Fútbol internacional
No solo pasa en Colombia; Países Bajos afronta crisis por la violencia en los estadios
El último acontecimiento se presentó en el partido de las semifinales de vuelta de la Conference League entre el AZ Alkmaar y el West Ham.
La violencia en el fútbol no solamente es el plato fuerte en Colombia o Suramérica. El fútbol europeo también está sufriendo esta crisis, especialmente en el centro de Europa.
El lanzamiento de bengalas en las gradas y las invasiones de terrenos de juego, entre otros incidentes, venían alertando a las autoridades neerlandesas. Pero, en esta ocasión, el asunto tomó una dimensión internacional.
Los enfrentamientos estallaron al término del partido, cuando aficionados encapuchados del AZ trataron de tomar al asalto la zona reservada a amigos y familiares del ‘staff’ del West Ham.
El club inglés acababa de ganar 1-0, asegurando su presencia en la final de la competición después de su victoria 2-1 en la ida.
El técnico del West Ham, David Moyes, sintió temor por su familia. Varios jugadores se acercaron al lugar para tratar de calmar los ánimos y la policía antidisturbios se vio obligada a intervenir.
La Uefa abrirá en principio una investigación por esos incidentes, que aumentan la presión sobre las autoridades neerlandesas para solucionar ese problema. Una tarea difícil, y no solo en los Países Bajos.
“La violencia en el fútbol es como un monstruo de varias cabezas, que no es fácil erradicar”, escribió en abril la ministra neerlandesa de Justicia, Dilan Yesilgoz, en una carta al Parlamento.
Yesilgoz reaccionaba a la agresión del volante del Ajax, Davy Klaassen, herido en la cabeza por un mechero lanzado por un aficionado del Feyenoord.
Con ese ataque, dijo la ministra, la situación “tocó fondo”.
Medidas reforzadas
La agresión contra Klaassen dista de ser un acto aislado, pero planteó interrogantes sobre los motivos de esas violencias y sobre los medios para combatirlas.
El domingo, un árbitro tuvo que interrumpir un partido de primera división entre el Ajax y el Football Club Groningen, cuando un hincha invadió el campo.
A comienzos de mayo, más de 150 aficionados fueron detenidos por proferir cánticos antisemitas durante el partido entre el AZ Alkmaar y el Ajax.
En febrero, un aficionado del PSV Eindhoven, de 20 años, fue expulsado de los estadios durante 40 años por haber atacado al arquero serbio del Sevilla, Marko Dmitrovic.
El agresor de Klaassen fue sancionado con 60 horas de trabajos de interés general y el de Dmitrovic fue condenado a dos meses de prisión firme.
Dilan Yesilgoz, en su misiva al parlamento, declaró que el gobierno examinaba la posibilidad de prohibir el alcohol, así como acciones penales más severas.
‘Anarquía’
Varios especialistas evocan entre las causas de esa multiplicación de actos violentos factores como la frustración acumulada por los aficionados durante el confinamiento de la pandemia de covid.
“Una suerte de anarquía se ha instalado después de la prohibición de acceso a los estadios” durante la pandemia, apunta Jan Brouwer, profesor de derecho especializado en el estudio de la violencia ligada al fútbol, de la universidad de Groninga.
Los Países Bajos estudian el “modelo inglés”, que dio resultados espectaculares, basado en duras sanciones penales y en prolongadas exclusiones de los estadios.
En los años 1980, los clubes ingleses fueron excluidos de las competiciones europeas durante cinco años después de la muerte de 39 personas en la final de la Copa de Europa entre el Liverpool y la Juventus en el estadio de Heysel, en Bruselas.
Con información de Agencia AFP.
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