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Gloria Susana Esquivel, escritora de libros como El Lado Salvaje y Animales del Fin del Mundo. | Foto: Foto: Especial para El País

FEMINISMO

"Seguimos siendo una cultura muy machista": Gloria Susana Esquivel

La escritora discernirá este domingo 8 de septiembre con los asistentes al festival sobre su obra y lo que significa ser mujer.

4 de septiembre de 2019 Por: Valentina Valencia Bernal, periodista de el país

El mundo intelectual es diverso. Nombrar su diversidad pareciera obvio, pero no lo es. Desde siempre han sido los hombres quienes nos explican cosas y nos han “enseñado” el mundo a través de sus creaciones artísticas.

En la periferia de esa creación del conocimiento y de las artes hemos quedado las mujeres con nuestras visiones de mundo, nuestras problemáticas y todo lo que significa existir en femenino.

Sobre esa premisa de que la intelectualidad es diversa está sucediendo por estos días la quinta versión del Festival Internacional de Literatura Oiga, Mire, Lea, que, si se desea, se presenta a su público en clave feminista para discernir, dialogar y problematizar lo que significa ser mujer.

Varias han sido las autoras invitadas a esta última versión del Oiga, Mire, Lea, que han ahondado en temas como la bisexualidad, el feminismo, la inmigración, el aborto y nuestros cuerpos.

Lea también: Paula Bonet en Oiga, Mire, Lea: “No todas las mujeres tenemos que ser madres”

La cita de este domingo 8 de septiembre es para continuar esos diálogos feministas de la mano con la feminista, escritora, periodista y creadora del podcast ‘Womansplaining’, Gloria Susana Esquivel, autora de El Lado Salvaje (2016) y Animales del Fin del Mundo (2017), quien hará en vivo su programa en el que hablará junto a Margarita Cuellar y Viviam Unás, feministas profesoras de la Universidad Icesi, sobre la economía del cuidado.

Este espacio digital que ha creado Esquivel con la ayuda de Cero70, el medio digital de la Universidad de los Andes, y que ya completa dos temporadas que pueden escucharse en internet, aborda cómo se evidencia el machismo en espacios en los que, ingenuamente, explica ella, no se cree que se vive esta problemática, como lo es campo intelectual.

Esquivel explica cosas sobre nosotras las mujeres en su podcast ‘Womansplaning’, jugando un poco con el término ‘Mansplaining’, que podría definirse como “alguien que explica cosas, especialmente un hombre a una mujer”. Es ella, en femenino, junto a expertas en género, y haciendo una especie de justicia histórica, las que explican.

‘Womansplaining’ en su primera y segunda temporada ha abordado temas como el aborto, la mujer en el mundo corporativo, la brecha salarial, la mujer en el cómic... ¿Qué tema abordará este domingo?

Estaré con Margarita Cuellar y Viviam Unás, feministas profesoras de la Universidad Icesi. Vamos a conversar sobre un tema central para el feminismo: el cuidado. Esto es muy importante porque la economía del cuidado es un tema sobre el cual han girado todos los debates sobre igualdad de género en los últimos años. Lo que busca la economía del cuidado es que todas las labores de cuidado, que generalmente hacemos las mujeres, como el trabajo doméstico, el cuidado de los niños y ancianos, que son trabajos que generalmente se cree que se hacen “con el corazón”, es trabajo no remunerado.

También hablaremos de otros trabajos que son vistos como femeninos únicamente, como el remiendo o tejido y cómo en esas actividades con otras mujeres para hablar sobre las violencias que nos atraviesan día a día. La idea es tener una conversación en donde todo esto se discuta y el público también pueda participar.

¿Cómo nace ‘Womansplaining’?

Yo era una joven muy ingenua y pensaba que obviamente había machismo en Colombia pero que eso era una cosa de gente que no tenía nada que ver conmigo, pues soy una mujer culta, escritora, que andaba con intelectuales y pensaba: “Ellos, los hombres intelectuales con los que me relaciono, cómo van a ser machistas, si se preguntan por la vida y se cuestionan por todo”. Y me di un gran golpe con la realidad cuando publiqué mi primer libro y me di cuenta de que realmente el machismo en la literatura es algo muy fuerte y aún más si se le compara con otros campos que yo tenía el prejuicio que por no ser intelectuales eran más machistas. Esa inquietud se las transmití a otras amigas que trabajan en arte, música, filosofía y muchos otros campos, y me dijeron lo mismo: que los hombres allí también eran profundamente machistas. Entonces pensé: debe haber algo que se pueda hacer porque hay muchos prejuicios sobre la violencia de género y sobre el feminismo. La idea general era que yo hablara de cómo el machismo se veía en diferentes campos de la cultura. Para mí lo importante era, y de ahí viene también el nombre, que así como el ‘Mansplaining’, que es un hombre que te explica algo obvio, el ‘Womansplaining’ pusiera en la conversación temas que para nosotras eran obvios. En el podcast nunca llegamos a ninguna conclusión o a ninguna máxima, sino que es una gran reflexión.

Se percata del machismo en la literatura en el momento en el que publica su primer libro, ¿qué piensa del rótulo de ‘mujer escritora’?

Es mercantilista y le funciona muy bien a la industria editorial, que se ha dado cuenta que el feminismo vende. Las editoriales siempre están buscando más mujeres, no necesariamente porque tengan calidad literaria sino porque hay que empaquetarnos y ponernos una portada a lo ‘Sex And The City’ porque eso va a vender. Y también es un rótulo que a los escritores les juega a favor porque pueden decir que todas las mujeres escritoras son malas. No debería existir eso de las ‘mujeres escritoras’ porque el hecho de que yo sea mujer y que escriba no cambia en absolutamente nada mi oficio. Es una etiqueta que le funciona a todo el mundo menos a las mujeres.

¿Cómo ve la apuesta del Oiga, Mire, Lea, sobre el feminismo?

Lo que veo es que más allá de que sea un festival feminista, digamos en el sentido panfletario del asunto, no es un festival para feministas pero sí se nota que la curaduría se ha dado cuenta que el feminismo es una idea que está rondando las discusiones intelectuales del país. Eso no significa que estemos haciendo proselitismo ni nada parecido. Yo ya no puedo pensar mi escritura sin pensar en mi feminismo porque habla de mi subjetividad femenina. Pensar que las artes son un lugar inmaculado e impoluto, es absurdo. Las mujeres y las personas que hemos estado en las márgenes de los cánones culturales hacemos obras de arte que busquen representarnos porque no hemos visto esas representaciones. No puedo dar mis discusiones intelectuales fuera del feminismo porque son las ideas que me iluminan en este momento.

¿Es difícil declararse feminista en un país como Colombia?

Totalmente. Uno dice que lo es y la respuesta de muchísimas mujeres es que ellas no lo son. Y generalmente siento que es un tema de clase. Normalmente las mujeres de clase alta son muy reticentes a declararse feministas. Hay muchas mujeres que aún dicen que son feministas pero no de las radicales, como si la tibieza en los derechos de nosotras pudiera ser una opción, es como si alguna dijera: sí, tengo derecho al voto, pero me gusta que me paguen el 17 % menos que mis compañeros hombres. Qué radicalidad existe en querer lo mismo para todos. Evidentemente hay un boom neoliberal porque el liberalismo lo copta todo y está descubriendo que el feminismo es atractivo y que vende, pero eso no necesariamente significa que haya más mujeres que se identifiquen como feministas porque es un movimiento que nos incomoda a todos.

¿Qué opina del feminismo colombiano?

Lo que veo que está pasando es que ahora son muchos los feminismos que buscan dar consciencia sobre cómo la cultura está más atrás que las leyes. Seguimos siendo una cultura muy machista.

Lo que está pasando ahora con todos estos festivales de literatura interesados en hablar de feminismos es fantástico, pero creo que todavía falta una pieza del rompecabezas porque no nos hemos podido unir todas, nos ha costado mucho y eso ha hecho que no hagamos trabajo de base, de ir a otros lugares que no sean Bogotá y hablar con todo tipo de mujeres, hacernos conscientes de lo que es el feminismo y la lucha por nuestros derechos. Aún ir a una marcha o a un plantón feminista en Colombia es muy triste porque participan muy pocas.

¿Esa unidad a la que hace referencia sería algo que las feministas colombianas deberíamos aprender del movimiento de mujeres de México y Argentina, que están dando tanto de qué hablar?

Sí. En Colombia no hay un lugar en donde las feministas podamos converger y en donde podamos entender que lo importante es tejer esas redes entre nosotras y eso es mucho más importante sobre si estamos de acuerdo o no porque lo que pasa es que nos señalamos unas a otras y algunas comienzan a medirse para ver quién es más feminista que la otra, cuando realmente lo que importa es que seamos feministas todas y que nos podamos unir y salir a las calles.

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