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Trece años del crimen de diputados del Valle: esto confiesa Laura Charry, hija de uno de ellos

Laura, que tenía 12 años la última vez que estuvo al lado de su papá, afirma que aún no ha podido perdonar a las Farc, pero dice que no es algo que la mortifique.

17 de junio de 2020 Por: Kelly Sánchez, reportera de El País
Laura, que tenía 12 años la última vez que estuvo al lado de su papá, afirma que aún no ha podido perdonar a las Farc, pero dice que no es algo que la mortifique. | Foto: Foto: Especial para El País

Hoy hace trece años que Laura Charry se enteró de que nunca más volvería a ver su padre, Carlos Alberto Charry, porque la guerrilla de las Farc había acabado con su vida, así como lo hizo con la de otros diez diputados del Valle del Cauca, quienes llevaban cinco años secuestrados.

Laura, que tenía 12 años la última vez que estuvo al lado de su papá, afirma que aún no ha podido perdonar a las Farc, pero dice que no es algo que la mortifique.

“Hasta ahora no he trabajado en ello porque creo que hacen falta muchas cosas que deben complementarse y deben ser parte del proceso de perdón, una de ellas es la verdad”.

Señala que el proceso de los once diputados del Valle, que está en manos de la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, esta quieto a causa de la pandemia. Sin embargo, hasta donde ha avanzado, siente que ha hecho falta más compromiso de parte del Gobierno y de los exguerrilleros.

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¿Qué sentimientos afloran por estos días en que se conmemora el asesinato de su padre y de los otros diputados?

Los sentimientos están ahí constantemente, solo que los 18 de junio siempre serán un momento de agachar la cabeza, de sentir más la ausencia de mi padre, lo cual hemos intentado transformar hacia la sanación a través de iniciativas de memoria.

Esta vez, en medio de la situación de emergencia sanitaria, no se pudieron llevar a cabo los actos de conmemoración de manera presencial, nos tocó transformar la agenda y no hacerlo asistiendo a la Asamblea, como siempre lo hacemos, sino de manera virtual.

Justo por estos días también se celebra el Día del Padre, ¿hacen algo especial para recordarlo?

Yo estoy casada, tengo esposo y mis dos hijas, entonces el Día del Padre se convirtió en una fecha para recordar a mi papá, pero también para tener otro momento en mi vida, que es el de poderle celebrar a mi esposo, en compañía de mis hijas. Son esos dos momentos: uno, en lo personal, obviamente, a mi papá siempre lo vamos a recordar. El otro es que la vida me ha invitado a que esa celebración la haga en compañía de mis hijas y mi esposo. Así ha sido en los últimos cinco años en esta fecha.

¿Qué ha sido lo más difícil de vivir todos estos años sin su papá?

La figura del padre es muy importante. Es necesario tener ese apoyo de esa figura dentro del crecimiento, lo digo desde mi experiencia como mujer. Eso ha sido muy difícil. Somos tres mujeres en la casa, uno mira hacia atrás y dice ‘padre es padre, y madre es madre’ y el uno no puede hacer las veces del otro, a pesar de que la labor que mi mamá hizo por nosotras fue excelente, intentó darnos lo mejor siempre, pero de todos modos la figura del padre es muy importante dentro del crecimiento de uno como mujer.

No pudimos compartir momentos tan importantes en nuestro proceso de vida como habernos graduado del colegio, de la universidad, de la maestría, de la especialización, cuando tuve mi primera hija, cuando nació mi segunda hija, el baby shower, los cumpleaños, todo eso… Pero él siempre permanece en nuestras vidas.

¿Qué les cuenta a sus hijas sobre su abuelo?

La mayor tiene 5 años, ella ya reconoce que el abuelito está en el cielo, además porque en la habitación de ella hay una foto de él y en el estudio hay otra. Me ha preguntado qué pasó con él, pero esa respuesta todavía no está para ella, todavía no podría entenderlo. Le vamos a dar un tiempo, lo va a tener que saber, pero eso requiere de un proceso, ahora no podemos.

Mi otra niña tiene un añito y nueve meses, ella apenas está identificando a las personas cercanas a nosotros, pero ayer precisamente salió con la palabra ‘abuelo’. A mi mamá le dice abuela y a mi hermana, tía; ya ha hecho la identificación de estas figuras, pero ayer dijo abuelo y fue algo muy raro porque nunca le hemos hablado del abuelo, no logramos entenderlo.

Usted ha dicho en algunas ocasiones que el perdón no estaba entre sus planes, ¿sigue siendo así?

Hasta ahora no he trabajado en ello porque creo que, como víctima, hacen falta muchas cosas que deben complementarse y deben ser parte del proceso de perdón, una de ellas es la verdad.

El tema del perdón es un trabajo que yo tengo que hacer, pero eso no me perturba y no me genera dolor ni sufrimiento para seguir mi vida. Yo soy feliz con lo que Dios me ha permitido tener: mi hogar, mi trabajo, mis estudios, mi familia. Pero es algo más profundo en mí que me pide que para poder lograr ese perdón, debo tener otras cosas que no están en mis manos.

El perdón se va a dar, eso espero con la ayuda de Dios, pero en este momento no afecta mi vida.

Precisamente, en ese proceso de la búsqueda de la verdad, ¿cómo se ha avanzado en la JEP?

Eso está como quieto. Lo último que pasó fue que ellos (Farc) dieron unas versiones libres, unas declaraciones con las que no estuvimos muy de acuerdo porque la realidad era otra, y creo que hace falta más compromiso y más voluntad de las partes, tanto del Gobierno como de las Farc. Las declaraciones que hemos escuchado por parte de las Farc han sido muy rudas, quizás falsas, eso nos deja el mensaje de que pareciera que al final la voluntad y el compromiso no están dados para decir la verdad.

Nosotros respondimos con un documento diciendo que no estábamos de acuerdo y hasta ahí llegó todo por el tema del covid. Entonces estamos esperando que se reanuden las actividades, dentro de lo que sea posible, para poder empezar a ver cuál es el avance frente al tema de la verdad.

¿Cree que van a poder darles las respuestas que esperan o están perdiendo las esperanzas en ese sentido?

Yo creo que para eso se creó la JEP, el objetivo de la JEP y la Comisión de la Verdad es que las víctimas puedan sentirse satisfechas con la verdad recibida. Yo creo que es posible, solamente que esas dos entidades y los actores que hacen parte de ellas están dentro de una dinámica que ha perturbado un poco el buen desarrollo de sus procesos, eso ha tenido como resultado que nosotros, como víctimas, sigamos siendo los afectados al no tener claridad en la verdad sobre los hechos.

Con todo lo que ha pasado desde la firma del Acuerdo en La Habana, ¿cree que sí valió la pena?

Claro que sí. Yo soy fiel seguidora de que una salida al conflicto debe ser con la negociación. Guerra con guerra no nos lleva a nada y lo hemos tenido de experiencia en el marco del conflicto interno. Vimos que en medio de la guerra, de tantos enfrentamientos entre el Gobierno y la guerrilla quedaron muchas víctimas, entre ellas mi padre, y creo que esa no es la salida porque al final la vida es mucho más importante que los egos y las retaliaciones.

Apoyo el Acuerdo con todas sus imperfecciones y con todos los enemigos que tiene. Claramente, nada ni nadie me va a devolver la vida de mi papá, ya murió y murió a causa de una guerra, pero yo creo firmemente en el Acuerdo.

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