Cultura
El perfecto salmo para pedir a Dios protección contra enemigos
En los momentos de adversidad y peligro, un Salmo emerge como un refugio espiritual que brinda protección divina contra los enemigos.
En la vasta colección de Salmos que conforman el Libro de los Salmos en la Biblia, un Salmo se destaca como un himno especial de protección contra enemigos y peligros. Con sus palabras profundas y reconfortantes, este salmo ha sido una fuente de consuelo y fortaleza para innumerables personas a lo largo de los siglos. En este artículo, podrá conocer el Salmo adecuado para pedir protección y su significado, analizando por qué se considera el salmo perfecto para invocar la protección divina contra los enemigos.
El poder del Salmo 91
Un vistazo profundo al Salmo 91 y su poderosa invocación de protección divina
El Salmo 91 comienza con una declaración poderosa de confianza en Dios: “El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente”. Esta apertura establece de inmediato la relación especial entre el creyente y Dios, una relación basada en la confianza y la protección divina. El salmo continúa destacando cómo Dios protege a aquellos que confían en Él de diversas formas, desde peligros físicos hasta amenazas espirituales.
El Salmo 91 también enfatiza que, aunque los peligros pueden rodearnos, no debemos temer: “No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya”. Estas palabras transmiten la idea de que la fe en Dios proporciona una seguridad que va más allá de las circunstancias terrenales, brindando paz y tranquilidad incluso en medio de situaciones peligrosas.
Protección en tiempos de adversidad
Uno de los aspectos más reconfortantes del Salmo 91 es su promesa de protección en tiempos de adversidad. Los versículos 5 y 6 afirman: “No temerás el espanto de la noche, ni la flecha que vuela de día, ni la peste que anda en la oscuridad, ni la mortandad que en medio del día destruye”. Estas palabras resuenan en el corazón de quienes enfrentan amenazas y desafíos en sus vidas.
El Salmo 91 también habla de la protección divina contra los enemigos: “Porque él mandará que sus ángeles te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra”. Esta imagen de ángeles custodios enviados por Dios para velar por nosotros ofrece un consuelo inmenso, recordándonos que nunca estamos solos en nuestras luchas contra los enemigos.
Salmo 91: Un escudo divino contra los enemigos
“El que habita al abrigo del Altísimo
morará bajo la sombra del Omnipotente.
Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío;
mi Dios, en quien confiaré.
El te librará del lazo del cazador,
de la peste destructora.
Con sus plumas te cubrirá,
y debajo de sus alas estarás seguro;
escudo y adarga es su verdad.
No temerás el terror nocturno,
ni saeta que vuele de día,
ni pestilencia que ande en oscuridad,
ni mortandad que en medio del día destruya.
Caerán a tu lado mil,
y diez mil a tu diestra;
mas a ti no llegará.
Ciertamente con tus ojos mirarás
y verás la recompensa de los impíos.
Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza,
al Altísimo por tu habitación,
no te sobrevendrá mal,
ni plaga tocará tu morada.
Pues a sus ángeles mandará acerca de ti,
que te guarden en todos tus caminos.
En las manos te llevarán,
para que tu pie no tropiece en piedra.
Sobre el león y el áspid pisarás;
hollarás al cachorro del león y al dragón.
Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;
le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
Me invocará, y yo le responderé;
con él estaré yo en la angustia;
lo libraré y le glorificaré.
Lo saciaré de larga vida,
y le mostraré mi salvación.”
Un Salmo de fe y confianza
El Salmo 91 culmina con una declaración de fe y confianza en Dios. El versículo 14 proclama: “Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre”. Esta afirmación refuerza la idea de que la protección divina está intrínsecamente ligada a una relación personal y amorosa con Dios.
En última instancia, el Salmo 91 nos insta a confiar plenamente en la providencia divina y a reconocer que Dios es nuestro refugio seguro en momentos de peligro. Invocar este salmo es una manera poderosa de recordar que, a pesar de los desafíos que enfrentamos, no estamos solos y podemos encontrar refugio en la sombra del Altísimo.
*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.
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