¿Qué hacer para que la lechuga dure más en la nevera?

Conservar la frescura y el crujiente de la lechuga en la nevera puede ser todo un desafío. Muchas veces, tras unos pocos días de compra, las hojas comienzan a marchitarse o a ponerse babosas, lo que lleva a desperdiciar un alimento que suele ser parte fundamental de las ensaladas y comidas frescas. Sin embargo, con algunos trucos y cuidados adecuados, es posible extender la vida útil de la lechuga y disfrutarla por más tiempo.

El primer error que muchas personas cometen al almacenar lechuga es no lavarla correctamente o, por el contrario, dejarla demasiado húmeda. Es importante, al llegar a casa con la lechuga fresca, lavar todas las hojas con abundante agua para eliminar cualquier suciedad, pesticidas o residuos que puedan estar presentes. No obstante, el truco no está solo en el lavado, sino en secarla adecuadamente.

El exceso de agua puede acelerar el proceso de descomposición, ya que la humedad crea un ambiente ideal para que crezcan bacterias. Para evitarlo, es recomendable usar una centrifugadora de ensaladas o secar las hojas con papel de cocina hasta que estén completamente libres de agua. Algunas personas incluso optan por dejar las hojas reposando unos minutos al aire libre sobre un paño limpio antes de guardarlas.

Una vez que las hojas estén completamente secas, el siguiente paso es encontrar el método adecuado para almacenarlas en la nevera. Un truco que ha demostrado ser muy efectivo es envolver la lechuga en papel absorbente o toallas de cocina. Este método funciona porque el papel ayuda a mantener las hojas secas, absorbiendo cualquier exceso de humedad que pueda generarse con el paso del tiempo.

Para hacerlo, se debe colocar la lechuga envuelta en papel dentro de una bolsa de plástico con cierre hermético o en un recipiente de plástico. Es importante revisar el papel absorbente de vez en cuando y cambiarlo si comienza a sentirse húmedo, ya que esto prolongará aún más la frescura de las hojas.

El lugar donde se almacena la lechuga dentro de la nevera también juega un papel fundamental en su conservación. La lechuga debe mantenerse en la parte más fría del refrigerador, pero no en el fondo donde puede congelarse. Lo ideal es ubicarla en el cajón de verduras, ya que este compartimiento está diseñado específicamente para mantener una humedad adecuada para frutas y vegetales.

También es importante no sobrecargar este espacio. Cuando el cajón está demasiado lleno, el aire no circula correctamente, lo que puede acelerar el deterioro de las hojas. Además, es fundamental mantener una temperatura constante dentro del refrigerador. Los cambios bruscos de temperatura pueden hacer que la lechuga se marchite más rápido.

*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.