Ni la pandemia dio tregua al delito en Cali en 2020

Aunque el Covid-19 se constituyó en la mayor amenaza para los caleños durante el 2020, la criminalidad no tuvo descanso, y así lo reflejan el comportamiento de delitos de alto impacto como el homicidio, el hurto a personas, el robo de celulares y vehículos, lo mismo que la extorsión y el secuestro.

Fue un año complejo, ya que a pesar del confinamiento que se decretó en los primeros meses y las restricciones para controlar la pandemia, la inseguridad no estuvo ausente. Lo más preocupante fueron los 1078 homicidios que se cometieron en el 2020 (cifras al 31 de diciembre), figurando entre ellos los del periodista judicial Andrés Felipe Guevara, el 21 de diciembre pasado, y el de cinco menores de edad en un cañaduzal cerca al barrio Llano Verde el 11 de agosto. Ambos hechos causaron conmoción nacional.

Pese a lo sucedido, el número de muertes violentas fue inferior en 4,3 % respecto al 2019, cuando fueron 1126 casos, sostiene Carlos Rojas, secretario de Seguridad y Justicia de Cali, teniendo como base datos del Observatorio de Seguridad. De acuerdo con dichas estadísticas oficiales, hubo 48 muertes menos en 2020 frente al 2019.

“Se trata de la cifra de mortalidad por violencia más baja de los últimos 30 años”, recalca el funcionario tras señalar que la tasa de homicidios cuando empezó la actual administración estaba en 50,2 por cada 100.000 habitantes y hoy se sitúa en 47,9 por cada 100.000 habitantes.

Pese a las críticas desde diferentes sectores porque la meta de reducir a menos de mil el número de homicidios no se cumplió, Rojas afirma que “hay gente que se imagina que fue un año malo, pero nuestra lectura muestra que existe una tendencia a la baja e históricamente desde 1993 la reducción de la violencia homicida ha sido del 39% en la ciudad”.

Recalca que mientras en diciembre de este año se presentaron 97 casos, y en igual mes del 2019 hubo 116. “Eso ha sido algo significativo”, indica Rojas.

A su vez, anota, que también se presentaron disminuciones entre el 10 % y el 44 % en delitos comunes como el hurto a personas, a residencias y de celulares, y el robo de vehículos y motocicletas.

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Frente a tales resultados, Adalberto Sánchez, director del Instituto de Investigación y Desarrollo para la Prevención de la Violencia, Cisalva, de la Universidad de Valle, opina que “la meta de menos de mil homicidios no se cumplió a pesar de la pandemia porque los detonantes de esas muertes violentas siguen ligados al narcotráfico, pese a la mayor vigilancia policial en cuadrantes y programas de seguridad”.

Subraya que “por más estrategias que se desarrollen, será difícil frenar la tasa de homicidios por la cadena que está detrás de esa actividad”.

En su concepto la única alternativa es atacar la inequidad social y la falta de oportunidades en los sectores más vulnerables de la población, ya que allí residen muchos de los problemas de la violencia, y por supuesto el auge del microtráfico.

Frente a tal realidad, el experto en seguridad Álvaro Pretel dice que es lamentable que la violencia sigue siendo vista como algo normal en nuestra ciudad, incluso justificada por algunos. “Las autoridades no pueden dormirse en los laureles y el reto en 2021 es que, tendremos una reducción del 20 % del presupuesto en seguridad, un nuevo Comandante de Policía que necesitará tiempo para adaptarse más una población golpeada económicamente y agotada por los efectos de la pandemia y las restricciones”.

Entre tanto, el también experto en seguridad Alberto Sánchez Galeano afirma que “la falta de coherencia y la improvisación fueron un factor determinante para no haber reducido más los delitos de alto impacto en Cali, entre ellos el homicidio, y en especial los feminicidios”. Lo anterior, indica, sin dejar de lado las muertes violentas en riñas y por embriaguez, sin desconocerse que “la ciudad tiene una dinámica criminal compleja”.

Pone de presente Sánchez Galeano, que faltaron políticas más audaces durante el aislamiento, ya que Cali tuvo meses violentos como septiembre con 122 homicidios”.

Por su parte, el concejal Roberto Rodríguez asegura que “en materia de seguridad Cali se rajó este año”, al señalar que las estadísticas de la Alcaldía pretenden mostrar una sensación totalmente diferente.

Agrega que pese “al aislamiento durante casi cuatro meses los homicidios no dieron tregua, ya que los hurtos a personas siguen en aumento, mientras los atracos son permanentes”.

Sostiene que las cifras pueden ser aún mayores, ya que la mayoría de esos delitos no se denuncian, además de que el control al porte ilegal de armas ha sido nulo en los últimos seis meses. “No hay que cantar victoria”, dice.

Violencia homicida

El homicidio sigue siendo el delito que mayor impacto causa en Cali. De las 1078 muertes violentas, 518 se presentaron en las comunas 13, 14, 15, 18, 20 y 21. Entre esos casos, según el Observatorio de Seguridad, 540 jóvenes, entre 18 y 28 años de edad, fueron sus víctimas. Un dato que aterra en las estadísticas es que durante el año se presentó el asesinato de 85 mujeres, 20 de ellas consideradas como feminicidios por la Fiscalía.

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Ni la zona rural se salvó. Este año se reportaron 37 asesinatos, superando los 25 del año pasado. El mayor número de homicidios se presentó en los barrios Potrero Grande y Comuneros con 26, mientras en Marroquín y El Morichal hubo 23. En Manuela Beltrán las autoridades investigan 22 homicidios y en El Retiro y Promociones Populares los casos fueron 19.

Comparativo frente a otras ciudades

Cali fue en 2020 la primera urbe con más homicidios. En la capital del Valle, como se mencionó en la nota principal, se acumularon 1078 muertes violentas, mientras que en Bogotá, por ejemplo, se reportaron 965 casos (hasta principios de diciembre), en Medellín 363, y en Cartagena 335. Son ciudades con menos de 45 homicidios por cada 100.000 habitantes.

Según el concejal Roberto Rodríguez, tanto Bogotá como Medellín cuentan con mayor pie de fuerza policial para prevenir las muertes violentas y con presupuestos que son cuatro y diez veces más que en la ciudad. “Eso supone una estrategia que está funcionando en esas capitales para combatir la violencia homicida, mientras aquí estamos atrasados al no contar con una política de largo plazo”, indica.

Los hurtos

De acuerdo con un informe de la Fiscalía y el Observatorio de Seguridad, los hurtos denunciados sumaron 19.836 este año. En 2019 la cifra fue de 28.005. Solo en el hurto a personas los afectados fueron 5895 ciudadanos (al 30 de noviembre). Tal cifra, según ese reporte, fue, sin embargo, inferior en 44,3 % respecto a igual periodo del 2019, cuando hubo 10.584 hechos. Los hurtos se registraron con mayor énfasis los días viernes (3204 casos) entre las 6:00 p.m. y las 9:00 p.m.

Por su parte, los hurtos a residencias fueron 1323, delito que se redujo en 31,3 % respecto al año pasado. Para el experto Alberto Sánchez, el hurto sigue siendo uno de los delitos que más afecta a los ciudadanos por el factor sorpresa y el alto riesgo que corren. En el 76,3 % de los asaltos los delincuentes usaron armas de fuego.

Secuestros

El 2020, pese al aislamiento inicial por la pandemia, no estuvo exento de delitos atroces como el secuestro. En la ciudad hubo casos sonados como los de la estudiante Natalia Salazar el 17 de agosto.

La joven universitaria fue liberada días después y sus captores detenidos hace poco.

Igual sucedió con el ingeniero de Emcali, Alberto Alarcón Silva, que fue plagiado el 4 de diciembre y dejado libre días después. Asimismo, la comerciante Nury Amalfi Chagüendo fue plagiada el 6 de octubre.

Al respecto, el secretario de Seguridad y Convivencia del Valle, Camilo Murcia, señala que gracias a las acciones de la Fuerza Pública los secuestros disminuyeron 25 % en los primeros diez meses del 2020. Asimismo, las extorsiones bajaron en 23%, mientras los índices de criminalidad se redujeron 34 %.