Deportes
Ellos son los dos caleños que rompen los paradigmas y son figuras en los deportes de las mujeres
Un patinador artístico y un nadador artístico, le han quitado protagonismo a las mujeres en sus deportes.
Contra viento y marea, el patinador, Brayan Carreño Ceballos, ha combatido cada obstáculo para brillar en el patinaje artístico. Ha sido discriminado, mientras que, remando contra la corriente, así ha trasegado el nadador Gustavo Sánchez, para irrumpir en un deporte, la natación artística (antes nado sincronizado), con la que no estuvo de acuerdo su padre.
Si en el fútbol era mal visto que las mujeres se desempeñaran en un deporte que era solo de hombres, lo mismo ocurre en el campo femenino, al que han llegado dos hombres para imponer su talento, Brayan Carreño y Gustavo Sánchez.
Ellos dos han logrado inmiscuirse en un mundo en el que, inicialmente, sufrieron por meter en deportes hechos para las mujeres y que la sociedad no lo veía con buenos ojos.
Sin embargo, tanto Brayan, como Gustavo, no le temieron al qué dirán, y pusieron por encima sus sueños, esos que los llevó a ser campeón mundial (Carreño) y subcampeón orbital (Sánchez).
Brayan Carreño, patinador artístico
Este deportista de 24 años, nacido en Cali y criado entre los barrios El Guabal y San Judas, creció bajo la música. Por seis años fue bailarín, practicó gimnasia y se convirtió en un deportista de alto rendimiento.
En el patinaje artístico, un deporte diseñado para las damas, los hombres llegaron para romper barreras y lograr que hoy, varones como Carreño, sean figuras internacionales.
En su palmarés, Brayan Carreño cuenta con cinco títulos mundiales. Este año obtuvo el subtítulo.
Con estos resultados, Brayan se ganó el derecho a ser parte de un equipo, que en más del 90 %, es de mujeres.
Pero para brillar, Carreño ha pasado las verdes y las maduras, como se lo relató a El País.
Discriminación y paradigmas
Brayan Carreño empezó a los 9 años en el patinaje artístico sobre ruedas, junto a su hermano, Jonathan.
Una vez, acompañando a su hermano, Brayan entró al Velódromo Alcides Nieto Patiño, donde practican patinaje artístico, para ver a una compañera del colegio, a la que felicitaban por sus logros y los invitó a verla.
Fue amor a primera vista. Brayan se enamoró y allí se quedó. Desde entonces, el campeón mundial pasó amargos momentos, que lo fortalecieron, para ser un atleta de élite, desde que inició a los 9 años.
Las niñas, que en ese entonces competían con Brayan, le hicieron la vida imposible, pero no le importaba.
“El niño (hombre) dice lo que piensa, entonces es muy cruel. Nuestras amigas nos decían que ese deporte no era para nosotros, que hiciéramos otra cosa. Igual que los papás también se lo comentaban a mi mamá, ósea, todo el mundo era en contra de que nosotros lo realizáramos”, confesó Brayan.
Incluso, Brayan confesó que “me sentía excluido”, que cuando empezó esta actividad, “no era normal que un hombre entrenara, pero cuando competí a nivel internacional, me di cuenta que había mucha participación masculina”.
Adicional, reveló el monarca mundial que, una vez, en un entreno “hubo un complot, me tiraron un palo encima, dijeron que fue un accidente, pero no. Y me decían que no patinara, que eso no era para mí”, reveló el patinador.
Pese a ello, “nos fuimos abriendo nuestro campo”, agregó Brayan, quien precisó que siempre ha contado con el apoyo de su madre, María Ceballos, y su padre, Germán Carreño.
Eso sí, Brayan dejó muy claro que la discriminación que vivió no debería pasar: “es algo que se tiene que trabajar desde casa. Es responsabilidad de los padres enseñarle a sus hijos que hay personas con diferentes formas de pensar y de sentir”, anotó.
Con ese menaje claro de qué es lo bueno y lo malo, de pasar momentos amargos, y fortalecer su mente, Brayan Carreño hoy en día se siente orgulloso de ser quién es, de haber logrado títulos mundiales y llevar a lo más alto la bandera del Valle y Colombia.
Gustavo Sánchez, nadador artístico
El atleta de alto rendimiento, hijo de Ángela Acero, y del médico, Gustavo Sánchez, puede alardear por el primer colombiano en este deporte en ser subcampeón mundial, además, de conquistar otras tantas medallas en los campeonatos mundiales.
Sin embargo, su padre, el doctor Gustavo, lo quería ver crecer en las canchas de fútbol. Quería verlo, por qué no, ser futbolista profesional, pero el agua se metió en su camino.
Desde muy pequeño, Gustavo se familiarizó con las piletas. Allí divaga desde los 7 años, como si de un pez se tratara. Se siente como en casa, esa en la que creció allá, en el barrio Capri.
Y no es para menos. Gustavo inició como nadador de carreras, pasó por polo acuático, pero quedó cautivado por el nado sincronizado, una disciplina impensada por él.
Pero para brillar, como hasta ahora lo ha hecho, tuvo que romper un paradigma y, especialmente, anteponerse al querer de su padre y así lograr ser múltiple medallista mundial.
Gustavo Sánchez dejó de hablar con su padre
Don Gustavo no quería ver a su hijo competir en un deporte para mujeres. Quería algo diferente en su futuro, sin embargo, el nadador luchó contra viento y marea e interpuso su gusto.
“Yo recuerdo ver en los Juegos Olímpicos la natación artística, desde pequeño, pero lo veía como un deporte para mujeres, al que nunca llegaría”.
Eso sí, jamás perdió la fe y el día que vio el ‘papayazo’ lo aprovechó. Entrenando en las piscinas, Hernando Botero O’Byrne, lo invitaron a hacer parte del equipo de natación artística; todo porque el Valle, que es potencia en Colombia, perdía puntos en la prueba mixta porque no tenían hombres, ya que la Federación Internacional lo incluyó desde el 2015.
Pese a ser una disciplina femenina, Gustavo dice que “nunca dudé en practicarlo. No me dejo llevar por estigmas”.
Sin embargo, fue su padre el que se opuso: “al principio no me apoyaba, ni siquiera me daba permisos para salir del país porque decía que es un deporte para niñas. Nos tocó bastante duro a mi mamá y a mí, porque ella siempre me ha apoyado, igual yo vivo es con ella”, anotó el deportista.
Eso sí, reveló Gustavo que “la verdad yo no he tenido la mejor relación (con el papá). Siempre hemos sido mi mamá, mi hermano y yo, entonces con tener el apoyo de ellos era suficiente, no necesitaba de mi papá”, afirmó.
Pero con el pasar de los días, las heridas fueron sanando y de nuevo se unieron. Lo paradójico es que eso lo provocó la natación artística.
“Fueron los resultados. Él empezó a estar pendiente de las competencias; yo lo tomé sano. Obviamente, agradezco el apoyo y todo, pero pues, como que sí está esa espinita”, indicó.
Luego de pasar estos momentos amargos, ahora Gustavo Adolfo Sánchez sueña con conquistar una medalla olímpica, ya que la modalidad mixta, de la natación artística, será incluida en los Olímpicos de los Ángeles 2028.