Cultura
Oración para despedir el año que termina y recibir el Año Nuevo 2024
En la penumbra del año que se desvanece, se eleva una oración colectiva para despedir los días pasados y recibir con esperanza el Año Nuevo 2024.
En el crepúsculo del tiempo, cuando las sombras del año que culmina se alargan, las almas buscan refugio en la antigua sabiduría del Salmo 90 de la Biblia Reina-Valera. Este salmo, atribuido a Moisés, invita a reflexionar sobre la efímera naturaleza de los días y la eternidad de la divinidad que guía.
Abrazando el año nuevo con una oración de bienvenida
A medida que las campanas anuncian la llegada del 2024, surge la oportunidad de tejer las esperanzas y sueños en una oración de bienvenida. Al mirar hacia el futuro, recordando que cada Año Nuevo es un lienzo en blanco, lleno de posibilidades y oportunidades de crecimiento personal y colectivo.
Que nuestra oración de bienvenida refleje el deseo de unidad, paz y prosperidad para todos. Que la luz del nuevo año ilumine los rincones más oscuros de nuestras vidas y nos inspire a ser agentes de cambio positivo en el mundo. En esta oración, anhelemos un año lleno de logros, amor y momentos significativos que nos impulsen a ser mejores versiones de nosotros mismos.
Salmo 90: reflexiones en la penumbra del año que se va
- Señor, tú nos has sido refugio de generación en generación.
- Antes que naciesen los montes, o fueras engendrado tú, desde siempre y hasta siempre, tú eres Dios.
- Tú reduces al hombre a polvo y dices: «Volved, hijos de los hombres.»
- Porque mil años delante de tus ojos son como el día de ayer, que pasó, y como una de las vigilias de la noche.
- Los arrebatas; son como un sueño, como la hierba que crece en la mañana.
- En la mañana florece y crece, al anochecer se seca y se marchita.
- Pues somos consumidos por tu enojo, y por tu furor somos turbados.
- Has puesto nuestras maldades delante de ti, nuestros secretos a la luz de tu presencia.
- Porque todos nuestros días declinan a causa de tu ira; acabamos nuestros años como un suspiro.
- Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos.
- ¿Quién conoce la fuerza de tu ira, y tu furor según que temor de ti?
- Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría.
- Vuélvete, oh Jehová; ¿hasta cuándo? Y aplácate para con tus siervos.
- De mañana sácianos de tu misericordia, y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días.
- Alégranos conforme a los días que nos afligiste, y los años en que vimos el mal.
- Aparezca en tus siervos tu obra, y tu gloria sobre sus hijos.
- Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros, y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros; sí, la obra de nuestras manos confirma.
*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.
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