PERIODISMO
Judith Gómez, la 'reportera de hierro' que fue elegida Periodista del Año de El País
La editora de la sección Poder fue elegida Reportera del Año 2018 en El País. Independencia y entereza, sus sellos.
Judith Gómez Colley falleció este jueves, 14 de febrero de 2019, en la Fundación Valle del Lili.
Judith anda bien dateada. La frase la solía repetir uno de los decanos de la política en el Valle del Cauca. Él, Germán Villegas Villegas, sabía de primera mano que la editora de Poder era una gran profesional a la que difícilmente ‘chiveaban’.
No faltaba a la verdad. Desde noviembre de 2007, cuando las directivas de El País responsabilizaron a Judith Gómez Colley del manejo de la información política en el diario, asumió el reto con tal propiedad que rápidamente se convirtió en todo un referente de la política regional.
El ‘truco’ de esta comunicadora social y periodista egresada de la Universidad Autónoma del Caribe, como suele decir en buen costeño, es “no comerle cuento a nadie”. Todo lo que le dice una fuente, de inmediato lo corrobora con otra y otra, antes de publicarlo en El Péndulo, columna que cuida como a un hijo y a cuya escritura no le importa dedicar largas horas.
Pero los méritos periodísticos de la hija de don Antonio, el telegrafista de Tenerife, Magdalena, no se agotan en lo político. Judith es una aguda entrevistadora, que sabe llevar a sus personajes a decir aquello que los lectores quieren saber, siempre con respeto, pero “puyándolos”.
Así quedó plasmado en la conversación que sostuvo en diciembre de 2001 con la mamá de Andrés Felipe, el niño que murió de cáncer mientras su padre estaba secuestrado por las Farc. Eran los días en que Judith tenía a su cargo la sección Valle, que publicaba información referente al departamento.
Y como no le gusta hablar de lo que no conoce, quien estudiara becada en la Escuela Anexa del Colegio Barranquilla aprovecha los fines de semana para recorrer todos los municipios de la región.
“Es increíble, porque aunque no es de aquí, sabe cómo llegar a cada pueblo, a cada corregimiento”, comenta María de los Ángeles Navarrete, su gran amiga, quien agrega que Judith, la orgullosa dueña de rebeldes crespos, disfruta mucho viajar por el Valle y el Eje Cafetero.
Con ella compartió apartamento en el norte de Cali, una vez que Diego Martínez, hoy director de Información de El País, la ‘importó’ desde Tuluá, donde trabajaba en la división de Comunicaciones de la Alcaldía, después de haberse desempeñado como corresponsal del periódico en La Villa de Céspedes.
“Usted está aburrida allá, ¿cierto?”, le aseguró el entonces jefe de redacción, conocedor de que lo suyo es el frenesí del periodismo. Y así logró que Judith se decidiera a abandonar la ciudad donde había sido feliz al lado de su gran amor: Jaime Lotero, el policía que la conquistó un verano en Sincelejo, con quien se casó a escondidas y al que la muerte le arrebató muy temprano.
Un dolor que siempre lleva consigo, pero que no logró doblegarla porque siempre ha honrado la fortaleza de su venerado padre, al punto de convertirse en el bastión de su familia, pese a ser “la niña” de once hermanos. “Siempre ha dicho que ese espíritu guerrero y fuerte se lo debe a él”, anota Maira, la sobrina que adoptó como hija en Cali y a la que luego se sumó Greys, ambas enfermeras de profesión.
Es que Judith, la periodista respetada y admirada por todos, la que se ganó el Premio Simón Bolívar en el 2006, el Premio de Periodismo Colprensa en el 2008 y el Premio Alfonso Bonilla Aragón en el 2002, también es una hija, una tía, una madrina y una amiga sin igual.
De esta última faceta dan fe las compañeras del periódico que suelen buscar la complicidad de quien es dueña de un envidiable clóset para una tarde de compras. “Uno se muere y nada se lleva”, dice para animarlas a hacerse a un bolso de marca o un blusón blanco, como los que a ella tanto le gustan.
Así, elegante, lució en noviembre del 2017, cuando el Concejo de Cali la homenajeó con la ‘Medalla a toda una vida periodística’, como reconocimiento a la independencia y pulcritud de su ejercicio profesional.
Así es Judith, la costeña más vallecaucana, la mujer sensible que no tolera la injusticia, la hija de doña Inocencia, la periodista necia, la devoradora de libros, la seguidora número uno de El Desafío y la crítica mordaz de los politiqueros.
A ella, El País le acaba de otorgar el Premio a la Reportera del Año 2018, para “darle las gracias por tanta entrega a esta, su casa editorial, por su rigor y pasión para ejercer la profesión, por la fuerza de su palabra oral y escrita, por esas clases de buen periodismo que tantas veces nos ha dado y por apadrinar a varias generaciones de reporteros que, gracias a su talante y disciplina como maestra, se convirtieron en grandes profesionales”.