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Lo que revelan las cifras sobre la crisis de movilidad de Cali
Según ‘Cali Cómo Vamos’, pese a sus dificultades, el masivo transporta al 28,3 % de los consultados. Un 19,4 % lo hace en vehículo particular.
Movilizarse en Cali se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza. Los ciclistas se sienten agredidos, los motociclistas están en la mira de todos, la deficiencia del MÍO causa malestar en los usuarios y los conductores de carros, públicos y particulares, se quejan por la congestión permanente.
Según datos al mes de julio del Runt, en Cali circulan 780.258 vehículos, 535.014 son carros y un poco más de 234.700 son motocicletas. Conocer este dato permite, según expertos, entender algunos aspectos de la movilidad en la ciudad, sin embargo, es necesario ampliar la información.
Por ejemplo, es conveniente también saber de dónde salen las personas y hacia dónde se dirigen a lo largo del día, cuáles son los medios de transporte que más usan, entre otros aspectos que ayudarían a la toma de decisiones para fijar, entre otras cosas, prioridades en materia de inversión.
No obstante, el último estudio detallado de la movilidad en Cali data del año 2015, tras el desarrollo de la Encuesta de Movilidad Urbana, patrocinada por Metrocali. Desde entonces, han sido los sondeos que realiza el observatorio ciudadano ‘Cali Cómo Vamos’ los que han servido de insumo para identificar cómo es el desplazamiento y la configuración actual de los viajes de los caleños.
Debido a las condiciones particulares que se dieron en el 2020 y el 2021 por la pandemia, ‘Cali Cómo Vamos’ desarrolló sondeos virtuales y no presenciales.
Al respecto, Marvin Mendoza, director de la iniciativa, explicó que si bien estos sondeos son más cortos, simples y rápidos que encuestas como la desarrollada en el 2015, sí arrojan información que ayuda a observar las tendencias en el comportamiento de la movilidad en la capital vallecaucana.
Por ejemplo, en noviembre de 2021, cuando se hizo el último sondeo virtual, de 1616 personas que respondieron a la pregunta “¿cuál medio de transporte utiliza principalmente para desplazarse a sus actividades habituales?”, el 28,3 % aseguró hacerlo en el transporte MÍO, a pesar de las múltiples críticas que con frecuencia se hacen al sistema. A la misma pregunta, el 19,4 % de los consultados dijo que se desplazaba en carro particular, mientras que, a pie y en bicicleta se movía el 14,1 % de los caleños.
En cuanto al uso de transporte según la zona de la ciudad, fue posible identificar que en el Distrito de Aguablanca la mayoría de las personas son usuarios del sistema MÍO (32,2 %), al igual que en el nororiente (33,8 %) y oriente de Cali (20,1 %). En el sur y noroccidente de la ciudad, entre tanto, la gente se desplazaba a sus actividades diarias, en mayor medida, en carro particular (32,8 % y 25,5 %, respectivamente).
Para el uso de moto particular, el sondeo evidenció que a finales del año pasado este vehículo era usado por el 16,4 % de personas, 6,5 % menos que en noviembre de 2020.
Henry Leonardo Martín, coordinador local de la Iniciativa Bloomberg por la Seguridad Vial Mundial, destacó la necesidad de actualizar la información que hasta la fecha se tiene ya que, en los últimos siete años, la población y el parque automotor de la ciudad y los municipios vecinos han crecido de manera significativa.
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Por su parte, Darío Hidalgo, experto en movilidad y seguridad vial, advirtió: “Actualmente no sabemos qué tanto ha aumentado el uso de la motocicleta en Cali, cómo ha cambiado la utilización del transporte público colectivo y el sistema MÍO y cómo se mueve la informalidad en la ciudad; esa información es importante, incluso para hacer campañas de cultura ciudadana”.
Asimismo, es necesario evaluar el impacto que genera la ‘piratería’ y el servicio que se brinda a través de plataformas digitales ya que, para gremios como el de los taxistas, estos son la causa actual de la quiebra de este tipo de servicio público.
Disponer de información actualizada sobre cuáles son los medios de transporte más usados ayudaría, según los expertos, a diseñar iniciativas en pro de la comunidad.
A continuación, cuatro caleños narran su odisea diaria para moverse en la ciudad.
A bordo de la T31
El MÍO es el medio de transporte que más usan los caleños. En un día habitual, cerca de 270.000 personas lo utilizan, mientras que, en un fin de semana la cifra baja a 250.000. Según Metrocali, de 94 rutas disponibles, la mayoría de los usuarios usan la E21, C302, T47A, A02, A05 y T31.
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Esta última es una de las más apetecidas por personas como Eduardo Cerón, quien en los últimos 3 años la espera de lunes a viernes entre 5:00 y 6:00 de la mañana en la Terminal Paso del Comercio, para así hacer su recorrido hasta la Estación Universidades. Su trabajo en el sur de la ciudad le obliga a usar este medio de transporte que, a su modo de ver, es útil para quienes no tienen un vehículo propio.
Sin embargo, reconoció que la congestión que se vive al interior de los buses es abrumadora, en parte por la cantidad de pasajeros, pero también porque cada vez es más frecuente que los vendedores ofrezcan en estos vehículos todo tipo de productos y servicios. A esto se suma la demora en cada una de las paradas, pues la ruta hace de 27 a 29 en total.
“Otra de las cosas que me preocupa es la seguridad. A mí no me han robado, pero sí he visto cómo otras personas han sido víctimas, a veces incluso de forma violenta, sin que nadie haga nada, normalmente por miedo”, narró el ciudadano.
Motos, la solución para muchos en Cali
A comienzos de este año, Alejandra Vivas, de 24 años, estudiante de Lenguas Extranjeras en la Universidad del Valle, cansada de las extensas horas de espera en las estaciones del MÍO para poder retornar a su casa, decidió comprar su propio medio de transporte. Como el dinero no le alcanzaba para un carro, entonces invirtió en una moto.
Según la joven, aunque sabe conducir desde hace varios años, nunca había manejado todos los días y en horarios de alta congestión, “eso fue algo que asustó mucho a mi mamá porque a diario muestran accidentes en los que las motos están implicadas”.
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Ahora, ocho meses después, cree que su experiencia como motociclista ha sido positiva y que este es un medio de transporte que da autonomía y economía. “Ahorro tiempo y hasta dinero en mis desplazamientos, por eso pienso que es una solución práctica para moverse”.
No obstante, Alejandra recomendó ser precavidos ya que “son muchas las imprudencias que se cometen en la calle. Hay personas que en carro, moto, bicicleta y hasta a pie generan accidentes, la mayoría de veces por andar en afanes ”.
La informalidad
Aunque se sabe que el servicio de ‘transporte pirata’ es catalogado como ilegal, la acogida que tiene en la capital del Valle, por parte de personas de todas las edades y profesiones, lo ha fortalecido.
Son variadas las razones que dan los ciudadanos para subirse a estos carros, aun sin saber si tienen o no los documentos al día. José Palomino, residente en el barrio Ciudad 2000, por ejemplo, aseguró que estos vehículos son más cómodos y rápidos para desplazarse cada vez que debe asistir a sus citas médicas. “En estos carros uno va sentado y, como no para en cada esquina, el tiempo rinde más”.
A la fecha hay 16.485 taxis registrados y habilitados en la Secretaría de Movilidad de Cali, pero de ese total circulan, en promedio, 13.000 en el día y 4000 en la noche.
También, según el usuario, el precio es otro factor que le favorece, ya que normalmente son 500 pesos más que el costo de un pasaje en MÍO o en el transporte público colectivo.
Reconoce, sin embargo, que utilizar este servicio es un riesgo, ya que “tal vez si nos llegamos a accidentar, nadie responda. Eso es de sospecharse porque, incluso, uno ve que los conductores buscan esquivar los controles de Tránsito y se hablan entre ellos todo el tiempo para que no los paren, porque tal vez tienen los papeles vencidos”.
“Para andar en ‘bici’ se necesita valentía”
El uso de la bicicleta ha aumentado en Cali. La rutina de Javier Rosales, licenciado en Música y profesor particular de piano, varía según las clases que tenga.
A la fecha, el profesional enseña a 4 niños en diferentes puntos de la ciudad, por lo que debe viajar, al menos tres veces en la semana, desde el barrio El Jardín, donde reside, hasta la casa de los estudiantes: Dos viven en Pance, uno, en Valle del Lili y otro, en Pampalinda.
Para llegar hasta estos puntos, Javier ha optado por viajar en bicicleta.
“Antes de la pandemia me movía en taxi o en Uber, sin embargo, por temas financieros empecé a usar este medio que es más económico y, de paso, ecológico”.
En la actualidad, las organizaciones buscan que los desplazamientos realizados por las personas en ciudades como Cali sean cada vez más seguros y sostenibles.
En un comienzo, cuenta Javier, fue difícil, aunque admite que todavía hay días en los que le cuesta subirse a la bicicleta y arrancar. En un recorrido hasta Pance, por ejemplo, puede gastarse más de una hora, sumado al desgaste físico que esto genera, por eso, Rosales cree que para andar en ‘bici’ se necesita valentía.
“Yo trato de salir con tiempo y usar la indumentaria necesaria, porque a veces uno llega demasiado sudado, cansado y, dependiendo del clima, hasta mojado”. Rosales ha comprobado que la infraestructura de la ciudad es aún escasa y esto lleva a que se ponga en riesgo la integridad de las personas.