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Detecte si sufre de codependencia emocional de su pareja, y aprenda cómo sanar

Sin saberlo, usted podría ser un codependiente emocional. Cómo liberarse, sin sufrir en el intento. Consejos de expertos.

9 de marzo de 2025 Por: Redacción Bienestar y Nutrición
El codependiente pierde su identidad 
y bienestar por  complacer o cuidar 
a otro,  desarrollando un patrón de comportamiento que  perpetúa la relación disfuncional y genera su propia  insatisfacción.
El codependiente pierde su identidad y bienestar por complacer o cuidar a otro, desarrollando un patrón de comportamiento que perpetúa la relación disfuncional y genera su propia insatisfacción. | Foto: 123rf

En la codependencia, la pareja piensa que no puede hacer nada sin la otra persona, y esto lo lleva a sufrir ansiedad, estrés o preocupación si no está la o el otro.

Esto se manifiesta en que constantemente nos preocupa dónde está la persona, sentimos la necesidad de llamarla cada cinco minutos, en buscarla, es como una especie de apego ansioso.

Sin embargo, “el amor no implica que me estrese si no sé dónde está mi pareja, me puedo sentir contento si estoy con el otro y la afectividad en el amor tiene características particulares, mientras que en la codependencia hay alto grado de intimidad, en donde no se toman las decisiones si no está la otra persona o no estoy interactuando con mi pareja”, dice Carolina Armenta Hurtarte, coordinadora del Doctorado en Investigación Psicológica de la Universidad Iberoamericana.

¿Cómo identificar que se es codependiente?

De acuerdo con Melody Beattie, en su libro ‘Libérate de la codependencia’, si usted es codependiente, tiene las siguientes características: se cree o se siente responsable del otro, de sus sentimientos, pensamientos, actos, elecciones, deseos, necesidades, bienestar, falta de bienestar y destino de otros.

Siente ansiedad, pena y culpa cuando los demás tienen un problema. Y se ve obligados prácticamente a ayudar a la otra persona a resolver sus problemas; a dar consejos que nadie le ha pedido, todo en procura de que el otro se sienta mejor.

Muy loable el propósito, pero es que otra característica del codependiente es enfadarse cuando la ayuda que ofrece no da resultado. Se anticipa a las necesidades de los demás y se pregunta por qué los demás no hacen lo mismo por él o ella.

No sabe decir “no”, por ello cae en el juego de hacer más de lo que le corresponde, incluso cosas que otras personas pueden y deberían hacer por sí mismas.

Tampoco sabe lo que quiere o necesita, o si lo sabe, aplaza sus deseos y necesidades, para darle prioridad a los de su pareja.

Aunque puede sentir y expresar ira por las injusticias cometidas contra otras personas, no reacciona de la misma manera frente a los atropellos que cometen contra su humanidad.

Es capaz de dar, pero no de recibir, porque suele sentirse inseguro y culpable. Pese a que es su decisión, siente que da mucho y recibe poco.

El codependiente, dice la autora, suele sentirse atraído por personas que necesitan cariño o atención, es el tipo de gente que atrae.

Curiosamente, se siente aburrido, vacío e inútil, cuando no se presenta una crisis en su vida, un problema que resolver o alguien a quien ayudar.

Entre sus prácticas codependientes se encuentran: abandonar sus rutinas para responder o hacer algo por otra persona, comprometerse en exceso, sentirse agobiado y presionado, creer que los demás son, de algún modo, responsables de su infelicidad, enfadarse y adoptar el papel de víctimas, sintiéndose poco valorado y utilizado.

Las dinámicas codependientes son  frecuentes en familias donde un miembro es  cuidador de un enfermo crónico, un discapacitado,  alcohólico o drogadicto.
Las dinámicas codependientes son frecuentes en familias donde un miembro es cuidador de un enfermo crónico, un discapacitado, alcohólico o drogadicto. | Foto: 123rf

Señales de alarma

Y ojo, la codependencia, como el alcoholismo, es progresiva.

Son comportamientos propios de un codependiente emocional, dice Melody Beattie: ponerse muy nervioso ante los problemas del otro, preocuparse por cosas absurdas, pensar mucho en otras personas y hablar de ellas, perder el sueño por los problemas o la conducta de los demás, preocuparse, no encontrar nunca respuestas, controlar al otro, tratar de pillar en falta a los demás y sentirse incapaz de dejar de hablar.

Este tipo de personas concentra toda su energía en sus seres queridos, se pregunta por qué nunca tiene energía y por qué nunca saca adelante sus proyectos.

El origen

El psicólogo clínico Carlos Alberto Londoño Castro, autor del libro: ‘El vínculo. Amor, dolor y supervivencia’, consultado por El País, nos habla sobre el origen de la codependencia emocional.

“Para referirme a las relaciones de pareja codependientes, utilizaré el concepto del vínculo, que definiremos como la invisible estructura que une a las personas que integran una relación afectiva. El vínculo está estructurado por tres elementos, que representan necesidades esenciales para la vida humana, como son: el valor que tenemos de nosotros mismos y de nuestra pareja; el sentirnos parte de ese nivel de conexión que tenemos con el otro y la seguridad, siendo esta el nivel de garantía nuestro frente a la permanencia y exclusividad del vínculo”, puntualiza.

Aclara Londoño que el vínculo lo comenzamos a estructurar desde el mismo momento de nuestra concepción y se irá continuando y transformando a través de nuestro camino de vida.

“Las personas que por diversas razones crecieron con alguno de estos elementos o los tres en niveles deficientes, es decir, sintiéndose de bajo valor, o excluidas con facilidad, o con temor a perder el vínculo o a la infidelidad, pueden estar dispuestas a dar sin límite con tal de sentirse valoradas, incluidas o seguras”, explica el psicólogo clínico.

Quienes viven esta situación, agrega el especialista, “experimentan altos niveles de ansiedad a perderlo todo, dan, dan y dan sin límite. Es así como una persona comienza el camino de la codependencia emocional, y si se relaciona en pareja con una que no tiene un sentido del equilibrio, podría experimentar la comodidad de recibir y no percibir la necesidad de corresponder a lo que recibe, y en muchas ocasiones, sin conciencia, termina abusando de quien necesita dar, sin encontrar la paz”.

Ante estas situaciones, Londoño recomienda que las personas hagan un balance entre dar y recibir en la relación con su pareja, y sabrán el nivel de codependencia emocional que experimentan; asimismo, aconseja realizar un análisis de cómo fue esa relación entre el dar y recibir, a lo largo de la vida y mirar en qué circunstancias han vivido el mayor desequilibrio.

Añade que la toma de conciencia de dicha relación entre el dar el recibir, se debe complementar con información especializada y apoyo emocional.

Cómo superar la codependencia

De acuerdo con especialistas de R&A Psicólogos, “superar la codependencia implica trabajar en aspectos fundamentales como la autonomía, los límites saludables y la autoestima, permitiendo recuperar el bienestar emocional y construir relaciones más equilibradas”.

El primer paso es romper con la negación, y enfrentar el problema con honestidad. Hay probabilidad de que haya racionalizado y justificado su espíritu codependiente.

Claro está que si ha pasado gran parte de su vida utilizando la negación para alejar el dolor, la vergüenza, el miedo al rechazo, salir de ahí no será fácil. Requerirá de una ayuda profesional y del apoyo de personas que puedan proveer relaciones seguras.

Un estudio revela que el 56% de las parejas que viajan juntas tienen relaciones más duraderas.
Muchas experiencias vividas juntos puede ser también una causa de la codependencia emocional. | Foto: Getty Images

Deberá, asimismo, dice Londoño, afrontar problemas no resueltos de la infancia; considerar las experiencias pasadas que han contribuido a su codependencia es una buena manera de romper con la negación del problema. Debe identificar sus auténticos sentimientos como niño/a, siendo honesto acerca de su familia y origen, en cuanto a heridas de infancia. Este trabajo se recomienda hacerlo en un espacio seguro con un psicoterapeuta.

Otro paso es desprenderse de lo que lo obsesiona, renunciar a esa preocupación por cambiar, controlar o satisfacer al otro, dejar de asumir responsabilidades ajenas, y hacerse cargo de usted mismo.

Consejos

Reconozca los patrones de comportamiento que lo llevan a ser codependiente. Acepte que es responsable de sus acciones y emociones. Establezca límites claros y respetuosos con el otro. Practique la autoaceptación y autovaloración. Desarrolle sus intereses y pasatiempos, para aumentar su autoestima. Practique mindfulness: reduce el estrés y la ansiedad, y la relajación muscular progresiva, que merma la tensión. Perdone y deje ir la relación codependiente y enfóquese en su crecimiento y bienestar.

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