Hasta la Policía se sorprende: en Cali hay niños y adolescentes que ya son capos de la delincuencia, ¿qué está pasando?

El pasado miércoles, un operativo adelantado por la Unidad Básica de Investigación Criminal de Infancia y Adolescencia de la Policía Metropolitana de Cali, permitió la aprehensión de un adolescente de 14 años a quien se le señala de ser el presunto responsable del homicidio de un joven de 27 años registrado el 22 de enero en el barrio Comuneros I, en el oriente de la ciudad.

Durante la investigación se logró establecer además que, pese a su corta edad, el menor ya contaba con una trayectoria criminal de aproximadamente cinco años, es decir que desde los 9 años de edad ya se encontraba vinculado a estructuras delincuenciales.

Los investigadores quedaron sorprendidos tras descubrir que el adolescente sería el encargado de planear y determinar las acciones criminales de un grupo de delincuencia común autodenominado los LT, con injerencia en la Comuna 15 de Cali.

“Este menor de edad era el jefe de la banda LT dedicada a diferentes situaciones (homicidios, hurtos, etc), que afectaban la tranquilidad de la Comuna 15”, afirmó el coronel, John Jairo Cifuentes Caballero, jefe de la Seccional de Protección y Servicios Especiales de la Metropolitana de Cali.

Otro caso que tiene consternadas a las autoridades locales y que fue noticia a nivel nacional, es el de un niño de apenas 12 años, con un actuar delictivo bastante fuerte en homicidios.

“Es un niño que lleva alrededor de cinco homicidios”, comentó la teniente Adriana Corrales, jefe del Grupo de Infancia y Adolescencia de la Metropolitana de Cali.

Dice también que aunque lo han dejado a disposición del Icbf nueve veces, se ha evadido en ocho, y “a pesar de que hemos hecho un trabajo con la mamá, porque ella obviamente quiere rescatar a su hijo, es un caso muy doloroso porque este niño, que este año apenas cumple los 13, ya ha recibido amenazas en contra de su vida, así como su núcleo familiar, entonces tuvimos que enviarlo a otra ciudad porque cada que se evade esto nos representa un grado de complejidad muy alto ya que generalmente estas amenazas se cumplen”, expresó la teniente Adriana Corrales.

Según cifras de la Policía, hasta el 12 de marzo de este año, en Cali habían sido aprehendidos 88 menores y 101 en toda el área metropolitana, por los delitos de hurto a personas, lesiones personales, homicidio y también tráfico y porte de estupefacientes, entre otros.
Corrales reconoce que lo que más la sorprende es el hecho de que cada día hay más niños, menores de 14 años, inmersos en este tipo de conductas.

“Mucha gente dice, es menor para unas cosas, pero cómo para matar no es menor de edad. Debemos recordar que psicológicamente una persona es adulta en su totalidad a los 18 años, estos comportamientos no son normales. Cuando un niño o adolescente decide el camino del mal, es porque obviamente algo falló en su hogar y en su entorno, algo pasó”, asegura la oficial.

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Cuando atienden estos casos, sobre todo con un menor de 14 años, lo que evidencian es abandono o maltrato, pues muchos de estos niños han sido criados por vecinos, están desescolarizados o en su defecto, no son los mejores estudiantes, pero lo más preocupante, es que figuran con muchas entradas al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Icbf.

Precisamente, el director regional del Icbf, Carlos Humberto Bravo, indicó que desde el 1 de enero de 2022 hasta el 24 de marzo de este año, han sido cobijados con medidas privativas de la libertad, 575 adolescentes en Cali; 295 en el resto del Valle del Cauca y 27 de otros departamentos, para un total de 897 menores infractores.

El funcionario señaló que el contexto sociocultural, que es el mismo en el que habitan las familias de los adolescentes y jóvenes vinculados al Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes, Srpa, incide en la configuración de sus subjetividades, en las relaciones que establecen con sus integrantes y “en los comportamientos que, para nuestro caso, los vinculan a acciones que distan de la norma y los convierte en usuarios del Srpa”.

Por su parte, la Fiscalía en Cali informó que entre el 2022 y el 2023 han sido sancionados 475 menores por diferentes conductas, mientras otros 34 fueron absueltos.

Asimismo, durante el año pasado se presentaron 554 aprehensiones en flagrancia, las cuales fueron atendidas por la URI de Infancia y Adolescencia, mientras que en lo que va corrido de este año van 103.
Los delitos en los que se ven inmersos los menores siguen siendo el homicidio porque en el 2022 se registraron 13 casos, 24 tentativas de homicidios y tres feminicidios.

Entre tanto, en el 2023 se han presentado cuatro homicidios, tres tentativas de homicidios, 50 hurtos, 17 casos de portes de armas y 21 por porte estupefacientes.


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El aumento en el número de menores infractores se observa principalmente en las instituciones educativas, donde se ha venido estableciendo la cultura de que actuar mal paga.

Como una demostración de poder, explica la teniente Corrales, un estudiante lleva un arma blanca que exhibe a sus demás compañeros para intimidarlos.

Recientemente, una denuncia oportuna permitió la aprehensión de dos menores que vendían marihuana en un colegio de la ciudad.

Y agregó: “Es terrible que menores con solo 14, 15 o 16 años, sean aprehendidos por abuso, acceso, secuestro, homicidio. Incluso, hay adolescentes de 16 años que los juzgan por concierto para delinquir, es impresionante; pero también tenemos mujeres que cometen homicidios, porte de armas. Hay una que está en el Centro de Formación Valle del Lili por proxenetismo”.

Si bien para el Director Regional del Icbf todas las conductas son preocupantes, dentro del ámbito de protección integral se priorizan todas aquellas que atentan contra la vida, honra y garantías constitucionales.

“Los jóvenes se ven inmersos en hechos delictivos como hurto, homicidios, lesiones personales, delitos sexuales y expendio de sustancias prohibidas, entre otros”, manifestó el funcionario.

Esto porque, adicionalmente a los problemas presentados al interior de las familias, se debe también analizar el contexto social y económico de los jóvenes, dado que en muchos casos la marginalidad va relacionada con menores propensos al consumo de diferentes sustancias psicoactivas y casos de violencia intrafamiliar.

El exsecretario de Seguridad de Cali, Carlos Soler, apuntó a que los grupos armados ilegales y pandillas instrumentalizan a los menores, sobre todo de sectores vulnerables, para la comisión de muchos delitos.
“Estos grupos los atraen volviéndolos adictos a las drogas, al alcohol y al dinero fácil. Otro acelerante es la grave crisis económica y los cinturones de miseria en los estratos 1, 2 y hasta 3, sumado a hogares disfuncionales. Esto facilita que los menores, por tratar de ayudar a la economía familiar, caigan en la venta de estupefacientes y el sicariato”, puntualizó Soler.

Por su parte, María Isabel Gutiérrez, directora del Instituto de Investigación y Desarrollo en Prevención de la Violencia y Promoción de la Convivencia Social, Cisalva, de la Universidad del Valle, atribuyó este fenómeno a la falta de oportunidades para los jóvenes.

“Se lo puedo decir con evidencias porque nosotros, desde Cisalva, en la administración de Armitage, llevamos a cabo un proyecto con pandillas que mostró que, con oportunidades de educación, trabajo y mejorando sus relaciones familiares y de comunidad, incluso jóvenes que han delinquido y cometido homicidios, se pueden transformar”, enfatizó la investigadora.

Cuestionó la entrega subsidios o ayudas como una solución, porque no tiene realmente un trasfondo de integración a la sociedad.