FÚTBOL
Jhon Viáfara: "Me utilizaron como un trofeo de la lucha contra el narcotráfico"
El exjugador del Once Caldas habló desde la cárcel, en Georgia (EE.UU.), donde paga la condena de 12 años. Lección.
1 de julio del 2004: Jhon Viáfara marca el gol con el que el Once Caldas se pone en ventaja 1-0 sobre Boca Juniors, de Argentina, en la final de la Copa Libertadores de América. El rival empató 1-1 y en la definición desde el punto penal, el Blanco ganó 2-0. Viáfara fue la figura del partido.
20 de marzo del 2019: Jhon Viáfara es capturado en Cali en una operación de la Policía y la DEA (Dirección Estadounidense de Drogas), pedido por una corte de Texas (EE.UU.), que lo acusó y lo condenó a 11 años de cárcel por producir estupefacientes y coordinar rutas para transportar cocaína hacia Centroamérica y Estados Unidos, como miembro del Clan del Golfo.
LA PATRIA conversó con Viáfara.
- ¿En qué parte de los Estados Unidos está?
Estoy en Georgia (Atlanta).
- ¿Qué tipo de centro penitenciario es?
Es una cárcel privada, de las pocas que quedan en Estados Unidos. Somos 800, más o menos, unos 400 colombianos y el resto mexicanos y ecuatorianos. La mayoría somos extranjeros.
- ¿Qué tan duro fue el proceso de su extradición?
Muy duro, pero yo siempre he sido muy fuerte mentalmente y he tenido el apoyo de muchas personas, familiares y amigos. El golpe fue muy fuerte y aún más cuando le mostraron al mundo una imagen muy diferente a lo que soy como persona.
- ¿Cómo es su vida hoy allá en la cárcel?
Trato de estar ocupado. Leo y escribo mucho. Comparto con grupos de oración, hacemos recreación, suspendida por la pandemia; jugábamos fútbol con la comunidad latina.
- ¿Qué lee y qué escribe?
Leo todo lo que me hacen llegar, historias, novelas, y escribo sobre mi vida, lo que ha sido esta experiencia. Compartir con gente que ha tenido problemas con la justicia, con verdaderos narcotraficantes. Con gente que fue engañada para venir acá y terminaron en estas condiciones.
- ¿Y en recreación qué hace?
Trabajo con algunos compañeros, les colaboro mucho. Todo gira alrededor del deporte. Todos quieren jugar, compartir un rato conmigo, nos integramos. A muchos les daba pena, por obesos, pero con el paso de los días se involucraron y terminaron jugando con nosotros. Nos divertimos, algo más informal.
- ¿Ellos sabían quién era Jhon Viáfara?
Si, acá me he dado cuenta, desde que llegué, que mi carrera fue notable. Soy una persona reconocida internacionalmente, no solo acá, sino en las otras cárceles en donde he estado. Son muchas las personas que quieren saber mi historia y compartir conmigo. El cariño de la gente me ha ayudado mucho.
- ¿Ha vivido muchas crisis?
Hay momentos complicados, difíciles, siempre llegan esos momentos en los que se extraña la gente, la familia, los hijos, los amigos, todo; estar lejos de casa. Afortunadamente se tiene el respaldo de personas que me quieren, que son pocos los que me han quedado, pero me quieren. Ellos son fundamentales para llenarme de fuerza para estar aquí y el apoyo espiritual con los grupos de oración que hay acá.
- ¿Habla con gente del deporte aún?
He estado tratando de localizar a Juan Carlos Henao; no he podido, sé que me ha mandado razones. Hablo con Herly Alcázar y Wílmer Díaz, y con Jairo "Tigre" Castillo. Ahhh y también con Carlos Bejarano.
- ¿Y sabe qué pasa en el fútbol colombiano?
Acá tenemos la oportunidad, como es una cárcel privada, tenemos la opción de tener un canal internacional y vemos la Liga Colombiana. Estamos enterados de lo que pasa.
- ¿Ha cambiado mucho el fútbol colombiano?
Mucho, eso lo hablamos acá. Veo mucho jugador joven y han cambiado los objetivos de los equipos. Predomina el comercio, formar jugadores, venderlos rápido al exterior y sacar utilidades. Ya es poco de pasión e ídolos. Por eso la supremacía de cuatro o cinco equipos: Millonarios, Tolima, Nacional, Junior y Medellín. Los demás, incluido el Once Caldas, uno ve la nómina y se da cuenta para qué se armó.
- ¿Hay mucha diferencia entre la cárcel de Colombia y la de Estados Unidos?
Mucha, toda. Acá el sistema carcelario es muy monitoreado, ojalá allá en Colombia pasara igual. No nos quejamos. Acá todos los días tienes la leche, el cereal, el arroz, el frijol, todo; son comidas muy saludables. Si tienes dinero, puedes ir a mercar a la tienda y hacer comida en los hornos microondas que tiene cada tanque, porque así se llaman acá, en donde estamos.
- ¿Cómo es un día suyo allá?
A las 6:00 de la mañana hay que atender el llamado a la puerta de la celda. Cada tanque, para 60 personas, tiene 30 celdas con camarote para 2 personas y el sanitario respectivo. Las duchas están afuera y en el restaurante están los televisores y los hornos. La mayoría de los que nos cuidan son mujeres, ellas son las que supervisan. Llaman al desayuno, algo opcional. Si se va al salón no se puede hacer ruido por la tranquilidad de quienes se quedaron en las celdas. A las 8:00 de la mañana hay que estar en la celda para un nuevo conteo. Uno puede salir hasta las 11:30 a.m. ó 12:00 del día; luego se regresa para el almuerzo. Por la tarde se va a recreación ó actividades diferentes. A las 6:00 de la tarde es hora de la comida. Y así pasan los días. Todo es de adaptación y ver pasar el tiempo.
Incluso, si no tienes recursos, puedes trabajar y conseguir dinero para llamar o comprar las cosas de aseo. Se puede trabajar en la cocina, en aseo general, en la granja o dando clase.
- ¿Y qué hace usted?
No, no, hay que esperar. Hay que hacer una serie de clases adecuadas y después hacerse anotar para que sea tenido en cuenta. Hay mucha cosa cerrada por la pandemia.
- ¿Usted ya está cumpliendo condena?
Si, estoy cumpliendo condena, pero esperemos qué sucede el próximo año con la nueva ley y con la llegada del nuevo gobierno colombiano, para pedirle ayuda y que se revise nuevamente mi caso.
- ¿Qué piensa hoy de lo que le pasó?
Muy triste, porque no fue justo lo que hicieron conmigo. Me hicieron un montaje y mostraron una imagen que no es la mía. Buscaron una foto que tampoco era la pertinente. Me mostraron como un delincuente y mostraron riquezas que no tenía. Dijeron que la plata estaba en paraísos fiscales y eso nunca se pudo probar; me relacionaron con gente que nunca conocí. Por fortuna mucha gente sabe quién soy yo. Nunca sentí apoyo y me utilizaron como un trofeo para mostrarme como resultado de la lucha contra el narcotráfico.
- ¿Allá hay rebaja por buen comportamiento o por tiempo de reclusión?
Si, acá por tiempo, estudios y buen comportamiento, te suman todo eso para tomar determinaciones.
- ¿Pero reconoce que se equivocó?
Claro, pero es muy distinto cuando te equivocas y no sabes que estás equivocado. Si yo hubiera sabido que estar en una reunión, en la que se habló de algo que se iba hacer; si yo sé que eso me iba a traer problemas, claro que no lo hago. Dice la Biblia que "donde no hay ley, no hay castigo". Yo no violé la ley. Son cosas como esas que pasan y yo quiero que el mundo lo sepa. Yo te puedo llamar y decirte, necesito que vengas a una reunión y acá digo que acá estuvo tal persona, eso da para que extraditen.
- ¿De qué se arrepiente?
De nada, porque no infringí la ley, yo no envié ni un kilo de coca a este país. Yo asistí a una reunión, no hice nada, pero fui castigado. Vine acá por algo que no sabía.
- ¿Cree que fue víctima?
No, de mi país no, de otro país sí y así es muy complejo. Eso es lo que reclama mucha gente ahora.
- ¿Se imagina su vida después de que recupere la libertad?
Sí, claro, acá hay tiempo para pensarlo y planearlo.
¿Qué hará después de pagar la condena?
Antes de que me capturaran estaba haciendo trabajo social en mi pueblo, siendo reconocido y querido. Y espero seguir haciendo, trabajar por los jóvenes, haciendo obras. Quiero contar esta experiencia para que más colombianos no vengan por acá porque no conocen las leyes. Me gustaría dar una charla para que la gente sepa todo lo que hay detrás de una conspiración.
- ¿Contará esta experiencia?
Eso es lo que espero hacer, le pido a Dios que me dé fuerza. Quiero aprender más de todos, para contarle a mucha gente y que no pase más.
- ¿Se puede regenerar una persona en una cárcel?
Es difícil, lo único que lo cambia a uno es el amor propio, el de la familia y Dios. Estos sitios son muy complicados, hay soledad y depresión; llegan los problemas mentales y la solución para muchos son las drogas que mueven en todas partes. Es muy complejo pensar que una persona se pueda rehabilitar y menos en nuestro país. Faltan políticas claras en ese aspecto.
- ¿Qué le dice hoy a los jóvenes?
Que se preparen para la vida, que no se apeguen a lo material. Que sean felices sanamente y que lean la Biblia. Hay que buscar a Dios no solo cuando estamos en estos lugares, sino siempre. La Biblia es un manual para la vida. Uno cree que la maldad no llega a la casa y llega cuando menos lo piensas.
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