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Yesenia Olaya Requene, ministra de Ciencia: “Detrás del famoso ‘error de dedo’ viví un linchamiento racial”

La ministra de Ciencias, Yesenia Olaya Requene, narra su trayectoria académica y aclara cualquier duda sobre su paso por Harvard y otras instituciones. Procuraduría archivó la investigación en su contra.

5 de enero de 2025 Por: Santiago Cruz Hoyos - Editor de Crónicas y Reportajes
La Dra. Olaya Requene, es socióloga de la Universidad de Caldas, magíster en Pedagogía de la Universidad Autónoma de México y doctora de la misma universidad. Fue investigadora asociada en el ‘Centro Hutchins para la Investigación Africana y Afroamericana’ de la Universidad de Harvard y coordinadora académica del Certificado en Estudios Afrolatinoamericanos. Fotos Raúl Palacios / El País.
La Dra. Olaya Requene, es socióloga de la Universidad de Caldas, magíster en Pedagogía de la Universidad Autónoma de México y doctora de la misma universidad. Fue investigadora asociada en el ‘Centro Hutchins para la Investigación Africana y Afroamericana’ de la Universidad de Harvard y coordinadora académica del Certificado en Estudios Afrolatinoamericanos. Fotos Raúl Palacios / El País. | Foto: Raúl Palacios

La frase se volvió viral: “Fue un error de dedo de mi parte”. Con esta expresión, la Ministra de Ciencia, Tecnología e Innovación de Colombia, Yesenia Olaya Requene, explicó lo sucedido tras las acusaciones que le hicieron durante un debate de control político en el que fue señalada de presentar en su hoja de vida presuntas inconsistencias sobre su experiencia profesional y su carrera educativa.

Desde su casa en Tumaco, Nariño, su tierra natal, y días después de que la Procuraduría archivara la investigación en su contra, la ministra más joven del gabinete del gobierno del presidente Gustavo Petro (35 años) narra en detalle su historia y trayectoria académica y aclara cualquier duda sobre su paso por universidades como Harvard.

– Mi vida ha sido la academia.

La ministra de Ciencia Yesenia Olaya respondió en el Congreso.
La ministra de Ciencia Yesenia Olaya respondió en el Congreso al debate de control político por el "error de dedo". | Foto: Ministerio de Ciencia

Ministra, su mamá fue maestra. ¿De qué manera la inspiró para seguir sus pasos?

En Tumaco, donde nací, el Magisterio se instaló como una de las principales fuentes de trabajo para las mujeres afrodescendientes, por eso las maestras se han posicionado como un símbolo de identidad, de trayectoria en la construcción del conocimiento que impacta la transformación social.

Mi madre, Luz Stella, es licenciada en ciencias sociales. Ella lleva cerca de 30 años ejerciendo como profesora y desde muy pequeña me motivó por la lectura, principalmente los libros de historia y de filosofía.

¿Es cierto que usted acompañaba a su mamá a dar clases en la universidad?

Exactamente. Yo, siendo aún una niña, acompañaba a mi madre a sus clases en la Universidad Libre en Pasto, que ya no existe. Y fue a partir de ese acompañamiento en sus clases universitarias cuando empecé a sentir una conexión muy profunda con la historia, la literatura, la filosofía, lo que alimentó en mí esta aspiración de ser una científica social.

Sumado a ese acompañamiento que yo hacía en las clases de mi madre, ella fue docente en la zona ribereña de Tumaco, específicamente en el río Mira, frontera con Ecuador. Es un territorio fuertemente atacado por los diferentes grupos criminales y uno de los principales escenarios para los cultivos de coca.

Entonces mi mamá ejerció una pedagogía en medio del fuego cruzado y en ese contexto también pude desarrollar una perspectiva critica de las territorialidades en Tumaco, de cómo el conflicto armado ha transformado las identidades sociales y para mí eso también fue un motivo de inspiración para estudiar una carrera universitaria, poder regresar a mi territorio y contribuir a la materialización de la paz.

Mi mamá se convirtió en un símbolo de inspiración, de fortaleza, de resistir en medio de la violencia estructural que se vive en Tumaco, y a partir de eso me enfocó en los campos de las ciencias sociales para mi desarrollo profesional y ahora, laboral.

La Dra. Olaya Requene, es socióloga de la Universidad de Caldas, magíster en Pedagogía de la Universidad Autónoma de México y doctora de la misma universidad. Fue investigadora asociada en el ‘Centro Hutchins para la Investigación Africana y Afroamericana’ de la Universidad de Harvard y coordinadora académica del Certificado en Estudios Afrolatinoamericanos. Fotos Raúl Palacios / El País.
La Dra. Olaya Requene, es socióloga de la Universidad de Caldas, magíster en Pedagogía de la Universidad Autónoma de México y doctora de la misma universidad. Fue investigadora asociada en el ‘Centro Hutchins para la Investigación Africana y Afroamericana’ de la Universidad de Harvard y coordinadora académica del Certificado en Estudios Afrolatinoamericanos. Fotos Raúl Palacios / El País. | Foto: Raúl Palacios

Llevarla a clases era una manera de cuidarla también…

En ese entonces, cuando yo tenía 7, 8 años, éramos mi hermana, mi mamá, mi papá y yo. Y mi mamá nunca nos dejaba solos en la casa. Era una estrategia de cuidado, porque la violencia siempre estaba presente en Tumaco. Mi mamá decía que no hay que normalizar la violencia, cuando el ser humano pierde la capacidad de asombro por la violencia, por la pobreza, por el hambre, las normaliza.

¿Cómo era la relación con los alumnos en la universidad siendo usted una niña?

Era difícil. Estas clases se dieron en Pasto y siempre ha existido una división, yo lo llamaría una frontera racial, entre la sierra y la costa. En parte esa frontera racial explica el abandono histórico que ha tenido la costa pacífica nariñense. Recuerdo que había mucho racismo contra mi mamá. Cuando íbamos al mercado en el Parque Nariño, la gente se le acercaba, la tocaba y se persignaba. Es una práctica que viene desde la Colonia. Tú te encuentras a una persona de piel negra en territorios mestizos, te persignas y eso supuestamente es sinónimo de buena suerte. En otra ocasión una alumna le dijo a mi mamá ‘pelo de estopa’, por su cabello.

Mi mamá se incomodaba, me decía esto es lo que tenemos que vivir las personas negras cuando salimos del territorio, por eso es importante educarse para cambiar estas circunstancias. En mi madre siempre ha habido una conciencia de transformación social.

En mi caso, desde los 11 años, vi lo que era el racismo, y entendí que era un hecho que había que cambiarlo, y que una plataforma para hacerlo sería la universidad, a partir de la lectura y de pensar la construcción del mundo social desde un marco de igualdad entre todos.

Según el balance de gestión del Ministerio de Ciencia, se han apoyado 482 Jóvenes Investigadores e innovadores, con una inversión de más de $9.700 millones.
Según el balance de gestión del Ministerio de Ciencia, se han apoyado 482 Jóvenes Investigadores e innovadores, con una inversión de más de $9.700 millones. | Foto: Especial para El País

¿Cómo fue la historia del profesor de Harvard que llegó a Pasto y le cambió la vida?

Sucedió en una clase sobre la Segunda Guerra Mundial en la que acompañé a mi mamá. Cuando conocí a este profesor de Harvard, que venía como parte de una delegación, nos sentamos a conversar sobre los libros de historia y las tareas que le dejaba a mi mamá, y yo le pregunté dónde queda Harvard, y él me dijo: ‘en los Estados Unidos’. Enseguida me mostró fotografías. Yo le dije: ‘algún día quiero llegar allá’. Y recuerdo lo que me contestó: “no hay sueños imposibles. Todos los sueños se pueden lograr, pero bajo una condición; tienes que ser muy disciplinada, tratar de ser la mejor estudiante”.

Esas palabras a mí me quedaron marcadas, y marcaron también mi trayectoria académica. Siempre obtuve las mejores calificaciones y ocupé el primer lugar durante mis años en el bachillerato, luego en la universidad estaba en primero o segundo lugar en promedio académico, y siempre quería ser la mejor, pensando en que tenía que sacar mi título profesional, llegar a Harvard y de esta manera contribuir desde el conocimiento a reducir la violencia estructural que se vivía Tumaco.

¿Fue el motivo para estudiar sociología?

Yo quería estudiar derecho, hasta que leí un libro, ‘La Caverna’, de Platón, que me marcó porque entendí cómo desde el conocimiento es posible brindar una herramienta para cambiar la conciencia social de los territorios. Lo que se vivía en Tumaco era un recrudecimiento de la violencia a partir de la llegada de los grupos paramilitares. Era el año 2005, cuando la guerra por el narcotráfico se agudizó, jóvenes del barrio fueron asesinados, jóvenes que se criaron con uno jugando a la pelota, yendo a nadar a las playas de El Morro. La espacialidad de la muerte violenta siempre estuvo presente, una muerte que desangra y aniquila los sueños de los jóvenes.

En ese entonces yo estaba en once, en bachillerato, y acompañé a mi madre a una clase de etnoeducación en el Consejo Comunitario Bajo Mira y Frontera. En ese taller, en la inducción, yo le pregunté a un joven qué es el futuro, qué espera del futuro. Y me dijo: ‘nada’. Para mí esa respuesta fue toda una reflexión filosófica. ¿Qué es la nada en un contexto de violencia? La aniquilación de tus sueños de vida. Ese día le dije a mi mamá: ya no quiero ser abogada, quiero estudiar sociología, poder reconstruir el tejido territorial que ha sido devastado en Tumaco y en el Pacífico. Y eso me llevó a la facultad de sociología en la Universidad de Caldas.

Yesenia Olaya Ministra de Ciencia, Tecnología e Innovación
Yesenia Olaya Ministra de Ciencia, Tecnología e Innovación | Foto: MIN CIENCIA

¿Es cierto que vivió un acoso sexual en la universidad?

No tanto acoso sexual. Lo que viví allá fue un tema de hipersexualización de la corporalidad mía como mujer de la costa pacífica. El paso por Manizales fue interesante, cuando yo llegué encontré que existía un grupo estudiantes afrocolombianos, quienes decidimos crear una asociación para analizar los temas del racismo, y cómo la experiencia propia en una sociedad mestiza, fuertemente colonial como lo es Manizales, la presencia de la gente afrodescendiente incomodaba en ese momento y generaba una serie de prácticas de discriminación como que no nos querían rentar habitaciones a los estudiantes negros. Uno veía avisos en los que se leía: “no se les renta a los estudiantes del Pacífico, a negros, a costeños”. Porque estaba el imaginario y la narrativa de inferioridad hacia las personas provenientes tanto de la costa Pacífica como de la Atlántica.

Eso nos llevó a crear esta asociación y a generar unos ecosistemas de investigación sobre qué se entiende por raza, y cómo esta falsa idea de que existen razas diversas, ha generado una serie de discriminación y racismo contra las poblaciones afro.

Se vivieron prácticas muy fuertes de discriminación en ese sentido, la burla por nuestro acento era muy frecuente, yo recuerdo que en algún momento a uno le daba hasta pena hablar en clase porque nuestra pronunciación es diferente, nuestro acento generaba burla. Y no solamente me pasaba a mí, mis compañeros del Chocó también se cohibían de hablar en clase porque sentíamos que se nos burlaban del acento.

Pero eso nos permitió reforzar un proceso de militancia académica. Nosotros fuimos los autores de la política de acción afirmativa para cupos especiales de jóvenes indígenas y afros en la Universidad de Caldas y fue una experiencia que marcó nuestro activismo social hasta el punto que hoy hacemos activismo desde el Estado.

¿Cómo llega a la Universidad Nacional Autónoma de México?

Yo me gradué a los 4 años y medio de la Universidad de Caldas. Ocupé el primer promedio académico y me gané una beca para estudiar una maestría en pedagogía. Estudié en la Universidad Nacional Autónoma de México, allá hice una tesis sobre interculturalidad y etnoeducación en Colombia. Terminé la maestría con muy buen promedio académico y luego hice el doctorado en antropología social, donde amplié mis ecosistemas de investigación para analizar los fenómenos de migraciones forzadas, cómo el conflicto armado en América Latina, en los países que han tenido conflicto armado, han vivido procesos de racismo histórico hasta el punto de generar etnocidios.

Entonces, gran parte de mi madurez académica intelectual la viví en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde luego de terminar el doctorado con excelentes resultados académicos, publicar artículos de investigación, y ser docente de esa universidad, fue como mi consolidación como científica social.

Democratizar el Ministerio de Ciencia, llevarlo a todas las comunidades, ha sido uno de los propósitos, dice la Ministra Yesenia Olaya.
Democratizar el Ministerio de Ciencia, llevarlo a todas las comunidades, ha sido uno de los propósitos, dice la Ministra Yesenia Olaya. | Foto: El País

Es en ese momento da el salto a Harvard. ¿Cómo sucedió?

Cuando estaba haciendo el doctorado en la Universidad Nacional Autónoma de México, conocí que se iba a realizar un congreso internacional de estudios afroamericanos en la Universidad de Harvard y presenté una propuesta de ponencia que fue aceptada. Viajé a la Universidad, y pedí una cita con el profesor Alejandro de la Fuente, el director del Instituto de Investigaciones Afroamericanas de Harvard y le propuse que creáramos un certificado de estudios afro latinoamericanos para profundizar en los estudios de las raíces africanas y los procesos de emancipación de los pueblos afrodescendientes de América Latina, un programa de movilidad para que jóvenes afrodescendientes de los territorios más empobrecidos, lleguen a la Universidad de Harvard.

El profesor me dice: construye la idea del certificado, y cuando termines el doctorado me lo presentas.

Yo me fui con ese compromiso a México y, cuando me gradué, le dije al profesor: aquí está la estructura del programa académico del certificado de estudios afroamericanos. Él me dice: vente a hacer la estancia de investigación y quiero que coordines el certificado. Es ahí cuando en 2019 me voy a Botón, ingreso al Instituto de Investigaciones Afro Latinoamericanas en una estancia postdoctoral donde soy responsable de la coordinación académica de este programa de estudio.

¿Cómo se explica entonces el famoso error de dedo en su hoja de vida, que desencadenó en un debate de control político?

El famoso error de dedo surge en un contexto mucho más profundo. La llegada de una científica social como yo, una mujer afrodescendiente, egresada de universidades públicas, con una trayectoria de formación en el marco de los estudios raciales, no es normal en el mundo científico. Cuando se habla de la ciencia, se hace referencia a las ciencias básicas, exactas y muy poca referencia a las ciencias sociales y a las humanidades. Entonces en un país como el nuestro, donde todavía hay una deuda pendiente para resarcir los procesos de violencia estructural y de racismo contra las comunidades afrodescendientes, el hecho que llegue una mujer con mis cualidades genera incomodidades.

Entonces en ese marco me realizan el debate de control político, que fue más un linchamiento racial por lo que yo represento como mujer. Para responder la pregunta en concreto, el famoso error de dedo ocurrió cuando yo llené un formulario y hubo un pequeño error, puse mal una fecha de una constancia laboral aquí en Colombia y ese fue el detonante de todo el juzgamiento. Fue un error en la digitalización de una fecha, pero no en mis títulos porque sí fui investigadora asociada de la Universidad de Harvard, coordinadora académica de un certificado de estudios afrolatinoamericanos, docente de los seminarios especializados en ese certificado, docente en la Universidad Nacional Autónoma de México, en la Universidad San Martin de Buenos Aires, en la Javeriana de Colombia. Es decir que tengo una trayectoria académica impecable a lo largo de mi vida.

Yesenia Olaya, Ministra de Ciencia, Tecnología e Innovación.
Yesenia Olaya, Ministra de Ciencia, Tecnología e Innovación. | Foto: Minciencias

¿El gobierno es racista?

En el marco de esta experiencia del control político que se me hizo yo entendí que el racismo es tan fuerte, que las élites científicas de Colombia que me atacaron y las élites políticas ni siquiera querían el cargo de ministro o ministra. Ellos lo que querían era transgredir mi dignidad como persona. Y eso es una violencia muy fuerte, porque es deshumanizar al otro, desacreditar al otro, romperle su identidad racial y política. Eso fue lo que sentí en el contexto de control político y de toda la difusión que hicieron algunos medios de comunicación sobre las falsas acusaciones que me hicieron las dos representantes. Y yo les decía a mis colegas: el racismo es mucho más fuerte adentro del gobierno que afuera, porque te pone en una doble dialéctica. Por una parte, eres la ministra que tiene que tomar decisiones, pero por otra parte tienes que resistir a los ataques raciales en tu contra.

Yo entendía que para estas personas les generara incomodidad. Es que ellos no pueden creer que una mujer de Tumaco, de origen pobre, con su padre mototaxista, su mamá profesora de una escuela rural, haya tenido una trayectoria académica impecable, llegado a la mejor universidad del mundo a contribuir con su conocimiento y a fortalecer sus capacidades de investigación. Ellos no lo entienden, porque no hace parte de su imaginario, de su burbuja racial y clasista.

Pero yo no estoy ocupando un cargo de lujo, estoy aquí para generar transformaciones que dignifiquen los territorios y que el conocimiento que se genera desde la ciencia pueda impactar en garantizar condiciones básicas mínimas de existencia para las comunidades.

Cambiando de tema, hablemos de su balance de gestión en el Ministerio de Ciencias. ¿Qué ha logrado el programa Ondas?

El programa Ondas es uno de los favoritos del Ministerio de Ciencias. Hemos tenido un impacto a nivel nacional en 18 departamentos. Es un programa que busca el fortalecimiento de las vocaciones científicas de niños y jóvenes y en ese sentido hemos impactado a más de 47 mil niños. Los jóvenes de este programa han viajado a la Universidad de Harvard, a la Nacional Autónoma de México, ahora tenemos una delegación en Japón, para fortalecer sus vocaciones científicas. Considero que es importante la internacionalización del conocimiento, que los jóvenes conozcan otros países, otros laboratorios de investigación, lo que amplia su capacidad crítica y de poder contribuir al desarrollo tecnológico en Colombia.

Los niños son de colegios públicos de 18 departamentos del país. Los elegimos a través de convocatorias en las que presentan sus proyectos de investigación científica y se hace una selección.

Yesenia Olaya ha seguido la carrera y trayectoria de la Vicepresidenta Francia Márquez, a quien admira.
Yesenia Olaya ha seguido la carrera y trayectoria de la Vicepresidenta Francia Márquez, a quien admira. | Foto: El País

Se dice que su Ministerio ha apoyado a 500 jóvenes investigadores. ¿Cómo les fue a los del Valle del Cauca y el Pacífico?

Este programa de jóvenes investigadores innovadores ha tenido una gran acogida nacional, con una inversión de cerca de diez mil millones de pesos. Son jóvenes que han terminado el pregrado y se vinculan a empresas públicas o privadas o centros de investigación para desarrollar diferentes proyectos. En el Valle del Cauca nuestros jóvenes investigadores, a partir de la investigación de la caña de azúcar, están generando biocombustible o encontrando herramientas tecnológicas para hacer frente a la crisis climática. En el Pacífico, en Quibdó, los jóvenes investigadores trabajan en sistemas de alarmas tempranas de desbordamiento de los ríos. En la Amazonía tenemos también jóvenes investigadores trabajando en proyectos relacionados con la deforestación.

Usted ha impulsado la iniciativa Orquídeas, mujeres en la ciencia. ¿En qué va?

Este es mi programa favorito. Yo llegué a Colombia con la idea de construir un programa que permitiera reconocer los aportes de las mujeres en la ciencia, este programa ha tenido una inversión de 48 mil millones de pesos beneficiando a jóvenes investigadoras que están trabajando en diferentes misiones importantes: bioeconomía, transición energética, ciencia para la soberanía sanitaria, derecho humano a la investigación. Las mujeres trabajan articuladas con los institutos de investigación, con las universidades, las comunidades locales, potenciando y generando proyectos para resolver problemáticas asociadas a las regiones.

Cerrar la brecha de la participación de la mujer en la ciencia es uno de los propósitos de la la Ministra Yesenia Olaya.
Cerrar la brecha de la participación de la mujer en la ciencia es uno de los propósitos de la la Ministra Yesenia Olaya. | Foto: Raúl Palacios - El País

¿En qué va la vacuna antirrábica que desarrolla el Ministerio?

Estamos trabajando de manera articulada con Vecol y el Instituto Nacional de Salud, para desarrollar la vacuna antirrábica en nuestro país. También hace unas semanas lanzamos el programa para el estudio de la genómica en Colombia, esto nos va a llevar a hacer un muestreo en diez mil colombianos sobre su variabilidad genética y de esta manera poder contribuir a los campos de la salud y cómo el cambio climático está afectando la salud de las comunidades.

Usted dijo que la ciencia debía aportarle a la paz total. ¿Lo ha logrado?

Tenemos muchos avances en ese sentido, entre ellos la democratización del Ministerio de Ciencias. Cuando yo llegué y viajaba a las regiones me decían ‘llegó el Mintic’, y en los territorios la gente me decía ‘Ministra, necesitamos Internet’. Yo le dije a mi equipo de trabajo: esto es interesante, ¿por qué no se conoce al Ministerio de Ciencia? ¿Por qué no se conoce qué hace el Ministerio? Y eso nos llevó a desarrollar toda una estrategia de territorialización de la ciencia y construir proyectos de investigación científica con apoyo de colegios y universidades en las regiones. Ahora llegamos a los territorios y la gente ya sabe que llegó el Min Ciencias. Eso en principio es reconocer a la ciencia como un bien común para el desarrollo del país, pero también que todos los colombianos tenemos el derecho de participar en los debates científicos que van a tomar decisiones en nuestro contexto.

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