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Historias dentro de una historia, así es la película francesa 'La isla de Bergman'

La directora francesa Mia Hansen-Love nos trae su nueva película ‘La isla de Bergman’, que con el pretexto de un homenaje al gran cineasta sueco, entrelaza tres historias dentro de un solo largometraje.

La directora francesa Mia Hansen-Love nos trae su nueva película ‘La isla de Bergman’, que con el pretexto de un homenaje al gran cineasta sueco, entrelaza tres historias dentro de un solo largometraje. | Foto: Foto: Especial para Gaceta

16 de feb de 2022, 06:27 p. m.

Actualizado el 18 de may de 2023, 06:33 a. m.

Con una narrativa lenta y un corto viaje hasta la mítica isla Fårö —donde vivió y trabajó el director Ingmar Bergman—, así empieza la película ‘La isla de Bergman’, de la directora francesa Mia Hansen-Love, con la cual participó en el Festival Internacional de Cannes 2021. Pese a tener un título que incita a pensar en un largometraje que homenajeará a Bergman, lo cierto es que las referencias al director sueco son más bien sutiles, unos pocos guiños a curiosidades de Bergman y sus películas, además de la recreación del pequeño Safari que se hace en la isla a los curiosos que viajan hasta allá, para conocer más sobre el creador de ‘Persona’.

‘La isla de Bergman’ se escapa de la sombra de Ingmar e intenta esculpir, sin problemas, la estética narrativa y visual de la directora francesa, que utiliza a Fårö simplemente como el telón de fondo de dos historias de amor, y las curiosidades de las historias amorosas de Bergman como el comparativo perfecto con los romances de sus personajes.

En un principio Mia nos presenta a Chris (Vicky Krieps) y Tony (Tim Roth), una pareja de cineastas que deciden internarse en la isla con el fin de inspirarse para sus nuevos proyectos cinematográficos.

Si acaso esta historia les parece conocida, es porque la ficción se asemeja un poco a la realidad de la directora, quien también se encuentra casada con un cineasta, Olivier Assayas, a quien conoció cuando tenía 18 años y es quien —ella ya lo había dicho con anterioridad—, había inspirado esta película.

Pero las semejanzas entre el matrimonio de Mia, y el de Chris y Tony, son solo superficiales, dado que la relación entre los protagonistas del film es brumosa. Además de que nunca nos señalan que estén casados, aunque sí nos dicen que tienen una hija, uno podría llegar a inferir muchas posibilidades no muy amables (una relación abierta o un muy cercano divorcio), dado que, aunque duermen juntos, Chris en un momento del film se refiere a Tony como su ‘amigo’, lo que deja en el aire la duda de sus lazos.

Adicional a Chris y Tony, a mitad de la película aparece la historia de la directora Amy (Mia Wasikowska) y el fotógrafo Joseph (Anders Danielsen Lie), unos jóvenes que se reencuentran en la isla de Fårö para revivir los sentimientos de su pasado, una relación imposible entre dos personas que en un primer momento se conocieron muy jóvenes y su segunda oportunidad fue muy tarde, cuando ambos ya tenían familias o relaciones estables que no cambiarían por ese fugaz romance.
Es así como ‘La isla de Bergman’ termina albergando tres historias entrelazadas: la de Mia narrada a través de la vida ficticia de Chris y la de Chris narrada a través de su personaje inventado Amy.

No obstante, a diferencia que entre Mia y Chris, la historia entre Amy y Joseph se convierte en una catarsis para la vida amorosa de la protagonista de la película, que parece monótona y en picada y que, por medio de Amy tiene un respiro a través de un amorío casual… ¿o es algo más que ficción? La cuestión queda planteada al final de la película, que termina cruzando de forma inesperada la historia de Mia y Chris con la de su personaje imaginario Amy.

Historia lenta, personajes firmes

Pese a que no se trata de un mal guion, realmente la historia es muy lenta y solo comienza a tener movimiento desde la mitad de la película, que es el instante en el que aparece la segunda línea narrativa.

En un principio nuestros personajes no parecen tener motivo de ser en la película, más allá de existir. Sus acciones son muy naturales, como las de cualquier persona que haya ido de viaje de trabajo a una isla. Nos muestran su cotidianidad viviendo en pareja, su trabajo escribiendo y conociendo la misteriosa isla de Fårö.

Pero, más allá de la línea narrativa alterna, hay algo extra que descoloca las cartas lentamente puestas por la directora. Se trata de Hampus, un personaje extraño, que se mueve libremente entre la historia principal y la secundaria, y que aparece en la vida de las protagonistas (Chris y Amy) cuando se sienten tristes o están desubicadas.

Hampus es el punto de quiebre de la película, dado que después de su primer aparición Chris tiene el chispazo de creatividad para generar su historia. Pero después solo tiene apariciones espontáneas e inesperadas, que casi parecieran hacer alusión a Bergman y cómo este director y sus películas salvaron a ambos personajes (y quizás a la misma Mia) en sus momentos difíciles.

Otras apariciones en el guion que cuentan mucho sin palabras, son el uso de la película ‘Gritos y Susurros’ de Bergman para tratar de hacer un símil con la relación de los protagonistas, o la mención de las relaciones amorosas que sostuvo el director sueco a lo largo de su carrera.

Hay que resaltar de igual forma la sutil comedia que emplea el guion: cuando mencionan que la cama en la que se quedan Chris y Tony es la misma en la que se grabó ‘Secreto de un Matrimonio’, film que generó muchos divorcios en su momento; o cuando Joseph le recrimina a Amy que el actor que lo interpretó (en una película que aparentemente versó sobre su vida), no se parecía en nada a él.

Respecto a los personajes que hacen parte de la película, he de decir que considero que están muy bien creados y son muy relevantes, dejando a los secundarios muy de lado. Se destaca con grandeza la interpretación de Mia Wasikowska, que sin esfuerzo nos hace sentir la tristeza profunda que dejan en el corazón un amor no correspondido y la confusión de un hombre que no está seguro sobre lo que desea hacer.

Paisajes hermosos y una música poco presente

Demostrando por qué Ingmar Bergman amaba grabar en la isla de Fårö, Mia se aprovecha de la belleza visual de la isla para darnos una hermosa fotografía a lo largo de la película, en diferentes locaciones del lugar. Con planos estáticos y un gran manejo de la luz, sobre todo la natural.

La banda sonora de ‘La isla de Bergman’ es más bien inexistente. Tiene poca presencia y sutileza, pero cuando más se destaca lo hace para ser contundente: por medio de una canción de ABBA, ‘The winner takes it all’, que baila y canta a todo pulmón nuestra personaje de Amy después de que le rompan el corazón.

Periodista y escritor, entre sus publicaciones destaca el volumen de ensayos ‘Libro de las digresiones’. Reportero con experiencia en temas de cultura, ciencia y salud. Segundo lugar en los Premios Jorge Isaacs 2022, categoría de Ensayo.

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