión de sabor”, aseguró Samantha Rojas, turista de Florida, Valle del Cauca; que visitó la zona.
Otros lugares de interés en el Huila son el famoso Desierto de la Tatacoa en VillaVieja, la cascada El Salto de Bordones en Isnos o el mirador ‘La Mano del Gigante’ en Gigante, Huila.
“Los lugares turísticos se han adaptado a las medidas de bioseguridad. Los grupos son reducidos, hay limites de tiempo en cada parada para que no se concentren muchas personas y todos puedan pasar, hay desinfección, toma de temperatura y todo lo necesario para tener un viaje seguro”, sostuvo Lida Serna, turista caleña que visitó San Agustín en octubre del año pasado.