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Esteban Piedrahíta, presidente de la Cámara de Comercio de Cali, | Foto: Ricardo Ortegón / El País

PARO NACIONAL

Cali ha perdido $2,5 billones por paro y bloqueos, reporta la Cámara de Comercio

Esteban Piedrahíta, presidente de la Cámara de Comercio, dice que en el Valle 80.000 empresas han cerrado sus puertas.

17 de mayo de 2021 Por: Alfredo García Sierra | Periodista de El País

El paro y los bloqueos viales de las dos últimas semanas han ocasionado a Cali pérdidas económicas por $2,5 billones y podrán seguir aumentando si no se resuelve pronto esa crisis a través del diálogo, pues la ciudad no puede soportar más desempleo y empresas cerradas.

De esta manera define Esteban Piedrahita, presidente de la Cámara de Comercio de Cali, uno de los líderes más representativos de la región, la gravedad de lo que está sucediendo, tras considerar que pese a todo no debe desconocerse el derecho a la protesta pacífica por parte de los jóvenes.

Recalca que por culpa de los perjuicios ocasionados, habrá más empobrecimiento en el 2021 y se tendrá que trabajar mucho por una reactivación que apenas se asomaba tras el impacto del covid.

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¿Por qué no han avanzado los diálogos para solucionar el paro y cuál podría ser el papel del sector privado en este sentido?

El paro tiene muchas facetas. Una nacional, una departamental y otra local. En Cali hay muchos jóvenes de la generación ‘ni ni’ que ni estudian ni trabajan y que están dispuestos a todo porque no tienen nada que perder. A ellos no les interesa el diálogo nacional donde participan los grandes sindicatos porque sus intereses son diferentes. Es fundamental una convergencia entre todos para facilitar ese diálogo, superando la desconfianza de ellos en las autoridades. El sector privado está buscando a través de la Arquidiócesis de Cali, fundaciones y otras instituciones su apoyo para ese diálogo. Lo que pedimos por encima de todo es que haya manifestaciones pacíficas y nos dejen trabajar.

¿Se demoraron la Gobernación del Valle y la Alcaldía de Cali en adoptar medidas para prevenir los graves desórdenes y bloqueos?

En cierta medida sí. Parece que hubo alguna ambivalencia, sobre todo en la situación de Cali. Fueron manifestaciones que se salieron de madre por parte de ciertos grupos. Sin embargo, nadie vio venir el tamaño de todo esto. Los bloqueos tienen que cesar y las personas ser capaces de dialogar de manera pacífica para que la gente pueda movilizarse. Los bloqueos indefinidos son inaceptables porque vulneran derechos y tienen muchos elementos delictivos.

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¿Fallaron los anteriores gobiernos en buscar soluciones?

Este es un país adolescente con muchas cosas por hacer y dolores del crecimiento. Somos una Nación relativamente pobre, aunque ha aumentado la inversión en lo social y en educación y sobre todo en la superior, que es ahora más incluyente. Igualmente, el sistema de salud tiene mucho acceso y está por encima de países como Ecuador, Perú y Brasil. Se ha hecho mucho, pero debemos contribuir en mayor medida, cambiar nuestro lenguaje, reconocer a los demás y ser más incluyentes.

¿Cuáles son los perjuicios causados a la comunidad caleña por el paro y los disturbios hasta hoy?

El impacto ha sido muy fuerte en toda la sociedad. Obviamente, se han presentado muchos hechos que lamentar por la muerte de personas y la destrucción de inmuebles y negocios. La afectación a la economía es grave, y en especial a todos los hogares caleños por los bloqueos indefinidos que ocasionan el desabastecimiento de alimentos y coartan la movilidad de las personas para ir a sus trabajos, lugares de estudio y a vacunarse. Calculamos, por ejemplo, que más de 100.000 dosis de vacunas han dejado de aplicarse. Todo eso traerá mayor desempleo y empobrecimiento.

¿Cuántas empresas aún siguen cerradas o trabajando a media marcha en la ciudad?

En la encuesta más profunda que hemos hecho en la Cámara entre 1700 empresas de todos los tamaños, establecimos que el 41% de ellas están cerradas. Y si trasladamos esos resultados a todo el Valle del Cauca, habría unas 80.000 empresas en igual condición, en especial las más pequeñas que son la mayoría, mientras el 47% está operando a media marcha. Eso arroja que el 60% de toda la capacidad productiva está paralizada. Y en materia de empleo, una de cada cuatro empresas ha reducido sus nóminas de personal y de colaboradores. Las cifras de desempleo reflejarán todo ese impacto para el mes de mayo.

¿Qué sectores productivos están afrontando lo peor en esta difícil coyuntura?

El golpe lo han sufrido desde las grandes empresas hasta las más pequeñas. Sin embargo, el impacto es peor para las microempresas que son las más débiles y han reportado la mayoría de los cierres. Los mayores perjuicios son en la industria manufacturera, la construcción y el comercio y con menor impacto el de servicios, entre los grandes sectores.

A diferencia de lo que ocurrió en el 2020 por esta misma época cuando la industria trabajaba más o menos normalmente, hoy ninguno de los subsectores opera.

Hoy, por todo lo sucedido, la comunidad internacional observa a Cali con recelo. ¿Cree que ese atractivo para la inversión se echó a perder?

La suerte de las empresas está muy atada a la suerte de las personas. Cuando se cierran compañías que generaban empleos, los hogares pierden. Por ejemplo, la granja avícola más grande de Colombia (Huevos Kikes) que opera en el norte del Cauca no ha cerrado, pero (sus administradores) lo insinuaron.

Sin embargo, Invest Pacífic nos dice que muchos inversionistas que quieren llegar siguen firmes. Preocupan los cierres en la Carretera Panamericana en el norte del Cauca, una zona que genera mucho empleo para un departamento muy pobre gracias a los beneficios tributarios a las empresas, muchos de los cuales ya se han extinguido. Eso ahora no es suficiente para compensar la inestabilidad que enfrentan hoy las compañías allí establecidas. Igual ocurre con Buenaventura por los bloqueos recurrentes. Eso nos vuelve menos atractivos para la inversión.

¿Qué tanto retrocederá Cali por los daños a su infraestructura, a locales comerciales, vías y negocios en general?

En pobreza retrocedimos diez años, aunque en Cali ese indicador fue un poco mayor. Hay confianza, sin embargo este año habrá una recuperación porque la economía ha sufrido un efecto rebote. Pese a todo, estimamos hasta hoy que las pérdidas en valor agregado y producción son de $2,5 billones en la ciudad. Esos son casi tres puntos del PIB (Producto Interno Bruto). Para crecer al 7% y recuperar parte del terreno perdido tendremos que trabajar mucho.

Si las protestas siguen indefinidamente, ¿cuánto podría perder Cali en su imagen de ciudad deportiva, salsera, turística y cultural?

Lamentablemente la narrativa de estudiantes heroicos que se levantan contra el Gobierno es muy simplista y equivocada en América Latina, aunque tiene mucha acogida en el mundo entero porque somos un continente desigual. Los que llegan a Cali se van siempre encantados, y ojalá, que venga más gente para mostrar nuestras fortalezas. Esa diversidad que tenemos es la que a veces nos lleva a que sea más difícil ponernos de acuerdo, pero tendremos que trabajar más en nuestra imagen. Esperamos que algo bueno salga de todo esto.

¿El estallido en Cali es la acumulación de ese descontento porque nos olvidamos de los más pobres?

Uno puede ver a Colombia con el vaso medio lleno o medio vacío. Somos un país con muchas dificultades y de eso no es ajena Cali, aunque también hemos progresado.

Hay diversas razones para preocuparse por factores como la desigualdad, la pobreza y la violencia.

La pandemia exacerbó mucho de eso, lo cual nos alteró emocional y sicológicamente. Era un proceso no resuelto que la pandemia escondió y luego vino un año que revivió los problemas con creces.

¿Qué tan prioritario es lograr un gran acuerdo en materia de empleo, más que otras soluciones, para superar esta crisis?

El empleo es la mejor manera de transmitir riqueza a la sociedad. Y más ahora después de un año de pandemia cuando el desempleo se disparó.
Pero cuando se bloquea el funcionamiento empresarial la consecuencia es la pérdida de empleos.

Además, el cierre de compañías es una tragedia. Para que haya empleo se deben proteger las empresas.

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