Economía
¿Es mal negocio comprar un carro a crédito?
Como todo, tienes sus puntos a favor y en contra. Lo importante es entender cuáles son las posibilidades financieras personales.
Uno de los objetivos que muchas personas se fijan en sus vidas para la edad adulta, además de tener casa, viajes y demás, es sin duda comprar un carro. La comodidad, el estatus y la facilidad de ir a cualquier sitio cuando plazca son algunos de los beneficios de tener un medio de transporte propio como este.
Para algunas personas incluso se convierte en una necesidad, mientras otras lo ven como un lujo. La cuestión es que para aquellos que deciden dar el paso y adquirir un vehículo de este tipo, probablemente meditarán en ese camino cuál es la manera más rentable de comprarlo, viendo la opción del crédito como una posibilidad, lo cual tiene sus pros y sus contras.
En cuanto a lo positivo, lo primero que hay que tener en cuenta es que comprarlo con este mecanismo permitirá no generar un hueco financiero demasiado grande en el momento de recibir el carro. De hecho, en caso de que se tenga ahorrada una buena parte del valor total del auto, se podrá pagar una buena cuota inicial y conservar dinero para otro proyecto o alguna emergencia.
Asimismo, hará que se tenga un inmejorable y robusto historial crediticio, esto en el caso de que las cuotas se paguen a tiempo y no se caiga en mora. Un buen historial abrirá las puertas al deudor a nuevos créditos de altos montos, como los hipotecarios para la obtención de una vivienda nueva.
Por último, hay que señalar que la mayoría de estos créditos incluyen consigo un seguro que se paga con las mensualidades. Este puede variar entre ‘todo riesgo’ o algunos casos puntuales. Lo cierto es que, de esta manera, la entidad que entrega el crédito se asegura no perder el dinero en caso de que un accidente ocurra y el propietario del vehículo tendrá la posibilidad de costear las intervenciones que requiera el vehículo.
Sin embargo, así como lo bueno hay puntos malos. El primero de ellos, y el más obvio de todos, es que se pagará mucho más de lo que realmente cuesta el automóvil, esto debido al pago de los intereses. En varias ocasiones, incluso, se puede llegar a dar el doble del valor o incluso más.
A esto hay que sumarle que este bien sufrirá la depreciación mes a mes. Con solo salir del concesionario de la empresa fabricante, el auto ya pierde hasta un 27 % del valor comercial, lo que indica que pagarás más de lo que ya está costando al momento de usarlo y, además, no costará para nada un valor similar en caso de que se quiera venderlo a futuro.
Por último, y el ítem que más estrés puede generar en las personas, es sentirse atados y asfixiados por las cuotas mensuales. Si bien el vehículo puede ser pagado antes de tiempo con pagos a capital y cuotas más altas de las asignadas, sí es cierto que este es un compromiso que tardará años en saldarse y que estará cada día en la retina de su deudor, solamente comparable con la responsabilidad que se adquiere con créditos hipotecarios o de estudios.
Así las cosas, es bastante complejo determinar estrictamente si es bueno o malo comprar un carro a crédito. Lo cierto es que dependerá de las posibilidades de cada persona de poder costear o no un vehículo de contado, pero en caso de no poder hacerlo, la recomendación principal es adquirirlo con una cuota inicial del 50 %.
En casos mínimos, del 30 %, esto no solo permitirá disminuir en buena medida los valores de cada cuota mensual, sino que hará factible la aplicación de un crédito no mayor a 36 meses, lo que sin duda será una decisión inteligente financieramente hablando.
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