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Imagen de los disturbios en el estadio Atanasio Girardot en la previa del juego entre Atlético Nacional y América. | Foto: Colprensa - El Colombiano

FUTBOL COLOMBIANO

Barras bravas y directivos, una perversa relación que atenta contra el fútbol (Opinión)

Los directivos de los clubes, no sé con qué intención, crearon una relación con las barras bravas que con el tiempo se volvió perversa y cada vez atenta con mayor ahínco en contra del fútbol.

17 de abril de 2023 Por: César Polanía - Editor de Afición / El País

No voy a responsabilizar a los directivos de los equipos de los hechos violentos que ocurren en los estadios, pero no pueden tampoco lavarse las manos en la creación de ese monstruo que son las barras.

Daba pena escuchar el domingo en la noche al presidente de Atlético Nacional, Mauricio Navarro, prácticamente arrodillado ante Los del Sur, la barra que ocasionó los disturbios en el Atanasio Girardot, situación que obligó al aplazamiento del duelo entre el equipo verdolaga y el América, por la fecha 14 de la Liga.

Navarro explicó ante los medios que la situación económica de Nacional no daba para ceder ante las exigencias económicas de la barra, que quería más beneficios de los ya otorgados. Fue esa la razón por la cual los cabecillas de esa banda criminal –porque son delincuentes, no hinchas-- organizaron el ataque contra la Policía antes del partido, que estaba programado para las 6:20 de la tarde. Ahí están las grabaciones que constatan cómo urdieron el plan.

Los directivos de los clubes, no sé con qué intención, crearon una relación con las barras bravas que con el tiempo se volvió perversa y cada vez atenta con mayor ahínco en contra del fútbol. Y cuando les preguntas a los dirigentes qué pasa, se vienen lanza en ristre contra las barras, pero en privado las miman, las consienten.

No es mentira. Los directivos, a las barras bravas, les entregan boletas gratis para que llenen las gradas, además de otra buena cantidad para que la comercialicen y obtengan beneficios. Les regalan trapos y pendones para que los exhiban en las tribunas. Les compran trompetas y tambores para que alienten el equipo durante el partido. Les ponen transporte y refrigerio a otras ciudades para que hagan bulla en los hoteles y los estadios. En otras palabras, desde hace muchos años les dieron dientes, los mismos con que hoy los muerden, los intimidan y los amenazan. El enano se les creció y ahora no saben qué hacer.

¿A qué hora las barras bravas adquirieron un estatus que no se han ganado ni tienen por qué? ¿Cómo es eso que tienen que aprobar o desaprobar nuevas contrataciones? ¿Cómo así que necesitan recursos para “proteger” a las barras visitantes, como le estaban exigiendo Los del Sur al Nacional? ¿Quién y por qué los sentó en la mesa como si fueran parte del club o ayudaran a pagar sus obligaciones? ¿De dónde sacaron tanto poder como para obligar a la suspensión de un partido?

Señores de la Federación Colombiana de Fútbol y la Dimayor, directivos de los clubes, gobernantes nacionales y locales, si no les ponen coto, con mano dura, a las barras bravas, el fútbol en este país se acaba. En otras partes supieron coger el toro por los cuernos y les dio resultado. En Colombia, todos tenemos que entender que las barras bravas no se necesitan en los estadios. ¿Acaso no llenábamos antes los escenarios sin ellas?

Las ayudas que hoy les dan los directivos son el combustible que necesitan para existir. Para drogarse y alcoholizarse en cada partido.

Para lucrarse de la venta de marihuana y basuco (de ahí las guerras internas por monopolizar el microtráfico). Para generar caos y violencia. Para dañar un espectáculo que nació para entretener, no para amenazar y matar.

Ya me veo leyendo las medidas de las autoridades contra este nuevo episodio. Castigo al cemento. Sanción a los escenarios y los equipos. ¿Y los hampones? Bien, gracias. Campantes ellos. Como si nada ocurriera. Esperando de nuevo un partido que les permita exhibir toda la fortaleza de su criminalidad y desmedida subversión.

Señores directivos de los clubes, pedirles a los delincuentes que se comporten bien es estúpido. Pero ustedes sí pueden contribuir en la causa. Admitan que se equivocaron desde un principio y córtenles el chorro a esos criminales que posan de hinchas. No los queremos ni los necesitamos en los estadios. Pero si ustedes les dan ‘gasolina’, será difícil parar esa aplanadora. Y más cuando alcaldes como Daniel Quintero y su secretario de Gobierno de Medellín, Juan Pablo Ramírez, salen en defensa de semejantes delincuentes. Qué más podría esperarse, si ambos han compartido con Los del Sur en el Atanasio. Ahí están las fotos que lo comprueban.

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