VALLE
El Valle del Cauca, una tierra sembrada de campeones
Nuestro departamento es potencia en natación, hapkido, pesas, judo, atletismo y esgrima. Conozca los rincones en donde crecen los campeones que nos llenan de orgullo.
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El deporte se respira en cada uno de los lugares del Valle del Cauca. Desde las brazadas que conquistan medallas gracias a los entrenamientos en las tradicionales piscinas de las Canchas Panamericanas de Cali, hasta la verde Pradera, donde desde hace varios años los jóvenes corren como atletas para ganarle carreras a la violencia.
Es tan poderoso ese aire que los deportes le regalan al alma de los vallecaucanos, que los pesistas de Tuluá, Yumbo y Cartago pueden levantar kilos de gloria cada que se lo proponen, mientras que las judocas de Jamundí y los esgrimistas de Buga trabajan en los movimientos que los llevarán a la cima.
El departamento de las alegrías que se logran con el sudor del corazón trabaja de forma mancomunada con las ligas deportivas de cada una de las disciplinas para potenciar todo el talento que se produce en esta tierra.
En el 2019, nuestro departamento, con una inversión de 37 mil millones de pesos, volvió a conquistar los Juegos Nacionales después de 23 largos años, ratificando la calidad que hay.
A continuación, el mapa deportivo de esta fábrica de campeones llamada Valle del Cauca.
Cali, ciudad de nadadores
En las justas nacionales más recientes, la natación ganó 23 de las 165 medallas de oro obtenidas por la delegación del Valle. Y esto se debe, según Rosa de Archer —la presidenta de la Liga Vallecaucana de Natación— a la enorme preparación que tienen los deportistas de esta región, que son privilegiados por tener dos centros deportivos de talla internacional como las ya mencionadas Canchas Panamericanas y las piscinas Hernando Botero O’Byrne, donde día a día se entrenan cientos de promesas de este deporte y sus modalidades.
“Acá no solo podemos hablar de que tenemos un talento natural por el biotipo y por el clima que hace, sino también por el apoyo de Indervalle y la calidad de escenarios que hay para practicar”, afirma Rosa.
En este momento, Cali conquista las piscinas internacionales gracias al talento de nadadores como Jonathan Gómez (que incluso compitió en la Liga de los Estados Unidos) e Isabella Arcilla. Ambos, además, representaron a Colombia en los pasados Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, en el 2016, estando por debajo de los 23 años.
Juan Manuel Morales, Santiago Corredor, Laura Sofía Henao, Bárbara Muñoz, Karina Vivas, María Paula Álvarez, Marcela Rupett y Anthony Rincón son otros de los talentos en la modalidad de carreras.
“Pienso que somos potencia por la infraestructura, por el apoyo de Indervalle, que está haciendo un gran trabajo con nosotros porque somos el deporte potencia”, sostuvo Juan Manuel Morales, nadador de carreras.
Hapkido, el deporte de la juventud
En la capital vallecaucana también ha venido tomando fuerza el hapkido, una disciplina coreana hermana del taekwondo.
La historia de este deporte en Cali, según Natalia Saray, presidenta de la Liga Vallecaucana, se remite a hace diez años, cuando unos semilleros realizados en las comunas 18 y 20 impactaron y conquistaron a muchos jóvenes y niños.
“En estos momentos el Valle es el único que tiene competencias de Hapkido a nivel departamental”, afirma con orgullo, asegurando que este arte marcial se compone de combinaciones de patadas, lanzamientos y llaves “que son un mecanismo de defensa personal”.
Sebastián Sevillano, de 26 años, es uno de los máximos exponentes del hapkido en Cali. En el 2019, de hecho, ganó medalla de oro para el departamento en los Juegos Nacionales.
Para él, lo más interesante es que esta práctica que lo apasiona “busca llegar a los jóvenes de las zonas más vulnerables de la ciudad como Siloé”.
De acuerdo con Sevillano, “este es un deporte vinculado a la tolerancia y al respeto, se trata de que puedas mantener control entre el cuerpo y tu mente, y creo que eso es lo que necesitamos muchos jóvenes hoy en día”.
Natalia Saray asegura que en estos momentos la Liga Vallecaucana tiene 40 prospectos entre los 12 y los 18 años que le darán una gran satisfacción a la región en las competencias que vienen.
Las pesas, el orgullo de Colombia
Las estadísticas no mienten. Seis de las ocho medallas que ha obtenido Colombia en levantamiento de pesas en los Juegos Olímpicos han sido ganadas por deportistas vallecaucanos.
La primera fue la conquistada en Sídney 2000 por María Isabel Urrutia, deportista oriunda de Candelaria que llenó de orgullo al país.
Eso hizo que este deporte se fuera potenciando en otros municipios en donde crecieron medallistas olímpicos como Cartago (Óscar Figueroa), Tuluá (Diego Salazar y Leidy Solís) y Yumbo (Luis Javier Mosquera).
Mosquera, bronce en Río 2016 luego de que uno de sus rivales fuera descalificado por dopaje, asegura que el Valle es fuerte en pesas por la fusión de razas que tienen sus deportistas.
“Esa mezcla entre afrodescendientes e indígenas hace que seamos potencia, porque somos muy fuertes”, sostiene el pesista de 26 años, que tiene claro cuál es su objetivo en los Juegos Olímpicos de este año en Tokio: “quiero ganar el oro”, afirma.
Mosquera atribuye el éxito de los pesistas en Yumbo y Cartago a la entrenadora Damaris Delgado, quien no solo contribuyó a su proceso de formación, sino también al de Óscar Figueroa.
Delgado hace énfasis en que, definitivamente, la raza vallecaucana tiene el biotipo perfecto para practicar esta disciplina. “Venimos de una ascendencia que fue muy resistente, por ende nosotros también lo somos”, dice.
Jhonatan Rivas, de Cartago, es otro de los máximos exponentes que tiene Colombia en pesas.
Judo, el poder femenino de Jamundí
El profesor Ruperto Guauña es el principal maestro del judo en Jamundí, un municipio que lo acogió en 1995 cuando la empresa en la que trabajó durante más de nueve años decidió despedirlo.
Guauña, un apasionado por el deporte, comenzó a promover este arte marcial de manera gratuita hasta que fue contratado por algunos colegios para dar clases de educación física.
Y en uno de esos centros educativos descubrió a Yuri Alvear, quien cursaba grado noveno y se encontraba dándose puños y patadas con su hermano.
El espíritu de Alvear y la visión de Ruperto se unieron y años después, Yuri se convirtió en la deportista más gloriosa de Jamundí por sus logros, entre ellos haber ganado dos medallas olímpicas, un bronce (2012) y una plata (2016).
Todos pensaban que la jamundeña ganaría oro en Tokio, pero una lesión la hará perderse las justas japonesas, que iban a ser su última competición olímpica.
No obstante, el ‘fenómeno Yuri’ ha hecho que en la tierra del cholado, el judo se haya vuelto una parte de la identidad cultural femenina.
“En todos esos años que llevo aquí, creo que he difundido el Judo a un 60 o70 % de los niños, pero quienes lo practican son mujeres”, asegura Guauña.
Una de esas exponentes es Luz Adiela Álvarez, que a sus 34 años cuenta con orgullo que la leyenda de Alvear la inspira.
“Yuri es una persona que viene de abajo, de una familia humilde y que gracias al judo pudo crecer y ayudarle a sus seres queridos a mejorar la calidad de vida. Eso impacta de forma positiva a todas las jodocas que vienen atrás. Es muy lindo tener a esa referente”, apuntó.
Con mucho orgullo, Álvarez, que ya ha sido medallista suramericana, panamericana y bolivariana, cuenta que la próxima semana, en Hungría, buscará su clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio.
En Pradera le ganan a la violencia con atletismo
Yolanda Beltrán lleva más de 35 años dedicados al deporte. Fue lanzadora de jabalina y ahora se dedica a entrenar a los nuevos talentos del atletismo en Pradera, un municipio que ha sido muy golpeado por la violencia y la falta de oportunidades.
Beltrán recuerda que la vocación de enseñar la tiene desde muy joven, cuando era ella la que entrenaba en el estadio Municipal Salustio Reyes Caicedo.
“Cada que yo iba caminando hacia el estadio con esa jabalina tan pesada, veía a una gran cantidad de niños en las esquinas y entonces yo les decía que me acompañaran y que aprovecharan el tiempo de otra manera para que cuando fueran grandes pudieran ser deportistas y viajar”, relata.
Fue así como, después del retiro, Yolanda comenzó a detectar y a pulir los talentos de su región.
“Yo voy a la galería a mercar y estoy pendiente de qué niño veo que pueda tener condiciones. Eso es algo que se nota”, asegura.
Gracias a ella, Pradera ha venido sacando una camada de atletas muy interesantes como Flor Denis Ruiz, María Lucelly Murillo y los hermanos José Gregorio y Sandra Lemus.
José Gregorio, que ha representado al Valle en los Juegos Nacionales y a Colombia en diferentes competiciones internacionales, considera que la profesora Sandra es una lima “que afila al toca”.
“Ella te motiva, te convence de que puedes llegar a ser un atleta. Busca talentos en las áreas más marginales de Pradera y las llave al estadio para entrenarlos”, relata.
Pese a la importante labor que realiza, Beltrán considera que a su municipio le hacen falta muchas más zonas para que niños y jóvenes practiquen deporte: “Los que hay no alcanzan para todos”.
Buga, ciudad de esgrimistas
La ciudad milagrosa del Valle también se destaca por la calidad de sus esgrimistas, que son formados por Olga Lucía Quevedo, una mujer apasionada por este deporte y que también le ha transmitido ese amor por la espada a sus cuatro hijos: todos practicaron esta disciplina.
De hecho, Jhon Édison Rodríguez Quevedo y María de los Ángeles Jaramillo Quevedo han participado por Colombia en una gran cantidad de certámenes internacionales.
En su club, Olga se encarga de pulir a la nueva sangre de la esgrima. Antes del inicio de la pandemia, formaba a un total de 75 deportistas. Ahora tiene 26.
“Me siento muy bendecida porque aquí llegan muchos niños talentosos. Trabajamos con alegría y con ganas de salir adelante y por eso se ven los buenos resultados”, afirmó.
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