Cultura
Eduardo ‘La Rata’ Carvajal, el mítico fotógrafo del Grupo de Cali, publicó un fotolibro dedicado a Andrés Caicedo
Eduardo ‘La Rata’ Carvajal, el mítico fotógrafo del Grupo de Cali, presentará este jueves 3 de noviembre, en Lugar A Dudas, el libro donde reúne sus icónicos retratos de Andrés Caicedo y otras imágenes inéditas del escritor caleño.
Por L. C. Bermeo Gamboa, reportero de El País
El filósofo George Berkeley propuso, en la Inglaterra del siglo XVIII, que las cosas solo existen cuando son percibidas. Su pensamiento quedó expresado en la frase latina Esse est percipi (“ser es ser percibido”), que explica cómo objetos, hechos y personas que ya no tienen presencia material, pueden seguir existiendo en la memoria de otros, otorgándoles una especie de inmortalidad. El arte sería un vehículo de esa inmortalidad, puesto que las obras artísticas generan una percepción colectiva que otorga vida más allá de los límites naturales.
En este sentido, el caso de Andrés Caicedo es paradigmático. Se trata de un escritor que murió a los 25 años, pero lleva 46 años de existencia póstuma, o de “vida inmaterial”, según los términos de Berkeley. A través de sus libros, Andrés Caicedo es una presencia ineludible —mucho más fuerte de la que pudo tener en vida—, que es percibida por miles de lectores en Cali, Colombia y el mundo. Pero la presencia que tiene el escritor caleño en la memoria colectiva, el retrato que no envejecerá jamás, es obra del fotógrafo Eduardo ‘La Rata’ Carvajal, quien a principios de los años 70 con su cámara Nikon percibió en ese joven veinteañero, pelo largo, lentes de marco grueso, camiseta blanca, jeans oscuros y zapatos desgastados, a uno de los grandes escritores colombianos del siglo XX, y lo capturó en imágenes para la eternidad.
Los retratos de Carvajal permitieron que —más allá del ámbito literario—, Andrés Caicedo se convirtiera en un ícono de la cultura popular, comparable a lo ocurrido con las inolvidables fotos del Che Guevara con su boina negra (de Alberto Díaz) o de Albert Einstein sacando la lengua (de Arthur Sasse). Hoy, el rostro sonriente de Andrés Caicedo, puede encontrarse no solo en las portadas de sus libros, también está por doquier en afiches, camisetas, tazas, murales, grafitis, dibujos de estudiantes, muñecos de carnaval, botones, etc. Quizá a quien vio a través de su lente, esa mañana afuera del Teatro San Fernando, fue a un muchacho muy entusiasta del cine y l aliteratura, pero la imagen que quedó para la historia fue la de un escritor.
“Sin el ojo genial de Eduardo ‘La Rata’ Carvajal esas imágenes icónicas de Andrés Caicedo en el Cine Club de Cali no hubieran sido posibles, fue gracias al cariño y el interés que Eduardo sentía por él que hoy conservamos una imagen hermosa y sonriente del Andrés”, afirma Rosario Caicedo, hermana del escritor caleño.
Los retratos que hizo Eduardo Carvajal al escritor caleño a lo largo de varios años: la serie de fotos más conocidas, tomadas en el Teatro San Fernando, otras durante el rodaje de la película Angelita y Miguel Ángel, y unas curiosas donde está posando como mago, así como fotografías inéditas hasta ahora, están reunidas en el fotolibro Un Mundo de Andrés Caicedo, que el mítico fotógrafo del Grupo de Cali presentará este viernes, 3 de noviembre, a las 6:00 p.m., en Lugar a Dudas (Calle 15N, No. 8N-41, barrio Granada).
El libro de Eduardo Carvajal se presentará en el marco del Festival Internacional de Cine de Cali (FICCALI), durante el evento conversará con Sandro Romero Rey. Entrada libre.
El arte de Eduardo Carvajal, además de sus fotos para Andrés Caicedo, se plasmó en la foto fija y el registro de rodaje en algunas de las películas más importantes del Grupo de Cali, y del cine colombiano. La presencia silenciosa y sus movimientos imperceptibles, “como los de una rata”, captaron las imágenes de producciones como Agarrando pueblo (1978), Pura Sangre (1982), Carne de tu carne (1983), La Mansión de Araucaima (1986), La Vendedora de Rosas (1998), La Virgen de los Sicarios (2000), Sumas y Restas (2004), La Sangre y la Lluvia (2009) y Lavaperros (2020), entre otras.
Como un ermitaño vive Eduardo Carvajal, a las afueras de Cali en una casa construida en el bosque de niebla San Antonio, donde guarda su inmenso archivo fotográfico, en el que puede percibirse toda una época de la cultura caleña.
—Las fotos son de hace 50 años, ¿por qué decide finalmente publicar su fotolibro?
Porque todo el trabajo mío es en fotografía análoga, y solo hasta hace algunos años empecé la digitalización de todo mi archivo, y me he tardado como cinco años haciendo eso, una labor muy lenta y dispendiosa. Hasta ahora logré rescatar todo lo del cine colombiano, y entre esas fotos, las de Andrés Caicedo. Pero son como 35.000 negativos los que tengo, algo impresionante, que me he tardado mucho tiempo en recuperar, porque así puedo mirar en el computador, hacer copias digitales y tenerlas en otro archivo más seguro, ha sido muy difícil poder sacar todas esas imágenes a la luz.
—¿Cuándo conoció al escritor?
Conocí a Andrés en Ciudad Solar en los años 70, la casa cultural que tuvimos en el centro de Cali, fundada por Hernando Guerrero. Allí teníamos una galería de arte, laboratorio de fotografía y el Cine Club. Andrés vivió un tiempo allí. Precisamente a los días de haberlo conocido fue que inició el rodaje de Angelita y Miguel Ángel, su película con Mayolo, que quedó inconclusa. Yo me les uní para hacer un reportaje de la producción, esas fueron las primeras fotos que le tomé.
—¿Cuál es la historia detrás de las famosas fotos de Andrés Caicedo en el teatro San Fernando?
Entre los años 1973 y 1974, Andrés me pidió que le hiciera unas fotos. En esa época trabajábamos juntos en la agencia de publicidad de Hernán Nicholls, yo era fotógrafo y Andrés era copywriter. Un viernes como a las cinco de la tarde, él me propone que le haga unas fotos, como yo lo admiraba tanto y sabía que su obra iba a trascender, de inmediato le dije que sí. Entonces quedamos que las haríamos en el Teatro San Fernando, a las 10 de la mañana, dos horas antes de que empezara el Cine Club. Seguramente, como él ya tenía ese presentimiento y la fijación de que querer suicidarse, yo creo que quería dejar un legado fotográfico, de él como escritor.
Al otro día hicimos una serie de fotos espontáneas, algo muy sencillo. Aunque yo pienso que él tenía una idea de cómo quería las fotos, nos íbamos moviendo por afuera del teatro, y él posaba como se le ocurría: como si estuviera entrando al teatro, hablando con la gente, con la cerveza en la mano, de pie con esa sonrisa. Todas las fotos salieron con libertad, yo solo lo seguía mientras hablábamos.
—¿Y las fotos de Andrés posando de mago?
Esas fotos las tomé para una prueba, que esa época se llamaba pre-test, en la que se evaluaba si se podía hacer un comercial o no, con eso se hacían encuestas a la gente. La idea era mostrar como que en las Páginas Amarillas hasta las profesiones más difíciles encontraban trabajo, entonces le pedí a Andrés, que trabajaba conmigo en la agencia de Hernán Nicholls, que posara usando un gorro de mago, hablando y gesticulando como los magos. Son una secuencia de 12 fotos que quedaron muy bonitas, aunque nunca se usaron para ninguna campaña publicitaria, y están en el libro.
—¿Y cómo entró al Grupo de Cali?
Después de trabajar con Andrés y Mayolo en esa primera película, nos hicimos amigos y seguimos trabajando con mayor frecuencia. Poco después empezamos a hacer comerciales, y el primer documental que hicimos, esta vez con Carlos Mayolo y Luis Ospina, fue Cali de Película, un corto sobre la Feria de Cali que nos patrocinó la licorera del Valle a través de Hernán Nicholls. Ese también fue mi primer trabajo en foto fija, de ahí en adelante nos enrolamos y seguimos con las películas más conocidas, como Agarrando Pueblo y después Pura Sangre, luego vinieron otras. Siempre hice parte de las producciones, no solo como fotógrafo, también hice mis cameos por allí en todas las películas del Grupo de Cali. Después seguí registrando en foto y video a los miembros que hemos ido quedando, en los rodajes y en la vida cotidiana, porque siempre hemos sido un grupo de amigos.