GOBIERNO NACIONAL
¿Qué tanto se han recuperado las empresas golpeadas por la pandemia? Habla el Supersociedades
El superintendente de Sociedades, Billy Escobar Pérez, habló sobre los efectos de la pandemia en las empresas del país y cómo se evitó que se tradujera en un desastre empresarial. Perspectivas.
La pandemia del covid provocó momentos difíciles para muchas empresas en el país.
Sin embargo, para el superintendente de Sociedades, Billy Escobar, las medidas adoptadas por el Gobierno Nacional lograron evitar que los efectos fueran mayores.
Así lo confirman las cifras de la entidad que no muestran un crecimiento excepcional en el número de empresas declaradas en insolvencia, ni en el número de conflictos entre socios durante la época de la pandemia.
Además, según Escobar, la orientación de la entidad está enfocada más al salvamento de las empresas que a su cierre, y, en efecto, se ha contribuido a este propósito.
Reconoció que al inicio de la pandemia hubo un crecimiento de solicitudes de insolvencia, pero lo que se nota ahora es que ese comportamiento se ha estabilizado (alrededor de las 1200 cada año), gracias a que la orientación apunta a la reorganización de las empresas y no a que se acaben.
En diálogo con Colprensa, dijo que los trámites de insolvencia que comúnmente demandaban muchos años ahora han disminuido a un año o año y medio. Incluso, hay trámites que pueden durar tres o cuatro meses.
El señor Escobar Pérez recalcó que el propósito del trámite de insolvencia es la reorganización. En razón a ello utiliza una expresión que lo resume todo: “nosotros somos el hospital que cura las empresas, no una funeraria”.
Esa es la mentalidad en la Superintendencia de Sociedades, porque se trata de una instancia amable, que está para acompañar a las empresas y no para multar, ni perseguir ni sancionar.
Por supuesto que se cuenta con mecanismos para las personas que no juegan a la seriedad, pero todo el que se acerca a la entidad se encuentra con la positiva sorpresa de que termina con el salvamento de la empresa.
Aquí están sus puntos de vista sobre lo que ha pasado en el país en los últimos años, especialmente con las empresas, grandes, medianas y pequeñas.
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¿Cómo afectó la pandemia a las empresas colombianas y cómo se percibió ese efecto desde la Superintendencia de Sociedades?
La pandemia afectó al empresariado colombiano, como todos sabemos, a unas empresas más que otras.
Por ejemplo, el sector de los servicios, creo que fue el más afectado. En particular, empresas del sector hotelero y de servicios , como los restaurantes, agencias de viajes y demás, se vieron fuertemente afectadas.
Otras no tanto, para fortuna del país, como el sector agrícola, que se ha defendido de una manera sobresaliente.
Esas empresas del sector de servicios tienen una característica, generan una gran empleabilidad, y en su momento tuvieron una afectación sobre el empleo, pero afortunadamente en este año en particular se ha visto una reactivación al punto de que ya estamos aproximándonos a la tasa de desempleo con la que estábamos antes de la pandemia y seguramente ahí estaremos y se ve una reactivación y un entusiasmo de la economía muy positivo.
¿Cómo se manifiestan esas dificultades en conflictos entre socios, en solicitudes de insolvencia, etc., y cómo interviene la Superintendencia para solucionar esos inconvenientes?
Más que obstáculos al interior de las empresas, la dificultad empieza con los prestadores de servicios de esas instituciones.
Por ejemplo, los bancos o las personas con las que tienen negocios, donde la situación comercial y legal se ve afectada con el cumplimiento de sus obligaciones.
Eso, sin duda alguna, genera dificultades del orden interno, pero por fortuna el Gobierno Nacional en su momento expidió decretos de emergencia por la situación del covid (los decretos 560 y 772 están alineados con la ley 1116, que ya existía en nuestro país).
La idea es que esos procesos, que tradicionalmente se tramitaban aquí en la institución, tuviesen una celeridad, se recibiesen con mayor prontitud y que su trámite también lo fuera así, con lo cual ese impacto negativo que se veía venir se pudo contrarrestar y hoy en día podemos decirle al país que se ha podido controlar con holgura. Se han salvado muchas empresas y seguiremos en el camino de rescatar empresas.
Nosotros estamos adelantando otras acciones encaminadas al fortalecimiento de los centros de conciliación y arbitraje.
La idea es solucionar conflictos, antes de llegar a pleitos o instancias judiciales, incluso ante nosotros mismos en lo judicial.
También estamos animando a las cámaras de comercio y a otros organismos a que se involucren más en esos procesos. Y también una labor pedagógica.
Nosotros entendemos que la prevención es clave. Siempre es mejor informar a los distintos empresarios de las obligaciones que tienen (en particular sobre su presentación de informes, mantener estados financieros en orden, llevar sus contabilidades, la actividad de los revisores fiscales, las asambleas y demás) que sancionar.
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¿Ha habido un crecimiento en el número de solicitudes de insolvencia o en casos de conflictos entre socios?
Al inicio de la pandemia hubo un crecimiento de solicitudes de trámites de insolvencia, pero lo que hemos notado es que ese comportamiento se ha estabilizado (alrededor de las 1.200 cada año), gracias a que nos hemos orientado más en reorganizar las empresas que en la idea de acabar.
No ha sido catastrófico, como muchos pensarían. Más bien estamos en el límite de lo normal, con una tendencia a la estabilización.
Lo otro es que esos trámites que comúnmente demandaban mucho tiempo, años, estamos hablando de periodos de año, año y medio. Hoy en día estamos hablando de trámites que pueden durar tres o cuatro meses.
En cuanto a las demandas, nos hemos mantenido en el promedio de alrededor de 400.
En 2019 hubo un aumento a 462 demandas, pero para 2021, ya hablamos de 419 y la tendencia ha sido hacia la agilización de los procesos, un proceso que llegó a durar 12 ó 13 meses, ahora está durando 8.
Hoy en día podemos decir que en vez de una alta congestión, tenemos trámites que hemos podido sufragar de manera positiva.
¿Es más frecuente que una empresa que entra en reorganización, se recupere o que no lo logre?
Lo frecuente es salvarse porque el espíritu de la reorganización es ese. Yo he institucionalizado un decir, que es: “nosotros somos el hospital que cura las empresas, no una funeraria”.
La mentalidad de todos aquí en la Super es el salvamento de las empresas.
Nosotros somos una instancia amable, que estamos para acompañar a las empresas y no para multar, ni perseguir ni sancionar.
Por supuesto que contamos con unos mecanismos para las personas que no juegan a la seriedad pero todo el que se acerca se encuentra con la positiva sorpresa de que termina con el salvamento de la empresa.
Los procesos de reorganización vienen a corresponder más o menos al 80 % y es más o menos el 20% el que se va a liquidación, pero eventualmente uno puede lograr que esas empresas no se acaben.
En el año 2021 se produjo un aumento del 36% de empresas que acudieron a nuestra ayuda y, por supuesto, que ese incremento va paralelo con la celeridad del trámite de esos procesos. Irónicamente, llegaron más solicitudes, pero la celeridad de los procesos también fue evidente.
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