Cultura
“El rock sabe reinventarse y volverá a resurgir con fuerza”: Manolo Bellon, escritor y periodista musical
El legendario periodista musical hace un repaso a su carrera de 55 años difundiendo la pasión por el rock, y revela detalles de su nuevo libro, lanzado en la FILBo 2024.
Por L. C. Bermeo Gamboa, reportero de El País
La enciclopedia viva del rock en Colombia, así podría definirse a Manolo Bellon, un erudito musical que desde hace 55 años comparte sus conocimientos en múltiples formatos, al principio como locutor radial, grabando su voz en la memoria de varias generaciones, luego en la prensa, la televisión y aún hoy, continúa en los libros y las redes sociales, siempre emocionado ante una canción clásica y con un entusiasmo inagotable.
Manolo Bellon nació el 4 de marzo de 1949, por lo que sus cumpleaños coincidieron con importantes fechas rockeras: alcanzó sus 16 años, en 1966, el mismo día que el periódico londinense The Evening Standard publicó la polémica declaración en la que John Lennon afirmó que The Beatles “son más populares que Jesús”, y 30 años después, en su cumpleaños 46, se lanzó el sencillo “Real love”, canción inédita del entonces fallecido beatle.
De modo que, es apenas comprensible que Manolo haya experimentado, de primera mano, la “beatlemanía” y sea, en la actualidad, una autoridad en la materia, como prueba está su primer libro ‘The Beatles: la historia’, publicado en 2003 y que se convirtió en un “bestseller” nacional.
Luego vendrían otros libros, verdaderas enciclopedias musicales, como son ‘El ABC del Rock’ (2007) y ‘Surcos del Pop’ (2011), en los que el escritor y periodista musical deposita gran parte del conocimiento adquirido reseñando discos, asistiendo a conciertos, entrevistando artistas, también de lo que escuchaba de los fans y el público.
Y, entre todas las habladurías y comentarios que recibe, así como fue guardando recortes de prensa de sus artistas favoritos desde su infancia, de igual forma atesoró historias delirantes, grotescas y curiosas, relacionadas con crímenes, suicidios, excesos y hasta elaborados montajes para encubrir supuestas falsas muertes detrás de figuras del mundo musical, que terminaron conformando su más reciente libro ‘Conspiraciones, mitos y leyendas en la historia de la música’ (2024), que fue lanzado en la FILBo y, aún sin terminar, ya se encuentra entre los más vendidos del evento.
Con su voz templada y fresca, intacta a sus 75 años, Manolo Bellon rememora el encuentro decisivo que tuvo con el rock y que cambió el curso de toda su vida.
¿Qué conjunto de circunstancias lo llevaron a convertirse en periodista musical?
Sucedió en 1969, cuando a un disc-jockey radial, Edgar Restrepo Caro, que luego fue amigo mío, pronunció mal el título de una canción en inglés, y la tradujo mal. Y yo, con mi soberbia de 20 años se lo reclamé, entonces él me invitó a un programa para que pudiera rectificarlo al aire, fue cuando entré a Caracol Radio. En el momento en que él me presentó, me paré frente al micrófono y empecé a hablar, me enamoré de ese medio de comunicación, de esa forma de contar las cosas.
¿Cuál fue el giro que dio su vida?
Yo estaba estudiando veterinaria y zootecnia, pero empecé a alternar mis estudios con ir a la emisora, ayudarles a Edgar y a Humberto Monroy, el popular rumito de Génesis y Los Speakers. Como sabía inglés, los ayudaba a conseguir información en revistas y diarios gringos, y ellos me daban ‘vuelitos’ al aire. Pero, con el pasar de los días, yo quería dedicarme más a la radio y olvidarme de la veterinaria. Fue en 1972 cuando me decidí, le dije a mi mamá que no quería seguir estudiando, que me iba a dedicar a la radio, todo un escándalo para esa época.
¿Cómo ocurrió su encuentro con el rock?
Viene del hogar, porque nací en una familia muy musical, donde tenía una mamá que cantaba y tocaba el piano, donde todo el día escuchabas música que salía de esos viejos acetatos en la radiola. Por lo general, era música clásica, pero cuando descubrí el rock and roll, en 1955, mi vida tomó otro giro.
¿A quién escuchó en ese momento?
Mi papá que trabajaba como periodista, escuchaba emisoras como lo que hoy es la Básica de Caracol, y estando en esas, llegó un día, cuando el locutor Carlos Pinzón presentó “Rock around the clock”, de Bill Haley & His Comets. Además, como mis hermanos mayores empezaron a escuchar toda esta locura que llegaba de los Estados Unidos, yo terminé por contagiarme de la misma fiebre.
¿Y cómo descubrió a The Beatles?
Pasó en 1964, hace 60 años. Recuerdo que fue un momento mágico, íbamos en el carro con mi hermano y yo de copiloto, cuando me dio por poner Radio 15, la emisora juvenil de la época, y en sonó “I want to hold your hand”, de The Beatles, y dije en voz alta, “uy, qué maravilla”, eran letras sobre un amor adolescente, que a mí, a los 15 años, me pegaban. Era un gran cambio para mí, que venía de crecer en un medio musical muy formal, porque ellos no lo decían con violines y pianitos elegantes, soltaban todo a guitarrazo limpio y con fuerza.
¿Cómo fue la experiencia, en el medio radial, de entrevistar a los artistas rock y pop de la época?
En los años 60, mi contacto era básicamente con los artistas de la escena nacional, como Humberto Monroy, Edgar Restrepo Caro, Vicky, Lyda Zamora, Harold Orozco, Óscar Golden, los de la Nueva Ola en Colombia.
Mis primeras oportunidades de entrevistar a artistas internacionales, llegaron en los años 70, cuando tuve la oportunidad de cubrir la llegada de James Brown a nuestro país, en 1973.
Recuerdo que lo transportamos en el automóvil de Caracol, desde el aeropuerto hasta el hotel, mientras transmitíamos en directo y yo trataba de hablar con él y era muy difícil, porque venía como en otro cuento y solo contestaba “Right on, right on”.
Después pude entrevistar a Barry White, Gloria Gaynor, a la gran actriz Ali MacGraw, de la película ‘Love story’ de 1970, también a la brasileña Elis Regina, Richard Clayderman, y en fin, a muchos otros.
¿Alguna anécdota curiosa de aquellos años?
Una vez, en 1978, llevaron a Paloma San Basilio a la emisora, para que la entrevistara, pero les dije que no, “porque esto es una emisora de música en inglés”, sin embargo, finalmente acordamos hacerla, por un par de canciones que ella había grabado en inglés. Pese a todo, la entrevista que iba a ser por unos minutos, terminó siendo de dos horas, porque comprobé que Paloma es una persona absolutamente encantadora, con quien fue muy fácil charlar. Y con Barry White la entrevista fue iluminadora, hablamos sobre la música y los diferentes estilos, cuando en un momento me dijo, “solo hay dos clases de música: la buena y la mala, y el que escucha es quien decide”.
¿Qué lugar ocupa hoy en día el rock en la cultura?
El rock fue lo que a mí me gustó. En el colegio tenía compañeros a quienes les gustaba la música tropical, a otros las baladas, pero yo no seguí la corriente, era, digamos, el niño diferente, porque me gustaban las guitarras y las letras de las canciones, sobre todo cuando se volvían más comprometidas social y políticamente.
El rock, indudablemente, tuvo su gran momento en los años 60 y 70, aun años 80, y sí, creo que ahora está como en un bajón, pero yo creo que el rock tendrá la capacidad de reinventarse y volverá a resurgir como una gran fuerza musical.
¿Y la música, en el sentido más profundo, qué significa?
Para mí la música es el gran alimento de nuestra alma. No concibo la vida sin música, giro permanentemente en torno suyo. Siempre tengo canciones que me están sonando en la cabeza, siempre despierto con canciones en mi mente y, de repente, durante el día me llama tanto la atención que voy y busco el disco donde está, como si no pudiera estar tranquilo sin volver a escucharla.
En tiempos de reguetón, ¿el rock aún tiene poder para atraer a los jóvenes?
Sí, y lo reafirmé cuando hicimos el lanzamiento oficial de mi más reciente libro en la FILBo. En la sesión de firmas me sorprendió la cantidad de personas jóvenes que llegaron, la mayoría menores de 30 años, parece que sigo siendo relevante para ellos. Uno diría que una persona de mi edad qué puede decirle a los jovencitos, puesto que en apariencia no tenemos lenguajes en común, pero el rock nos conecta sin importar edad.
¿Cuál es su posición ante el auge de la llamada música urbana, como el reguetón, en detrimento de género como el rock?
El reguetón es para los adultos un género transgresor. Pero lo mismo sucedió en los años 50, cuando salió de rock and roll, que ofendió a los adultos de la época, quienes se sintieron atacados por una música que era relevante para los jóvenes. Esto siempre sucede cuando aparecen nuevos estilos o géneros diseñados para la gente joven, los adultos brincan porque no lo entienden.
En particular, a mí no me gusta el reguetón. Me parece que las letras no son trascedentes, me aburre en términos musicales, sus voces procesadas y los shows donde, es mi percepción, parece que uno no va a un concierto, sino a un espectáculo donde todo lo que hay alrededor es por lo menos igual, o más llamativo que la música. Yo prefiero ir a un show en donde hay un par de luces que enfocan a los artistas y listo, que toquen su música. No son necesarios juegos pirotécnicos y luces elaboradas, con presentaciones de cosas en pantalla y 50.000 bailarines, lo realmente valioso es la música.
¿Qué lo motiva a seguir compartiendo y hablando de música con el público colombiano?
Mientras tenga las ganas, la capacidad física, mental, emocional y espiritual de seguir disfrutando y compartiendo la música, seguiré haciendo transmisiones y hablando con el público, llegará el día cuando la gente me diga “retírese, que ya no nos interesa lo que tiene que decir”, pero por ahora seguimos en sintonía.
¿Cómo surgió como la idea de escribir un libro sobre conspiraciones, mitos y leyendas en la música?
Esto viene desde hace muchos años, antes de que existieran las redes sociales. Recuerdo que mí me llamaban a la emisora, me escribían cartas, y me preguntaban en la calle cosas como si era cierto que Elvis Presley no estaba muerto, que si era verdad que habían asesinado a Michael Jackson, o que si Paul McCartney realmente había muerto pero fue reemplazado por un imitador que se parecía mucho a él, en fin.
Estas conspiraciones surgieron muchos años antes de las redes sociales, pero con su llegada, se expandieron y tomaron nueva relevancia. Eso me motivó a buscar información que precisara o diera cuenta de las diversas hipótesis de las supuestas conspiraciones. Indagué en archivos de periódicos, en notas de prensa, y muchos libros, para compartirle a los lectores las diferentes versiones, presentar una visión amplia con evidencias, de tal forma que cada uno decida qué creer. Los artistas, cuando son populares y fenómenos mediáticos, entienden que ciertas o no, estas teorías de conspiración ayudan a alimentar su leyenda, a aumentar su fama, y cada vez son más los clics que ganan en plataformas.
Dedica un capítulo al club maldito de los 27 años, ¿a qué atribuye la constante de tantos artistas muertos a esa edad?
Entre más tiempo pasa, menos claridad tengo sobre eso. Hasta donde he podido investigar, es una pura coincidencia. Ningún ser humano puede asegurar que morirá a los 27 años. Pero el hecho es que tenemos muchos artistas que se mueren cuando apenas están desarrollando su potencial y se convierten en leyendas: Pedro Infante, Nino Bravo, James Dean, entre otros, como los que menciono en mi libro.
¿Qué logró averiguar sobre el mito de que los Beatles estuvieron en Colombia por los años 60 y los Rolling Stones en los 70?
Vengo oyendo ese cuento desde que comencé mi carrera. Encontré una nota periodística que hablaba la venida de The Beatles para una serie de presentaciones benéficas. Me puse a investigarlo, pero hallé pruebas de que hubieran estado en Colombia. Por otro lado, los Stones, es posible de que cuando ellos viajaban a Argentina, hicieran una escala en el aeropuerto El Dorado, pero no hay certeza. Pero, en el nuevo milenio estuvieron, por lo menos una vez, en Cartagena pasando vacaciones.
Otro tema, casi que de rigor en el rock, es el supuesto satanismo de algunas bandas y artistas… En el libro aborda desde intérpretes clásicos a grupos de black metal.
Sí, allí menciono el caso de Niccolo Paganini, de cómo él tenía una forma única de tocar el violín, y la gente de su época se preguntaba si le había vendido su alma al diablo, o tenía una condición física especial para tocar tan demencialmente el violín, porque era capaz de romper las cuerdas y tocar con una sola. O el caso de Robert Johnson, un guitarrista muy promedio, que desapareció durante unos meses y cuando regresó ya era un guitarrista extraordinario, por lo que empezaron a rumorar que le vendió el alma al demonio, y así con otros. Pero lo que muestro son las teorías y los soportes de cada una, para que el público decida, no impongo una posición.
Tampoco dejan de llamar la atención hipótesis sobre artistas que supuestamente no han muerto, empezando por Elvis Presley…
Inclusive hay una teoría de que John Lennon está vivo, y otra de que Michael Jackson fingió su muerte para poder huir de las deudas que tenía, sabiendo que si falsificaba su muerte, la avalancha de productos vendidos pagarían sus deudas, y efectivamente esto sucedió, sus ventas se elevaron. Pero no encontré ninguna evidencia de que estén vivos.
Aunque hay personas que dicen, en el caso de Juan Gabriel, que va a aparecer en tal fecha o tal otra, o que se lo han encontrado, pero hasta ahora no ha sucedido y no hay pruebas.
Por otro lado, son sorprendentes las enrevesadas historias que han surgido detrás de algunas canciones, como el supuesto contenido subliminal de la canción “Better by me, better by you” de Judas Priest, o de “Hotel California” el clásico de Eagles…
Todo lo que necesitas para construir una teoría de conspiración es un hilillo de verdad. Sobre eso puedes construir una gran mentira. Con los significados ocultos de las canciones trato de mostrar lo que confirmaría o no eso que algunos dicen. Así que contrasto diversas fuentes, necesarias para confirmar o desmentir las teorías. Lo que recomiendo es que escuchen las canciones, lean lo que tengo que decir sobre ellas y decidan si es cierto.
¿Se tomó el trabajo de escuchar canciones al revés?
De pronto por ahí capté algo que suena parecido a “somos hijos del demonio” y cosas parecidas, pero que a mí no me parecen muy claras o contundentes, en ninguno de los casos que analicé.
¿Y las teorías de conspiración y mitos de artistas colombianos? ¿Quedaron para otro libro?
No los incluí, pero fue una decisión realmente mía, porque no quise meterme en ese campo. Hay teorías, mitos y leyendas, desde luego, pero no hay tantas fuentes fidedignas en Colombia, como sí a nivel internacional.
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