ECONOMÍA
El dulce sabor que el 2022 le dejó al sector azucarero del Valle
Un dulce sabor dejó el 2022 para el sector azucarero
El balance en términos económicos, pero también de relacionamiento con las comunidades, fue bastante positivo, según la asociación Asocaña.
Si bien las condiciones climáticas se convirtieron en un verdadero reto en el 2022 para el sector azucarero debido a las intensas lluvias, lo cierto es que fue año que dejó un buen balance en términos económicos y sociales para la agroindustria de la caña.
Así lo dio a conocer Claudia Calero, presidenta de Asocaña, quien indicó que entre los meses de enero y noviembre de este año, se produjeron 21.137.926 toneladas de caña molida, lo que significó un incremento del 2 % respecto al mismo periodo de 2021, cuando la producción fue de 20.729.486 toneladas.
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La producción de azúcar también registró un aumento del 1,1 % hasta noviembre del 2022, cuando se produjeron 1.917.103 toneladas de azúcar, frente a las 1.897.104 toneladas del año pasado.
Asimismo, las ventas de azúcar a nivel nacional tuvieron un incremento del 1 %, al pasar de 1.343.281 toneladas entre enero y noviembre de 2021 a 1.357.084 toneladas para el mismo período de 2022.
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En materia de exportación, señaló que 573.869 toneladas de azúcar fueron enviadas a más de 60 destinos, que representa un incremento del 7,3 % frente a las exportaciones del 2021.
Sin embargo, Calero sostuvo que el clima ha sido uno de los retos más grandes a sortear, pues según afirmó, “hemos tenido uno de los años más lluviosos de la región de los últimos 30 años, por cuenta de un prolongado fenómeno de La Niña”.
Dijo también que las “lluvias torrenciales no solo han afectado el desarrollo normal de la cosecha sino también los rendimientos”.
Las afectaciones por las lluvias en el primer trimestre de 2022, así como entre octubre y noviembre, provocaron una disminución en la producción de bioetanol que cayó en un 12,5 %, pues mientras entre enero y noviembre de este año se produjeron 308 millones de litros, para el mismo período del año pasado la producción fue de 352 millones.
Por su parte, Guillermo Carvajal, gerente de Asuntos Corporativos del ingenio Riopaila Castilla, coincidió con Calero en el sentido de que el 2022 fue un año bastante retador en términos climáticos, en el que tuvieron unos trimestres muy afectados por el exceso de lluvias en determinadas zonas, que hicieron la operación más compleja.
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Agregó que, a pesar del clima, están llegando a un final de año con unos resultados bastantes positivos a nivel económico, aunque no solamente lograron incrementar sus resultados financieros con respecto al año pasado, sino también fortalecer y mantener todas sus actividades, incluso a nivel comunitario y ambiental, tanto con aliados y las comunidades con las cuales trabajan, como con la Fundación Caicedo González, Riopaila Castilla.
Entre tanto, Álvaro Valencia, cañicultor, anotó que desde hace tres años la región viene sufriendo un intenso invierno que afectó la producción de la caña de azúcar.
“El invierno no nos permitía sacar las cosechas a tiempo, además por la situación mundial, los fertilizantes no llegaban a tiempo y el alto precio del dólar encareció los insumos”, expresó.
Esta situación, aseguró, hizo que cayera la producción en un 30 %.
No obstante, recalcó que una de las enseñanzas que dejó el 2022 a los cañicultores es prever para el futuro. “Necesitamos suministros y bodegaje de fertilizantes porque dependemos de las importaciones; lo vimos en pandemia o cuando cierran la vía a Buenaventura, nos quedamos sin fertilizantes”, puntualizó.
Trabajo social permanente
En el tema social, Calero destacó algunas iniciativas que, con la marca Corazón de Caña, han desarrollado en los 50 municipios donde funciona la agroindustria de la caña.
Con Compromiso Rural, un programa para la generación de empleo y fortalecimiento de las economías locales que nació a mediados de 2021, se trazó la meta de crear 1500 empleos formales, así como el apoyo a emprendedores rurales de más de 30 municipios del Valle, Cauca y Risaralda.
Pero, a la fecha, esta iniciativa ha logrado la contratación de 1846 personas en empleos formales, en diferentes actividades de la cadena productiva.
Igualmente, gracias a una alianza público -privada entre Asocaña, ingenios y cultivadores afiliados, Procaña, Cenicaña, Sena e Icbf, más de 900 personas han participado en Compromiso Rural en procesos de formación y acompañamiento psicosocial. Adicionalmente, se viene dinamizando las economías locales con el fortalecimiento de emprendimientos rurales y la generación de espacios para facilitar la negociación directa entre productores y el consumidor final.
“El 2022 fue un año muy importante para el sector porque nos unimos ingenios y agricultores para darle a conocer al país la marca que nos representa y que esperamos, refleje el orgullo que sentimos por este sector quienes lo conocemos de cerca. Se trata de Corazón de Caña, un sello que habla del amor que esta agroindustria tiene por la tierra, la gente y sus comunidades”, puntualizó Calero.
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